jueves, 14 de abril de 2011

DEMONIO: LA CAÍDA.


El último de los juegos que White Wolf puso en el mercado poco antes de cerrar lo que podríamos llamar “Mundo de Tinieblas 1.0” y uno de los más interesantes, fue Demonio: La Caida. Con un trasfondo teológico digno de un libro de estudios eclesiásticos, Demonio nos pone en la piel de un Elohim, uno de los ángeles caídos, encerrados en el Infierno durante milenios y que se han visto  ahora liberados tras la destrucción de las Tierras de las Sombras. Los Elohim, más conocidos como  Demonios, entidades espirituales, tomaron cuerpo, como antes habían hecho las nuevas Momias, los cuerpos de los rotos, los vacíos, los desamparados, para adaptarse a un mundo que un día construyeron y que ahora les es desconocido.
            Además de tener que hacer frente a su adaptación al mundo contemporáneo, los Elohim tienen que hacer frente a sus antiguos vínculos, no solo entre ellos, si no con los  antiguos demonios, conocidos  como Encadenados, que escaparon del Infierno en tiempos pretéritos y ahora son dueños de grandes poderes. Y además, se mueven en un mundo revolucionado, pues en el acontecimiento que abre Demonio, en la llamada Noche del Diablo tras un gran terremoto que destruyó buena parte  de Los Ángeles, el primero de los Elohim, Lucifer, el Portador  de Luz, hizo su aparición ante millones de mortales a través de las cámaras de televisión.
            Existen siete casas de Elohim, según las funciones que habían cumplido en la Creación del Mundo. La Primera Casa, los  Diablos (Namaru) eran los ángeles de la Luz y el poder; la Segunda Casa, los Azotes (Asharu) eran las criaturas de  la vida y el viento; la Tercera Casa, los Malefactores (Annunaki) eran los ángeles de la tierra y la artesanía; la Cuarta Casa, los Perversos (Neberu) eran los ángeles del tiempo y los astros; la Quinta Casa, los Corruptores (Lammasu) eran los ángeles de la seducción y el mar; la Sexta Casa, los Devoradores (Rabisu) eran los ángeles de la naturaleza y lo salvaje; y la Séptima Casa, los Verdugos (Halaku) eran los ángeles de la Muerte, la más oscura de las Casas.
            Demonio tuvo su fin, como el resto del Mundo de Tinieblas durante el evento llamado “El Tiempo del Juicio”, poco más de un año después de la publicación del juego, y ha sido uno de los pocos juegos que no tuvo “Versión 2.0”, probablemente a causa de su escaso éxito, y a que era un juego quizá con demasiadas complicaciones e implicaciones teológicas. Pero realmente, estamos ante el juego más interesante de leer de todo lo que White Wolf puso en la calle. Una lástima que tuviera tan poco éxito.

4 comentarios:

  1. Se te ha olvidado explicar que los humanos pueden darte palizas tremendas y que tocar a uno de ellos para matarlo no es tan fácil como suena.

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  2. Blandos?..pero si era un "poderoso" demonio que era capaz de convertirme en charco.....solo hicimos falta entre 1000 y 1500 corruptores para crear el Guadiana, mae miaaaaa

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