martes, 19 de julio de 2011

EL ÁNGEL PERDIDO

            Creo que no descubro América para nadie si digo que El Código DaVinci fue una revolución para el mundo de la literatura, no ya sólo a nivel de ventas sino de temática. A raíz del éxito de la obra de Dan Brown, saltaron a la primera línea de todas las estanterías de cualquier librería o centro comercial decenas y decenas de libros de temática religiosa. Peligrosos complots urdidos en el seno de la Iglesia, conspiraciones obra de cardenales o sectas, antiguas o modernas, de los más peculiares estilos y creencias, secretos que tenían que ver con las más antiguas creencias religiosas (especialmente relacionadas con la imagen de Cristo) y que iban desde los sorprendente a lo ridículo (recuerdo un libro… bueno, el nombre era algo así como “El Secreto del Grial” en el que identificaban a Moisés con Akenatón y luego lo vinculaban con el mito artúrico a través de la imagen de Lanzarote del Lago, convertido por obra del autor en personaje histórico…). Gracias a Dios, dentro de la avalancha de libros que surgieron a raíz de El Código DaVinci, los ha habido de diferente calidad, e incluso se ha aprovechado para reeditar libros anteriores mucho mejores que el propio éxito de Brown (a Assasini me remito, por ejemplo).
            Aunque esa marea parece haber retrocedido, aún hay libros que surgen aquí y allá que continúan dentro de la estela de este tipo de literatura, y a este tipo de libros pertenece el que hoy comentamos, El Ángel Perdido, de Javier Sierra. El libro llegó a mis manos en mi cumpleaños, regalo de mi hermano y de mi cuñada. Para aquellos que seguimos con cierto interés el mundo de lo “paranormal”, el nombre de Javier Sierra nos es tan familiar como ahora el de Íker Jiménez. Sierra ha colaborado en diferentes programas televisivos, ha dirigido durante varios años la revista “Más Allá de la Ciencia”, y ha escrito libros tan famosos como La Dama Azul, sobre la vida de Sor María Jesús de Ágreda, una monja con supuestos poderes de bilocación; o La Cena Secreta, sobre la ya mencionada figura del omnímodo Leonardo.
            En El Ángel Perdido Javier Sierra recurre prácticamente a la misma estructura que tuvo El Código DaVinci o Ángeles y Demonios. La trama se desarrolla en prácticamente una noche, y aunque se centra en un personaje principal (en este caso, Julia Álvarez, restauradora de El Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela y vidente), aporta la perspectiva de otros narradores (un agente del gobierno de Estados Unidos, un policía gallego que recuerda sospechosamente al inspector de El Código DaVinci…) en capítulos intermedios. La trama que Sierra desarrolla en esta novela tiene como idea principal la existencia del Diluvio y de la figura de Noé, o sus equivalentes en diferentes culturas, además de la posibilidad de “comunicarse” con Dios a través de unas piedras de extraños poderes y composición, las adamantas. A través de las páginas de esta novela, Sierra vincula el propio misticismo de la catedral de Santiago con las leyendas del Arca de Noé encallada en el Monte Ararat, pasando por el mito de los Nephilim (los hijos de ángeles y humanos), la religión yezidí (un culto real que se practica en algunas zonas entre Armenia y Turquía, especialmente en Mosul), al vidente de Isabel I de Inglaterra, John Dee y un puñado más de mitos y creencias, siempre dirigidas hacia la existencia de una comunicación viable con Dios y una serie de destrucciones de la humanidad ocurridas en diversas eras.
            El argumento no es exactamente original, y como ya os he dicho antes, la estructura e incluso el ritmo narrativo son muy cercanos al best-seller de Dan Brown, pero sería injusto no reconocer el mérito de Javier Sierra en esta novela. Y es que ha conseguido una narración coherente, interesante, y que tiene momentos en los que realmente engancha. Eso sí, el final es algo… no sé, decepcionante. Como si se hubiera deshinchado en las últimas páginas, y algo que parece que va a ser fragoroso, se queda en… bueno, en casi nada.
            En fin, ahora que viene el verano, si alguno quiere echarse a la mochila un libro sencillo, sin pretensiones y le gustó El Código DaVinci, este libro puede ser una buena opción.
            Los demás… mejor seguid buscando.

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