domingo, 25 de septiembre de 2016

CALAVERAS Y GRILLETES: EL MOTÍN DEL AMARGURA (I)

¡¡¡Vuelve la temporada rolera!!!

Y lo hace con una nueva crónica de Pathfinder. ¡Importante! ¡Aviso de SPOILER! Si no habéis jugado a la Senda de Aventuras CALAVERAS Y GRILLETES y queréis jugarla, no sigáis leyendo. Que os lo vais a destripar...

Seguimos bajo vuestra propia responsabilidad...

Los Grilletes son unas islas que forman parte de Golarion, el mundo en el que se desarrollan las aventuras del juego de rol Pathfinder, y en las que se encuentra una ambientación de juego sobre los clásicos piratas, como en las pelis de Errol Flynn, la Isla del Tesoro o Black Sails. Las Islas de los Grilletes se encuentran bajo el gobierno de una serie de piratas que se hacen llamar Los Capitanes Libres, dirigidos por el Rey del Huracán, un rey pirata que reside en la principal ciudad de los Grilletes, Puerto Peligro. 

Marco ha decidido que esta vez su personaje será Vanderlay d´Hermes, un joven aprendiz de bardo, de diez años, un niño de la calle que sueña con la riqueza y la gloria de los piratas, y que ya se ha colado en algunos viajes como polizón, lo que le ha llevado a Puerto Peligro. Paloma maneja a Evania, una Mediana Druida, procedente de una exótica isla, más acostumbrada a vivir en la naturaleza que a mezclarse con otras personas, y que había llegado a Puerto Peligro junto  a su familiar, un orangután llamado Trufa. Vicente ha pensado que esta vez quiere repartir ostias como panes, y lo ha hecho con una exploradora, Sarah Lark, con bastante mala leche y que tiene un concepto muy particular de lo que es satisfacer a los hombres. Carlos es esta vez un Alquimista humano, Balon Olli, ambicioso y orgulloso, procedente de una larga dinastía de piratas, y que está decidido a que ellos se conviertan en los antepasados de Balon Olli, y no al contrario. José Luis, que parece que va a seguir siendo el más exótico de los jugadores, maneja un ninja-no-oriental, llamado Kia Suen, que se ha apartado de su hermandad de asesinos en busca de su propia libertad. Y por último, Vero se ha puesto en la piel de una joven, Lucero, una Oráculo de las Olas, que perdió a su familia y que ha acudido en su búsqueda a Puerto Peligro, haciéndose pasar por un chico con el nombre de Echidna. 

Barnabas Harrigan, Capitán del Amargura


Todos ellos se encontraban por casualidad en la misma posada en la misma noche, y sin saberlo, coincidieron allí con el Maestro  Azotes, uno de los tripulantes del Amargura, el barco del infame capitán Barnabas Harrigan, que buscaba nuevos tripulantes. Tras pagar a los posaderos una buena cantidad de oro, Azotes consiguió que le ayudarán a drogar o emboscar a los personajes, que se encontraron al día siguiente recuperándose del efecto de las drogas que les habían deslizado en la comida y la bebida en el interior de un barco bajo la mirada del Maestro Azotes y seis de sus hombres. Vanderlay reconoció enseguida el Amargura como el navío de Harrigan, y tanto él como la mayoría de sus compañeros siguieron las órdenes de Azotes, aunque Sarah se mostró bastante reticente, Además, todo su equipo había desaparecido, convertido en botín del barco, y Trufas parecía no estar a bordo. 

En la cubierta principal del barco escucharon el discurso de "bienvenida" de Harrigan, que les informó que habían sido enrolados en el Amargura, y que quedaban bajo las órdenes de su Primer Oficial, el Señor Plugg. Plugg procedió a hacerse cargo de los nuevos reclutas, probando cómo se desenvolvían entre jarcias y aparejos, Sarah fue la más rápida a la hora de llegar al puesto del vigía, así que Plugg la envió con los aparejadores, mientras que Echidna pasaba a las cocinas, como ayudante de Tripas de Pez Kroope, el cocinero, un hombre gordo y borracho que la avisó de que el Amargura era auténtico veneno, mientras la enviaba luego a pescar. El resto fueron enviados a realizar diversas tareas de grumete: Balon tuvo que fregar la cubierta, Evania se ocupó de las pesadas cuerdas y cabos, y Vanderlay fue enviado a limpiar la sentina. Sarah tuvo varios problemas a la hora de realizar su labor entre las cuerdas, y en la sentina, un espacio oscuro y maloliente lleno de telarañas y agua salobre, el muchacho se encontró con un hombre encadenado que se hacía llamar Jakes y que rogaba clemencia, y que le liberaran. Tras despistar a sus compañeros de la sentina, Vanderlay consiguió averiguar que Jakes había sido pillado robando en el pañol de la intendente, la semiogra Grok Garganta Cortada, y que estaba cumpliendo su condena. En aquel momento, Vanderlay decidió que no podía hacer mucho, aunque pensó en volver más tarde para ayudar a Jakes, y en un rincón de la sentina, encontró una bolsa podrida con cincuenta monedas de oro que alguien había perdido allí.  

Cuando acabaron sus tareas, volvieron a reunirse en la cubierta principal, donde Harrigan les explicó que llegaba la Hora Sangrienta, el momento de los castigos. El castigo por el fallo de Sarah eran tres latigazos, pero ella se encaró con el capitán, que decidió que los recibiera con el látigo de nueve colas de Plugg. La exploradora empuñó los nudillos de cobre que había conseguido esconder, y se enfrentó al Primer Oficial y dos de los tripulantes, que finalmente la redujeron Harrigan permitió que Echidna la curara, pero determinó que al día siguiente, la mujer se pasaría doce horas en el sudadero como castigo. Después, llegó el momento del castigo de Jakes, que fue pasado por la quilla, lo que acabó con su vida, y siguiendo las órdenes de Harrigan, fue dejado como pasto para los tiburones.  Vanderlay acabó agotado, casi durmiéndose por las esquinas mientras, con la borrachera de Kroope, Echidna tenía que encargarse de repartir las raciones de ron y bizcocho de la tripulación, bajo la atenta mirada de Plugg y Azotes. Mientras cenaban, se acercó a ellos una mujer, que se presentó como Sandara Quinn, sacerdotisa de Besmara. Ella también había sido enrolada a la fuerza en el Amargura, y quería ayudar a los personajes. Y lo hizo, entregándoles el libro de fórmulas de Balon y uno de los wakizashi se Kia, explicándoles que había podido convencer a Grok de que se los entregara.

Siendo ya noche cerrada, fueron conducidos a la cubierta inferior, donde se encontraban los coys y las taquillas de la tripulación, y donde pasarían su primera noche en el Amargura...