Después de explorar el templo de I´jin, encontrando el cubo correspondiente a la diosa almiraj, los aventureros continuaron explorando Omu, siguiendo la avenida principal, completamente invadida por la bruma y la vegetación. No muy lejos del camino y ya pasado el mediodía, encontraron un campamento abandonado. Kellek identificó los restos de una vieja banderola como el símbolo de una compañía de aventureros, el Estandarte Amarillo, y el guerrero enano Musharib encontró en el interior de una de las tiendas una vieja carta, que parecía escrita por el líder de dicha compañía para uno de sus compañeros, señalando que en el norte de la ciudad se encontraba, marcada por un obelisco, la Tumba de los Nueve Dioses. Todos escucharon que alguien se acercaba al campamento, y se escondieron, pudiendo ver a un mago rojo de Thay escoltado por tres guerreros, pero el mago vio a Musharib, y antes de desaparecer, envió a sus guardaespaldas a por el enano. Mientras Leodithas permanecía escondido, Joehr y Jara se unieron a Musharib, respaldados por la magia de Kellek. Consiguieron acabar con los guerreros, pero enseguida el mago rojo desató sobre ellos una tormenta de hielo que les infringió serias heridas, aunque Kellek y Jara consiguieron evitar lo peor. Leodithas dirigió el ataque contra el mago rojo, que finalmente cayó muerto antes de poder realizar ninguna acción más.
Siguiendo el camino hacia el sur y ya con la noche sobre ellos, encontraron un espacio amurallado que mostraba rastros de una batalla, y tras explorarlo y acabar con una manada de chacales que estaba devorando a un grupo de cadáveres, encontraron un símbolo de Dendar, la Serpiente Nocturna a la que veneraban los Yuan-Ti y que según estos, devoraría el mundo. Además, entre los restos de un edificio medio derribado encontraron a un hombre que pedía ayuda, aplastado y medio muertos de sed, al que rescataron y ayudaron. Mientras acampaban entre los muros, el hombre se presentó como Orvex Ocrammar, escriba y traductor. Había llegado a la ciudad acompañando a los Magos Rojos de Thay que, como ya les había dicho Valindra Shadowmantle, buscaban el Almero en las ruinas de Omu, para lo cual tenían que encontrar el acceso a la Tumba de los Nueve Dioses; pero mientras los thayanos buscaban los santuarios, un grupo de Yuan-Ti habían atacado su refugio, matándolos a todos. Orvex se uniría a ellos para ayudarles a encontrar el resto de los cubos, y al día siguiente, después de descansar, continuarían explorando, dirigiéndose hacia la gran sima volcánica del suroeste de la ciudad, hacia donde según Orvex se habían dirigido algunos de los thayanos.
En el camino encontraron el Santuario de Urkh, otro de los Dioses de Omu, un caracol flagelo. En su templo, los aventureros tuvieron que hacer frente a varios ghast, para después intentar encontrar la llave para abrir el altar del dios embaucador. Musharib disparó una trampa situada en la concha del caracol, que lanzó ardientes rayos eléctricos sobre los aventureros, pero finalmente consiguieron encontrar la llave adecuada para abrir el altar, recuperando el cubo de Urkh. En su viaje hacia la sima, tuvieron que cruzar el río a través de un gran árbol derribado sobre el río, donde fueron emboscados por un cazador tabaxi, que hirió de gravedad a Joerh y Kellek, aunque finalmente entre todos pudieron acabar con él aprovechando los momentos en que disparaba y se movía para alcanzarle con sus ballestas, arcos y jabalinas. Exploraron la zona en busca del cadáver del tabaxi, encontrándolo ya entrada la noche y quedándose Jade con su arco y el veneno que llevaba, haciendo noche cerca del puente para dirigirse a la mañana siguiente hacia la sima y el templo que pensaban que había en la sima.
Cuando llegaron a la sima, interrumpieron un ritual en el que un grupo de vegepigmeos se disponían a sacrificar a un gung arrojándolo a la lava, pero los vegepigmeos huyeron asustados por el chwinga que se había desaparecido entre las barbas de Musharib, lo que permitió que pudieran liberar al gung, que se presentó como Imbok, el hijo número 183 del gran señor de los gung, Yorb, y que sin duda les recompensaría grandemente si le escoltaban hasta su refugio en el viejo santuario de Nangnang. Los aventureros aceptaron, dejando allí a Imbok antes de cruzar la sima para llegar al Santuario de Moa, aunque Musharib estuvo a punto de precipitarse al vacío y a una muerte cierta en la lava. Los aventureros se adentraron en el templo de Moa tras enfrentarse a varios jaculi, encontrando un nuevo relato del enfrentamiento entre Moa y Wongo, y dos cubos que parecían corresponderse con el que debía ser el cubo de Moa. Cuando Kellek cogió uno de los cubos, se activaron varias trampas: una docena de arqueros mecánicos y fosos llenos de limo verde. Mientras Kellek trataba de conseguir el cubo verdadero, que resultó ser una ilusión, Joehr y Leodithas trataron de escapar del templo, cayendo en las trampas, recibiendo heridas por el ácido, que además parecía devorar sus armaduras. Musharib cayó herido de gravedad por las flechas de los arqueros, y mientras Kellek continuaba intentando conseguir un cubo verdadero, Joehr y Leodithas salieron del templo. Jade llegó hasta Musharib, dándole una poción y cubriéndole con sus escudo para protegerle del ataque de los arqueros, y finalmente, el guerrero enano, la exploradora y el sacerdote pudieron reunirse con sus compañeros en el exterior, pero sin ningún cubo.
Sin duda, estaba ya en manos de los Hechiceros Rojos de Thay.