Entrevista con el vampiro by
Anne Rice
My rating:
5 of 5 stars
Bebe de mí y vivirás eternamente.
Bajo ese subtítulo se estrenó aquí en España, hace muchos años, la película Entrevista con el Vampiro, que para mí, fue la puerta de entrada a estas novelas. Estamos hablando del año 1994, yo estaba sumergido en Vampiro: La Mascarada, y bueno, la verdad es que la película me convenció lo suficiente como para lanzarme a leer los libros. Y una vez que entré en la literatura de Anne Rice, la verdad es que me enganché bastante y leí mucho.
2021 ha sido en general un año de mierda, pero una de las noticias de mierda que trajo el año fue precisamente el fallecimiento de la escritora Anne Rice, y después de saberlo y hablar un poco por aquí y por allá de sus obras, se me ocurrió que mi homenaje personal a la mujer que me ha dado horas y horas y horas de diversión durante años, debía ser volver al menos a las páginas de aquel primer libro, de aquel Entrevista con el Vampiro que había abierto las puertas del mundo a Louis, a Lestat o a Armand, personajes que para mí ya forman parte no solo de un ideario colectivo, sino de mi propia vida. Es verdad que la lista de lectura que tengo es amplia, y cada día parece crecer un poco más, pero en fin... ¿no se iba a merecer Anne Rice una parada en esta vorágine lectora?
Pues además de que se la merece, sin duda, no va a ser una parada, van a ser varias, porque voy a continuar con Lestat el Vampiro.
Así que bueno, ¿qué es Entrevista con el Vampiro? Como su nombre indica, Anne Rice inició sus novelas de vampiros con una sencilla conversación: dos hombres reunidos en la habitación de un hotel (creo que es en San Francisco), uno de ellos un periodista que entrevista a gente al azar y que en esta novela no tiene nombre (más adelante sabremos que se llama Daniel), y el otro es... pues un vampiro. Louis, el protagonista del relato, cuenta aquí su vida y su no vida. Cómo fueron sus días de juventud en la Nueva Orleáns de principios del XIX (Nueva Orleáns fue la ciudad en la que nació y vivió Anne Rice, y donde se van a desarrollar la mayor parte de sus novelas, como si fuera un personaje más de sus historias), cómo fue transformado en un vampiro por el que sería su padre en la oscuridad, el orgulloso y malvado Lestat, cómo formaría una disfuncional familia vampírica con la pequeña vampira, la terrible Claudia, atrapada para siempre en el cuerpo de una niña de cinco años, como explorarían los mitos de los vampiros centroeuropeos, donde conocerían a unos vampiros carentes prácticamente de mente, y como llegarían a París en los últimos años del siglo XIX, donde se encontrarían con el antiguo Armand, el vampiro más anciano del mundo, y su siniestro Teatro de los Vampiros.
Y leída muchos años después, la sensación que me ha dado Entrevista con el Vampiro es que es aún mejor de lo que recordaba. Y al mismo tiempo, en algunas partes, quizá peor. Pero lo bueno es tan bueno, que eclipsa lo malo. Y voy a empezar por esto, por lo que me ha parecido peor. Y es que hay algunas conversaciones en el tercio final de la novela entre Louis y Armand que te hacen querer darles un empujón a cada uno. Conversaciones de una gran profundidad filosófica, sí, pero que se hacen bastante cargantes en un momento en el que notas que el clímax de la novela está cerca, y solo se va dilatando con esas charlas interminables en las que se debate sobre lo vampírico y lo humano. Y que sin embargo, son parte indisociable del personaje de Louis, ese vampiro soñador que ha convertido de su humanidad su diferencia con sus pares, y su mayor debilidad en algo a lo que el resto de los vampiros no pueden evitar amar... u odiar.
¿Lo bueno? Pues todo lo demás. Y más aún si nos trasladamos a los primeros ochenta, los años en los que se publicó Entrevista con el Vampiro, que es una obra completamente gay friendly, por no decir abiertamente homosexual a pesar de la carencia de escenas de sexo, una historia turbadora y atrevida que hoy tendría posiblemente muchas etiquetas complicadas, en las que Anne Rice describe sin ambages el amor enfermizo entre Louis y la pequeña Claudia, el amor turbador entre Louis y Armand, el ansia posesiva y destructiva de Claudia por Lestat y Madeleine... Y es que en realidad Anne Rice escribe una obra de amor, muchas veces turbio, incontrolado, destructivo, pero que no deja de ser cautivante en la sensualidad de sus descripciones, de los vampiros como obras de arte vivientes, del ansia por alimentarse y matar como eufemismo arrastrado ya desde los tiempos del mismo Drácula de las relaciones sexuales... Un clímax que roza el homoerotismo en esas conversaciones entre Armand y Louis, en las que es evidente que ambos se desean, como compañeros intelectuales, como compañeros de vida, pero también como amantes, enamorados por completo el uno del otro, o al menos de la ilusión de lo que cree que es el otro.
En fin, una gozada de lectura en el fondo y en la forma que me ha animado a seguir disfrutando de la obra de Anne Rice... o mejor dicho, a seguir redisfrutando.
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