lunes, 28 de noviembre de 2011

CANCIÓN DE HIELO Y FUEGO: TIEMPO DE IRA (I)


                El eco de la voz del mensajero en la Sala del Trono de Hierro aún resonaba mientras los asistentes trataban de asimilar las palabras que habían escuchado. “Aguasdulces ha caído”. El Matarreyes había enviado la cabeza de Hoster Tully. Y el mensajero, el hombre que había recorrido las largas leguas desde Aguasdulces a Desembarco del Rey, se desmayó, completamente agotado. Qyburn y Rhoynar se disponían a atenderle cuando una criada entró, pálida, y habló con la Mano del Rey. De inmediado, Lord Stark ordenó a Fusk y a Rhoynar que siguieran a la criada, mientras Qyburn atendía al soldado de los Tully. Ordenando a Ser Uther permanecer allí para un consejo de guerra, Eddard pidió a Erwyn que acudiera a la residencia de los Merryweather. Quería a Tommen y Myrcella en la Fortaleza Roja. Erwyn ordenó al capitán de la guardia de los Aesirk, Percy Tormenta, que le acompañara, y juntos, se dirigieron hacia la mansión de los Merryweather.

                Fusk y Rhoynar se encontraron en la Sala de los Dragones, rodeados de cráneos de dragón, y en el suelo, rodeado de asustados criados, estaba Oweyn. De inmediato el maestre Rhoynar comenzaría a tratarle, pero además, encontrarían en el suelo una moneda de hierro con un lema en alto valyrio: “Valar morghulis”. Todos los Hombres Mueren, el lema de los Hombres Sin Rostro, los expertos asesinos bravoosi. Tras asegurarse de que no había rastros de veneno en la herida, Rhoynar y Fusk se apresuraron a llevar a Oweyn a sus habitaciones. Mientras, Erwyn y Percy descubrían que algo raro había pasado en la casa de los Merryweather. Todo parecía abandonado, como si hubieran salido corriendo. Mientras Percy acudía en busca de la guardia de la ciudad, Erwyn entraba en la casa, donde sería atacado por sorpresa por Russell Merryweather, mientras la pequeña Myrcella los observaba envuelta en lágrimas. El anciano Ser Russell imploró a Ser Erwyn que les permitiera huir, que debía poner a salvo a la Princesa, que se trataba sólo de una niña, pero Erwyn objetó que debía ser llevada a la Fortaleza Roja. Erwyn y Russell Merryweather trabarían combate, llevando la ventaja el anciano, aunque la aparición e intervención de Percy Tormenta permitiría finalmente a Erwyn acabar con la vida de Ser Russell, mientras Percy capturaba a la joven Myrcella, que, víctima de sus emociones, se había desmayado. No había rastro de Lady Taena Merryweather ni del joven Tommen. Erwyn, malherido, y Percy, regresaron junto a la cautiva Myrcella a la Fortaleza Roja. Rhoynar atendió las heridas de Erwyn, mientras Myrcella era entregada a Qyburn para que la encerrara en las mazmorras de la Torre de Maegor. En la sala del trono, Lord Renly y Ser Loras Tyrell hablaban de estrategias en torno a grandes mapas, pero hasta que no supieran exactamente qué había ocurrido con Aguasdulces, no podrían plantear ninguna estrategia. El maestre Rhoynar atendió al joven soldado de los Tully, y consiguió despertarle e interrogarle el tiempo suficiente para tener algo que contar al consejo de guerra. Al parecer, Ser Jaime Lannister había dirigido a su ejército desde el Piedracaida hasta rodear Aguasdulces, y la habían tomado a toda velocidad, utilizando máquinas de guerra y fuego valyrio. Lord Steffron Eld, señor de Torreblanca (y padre de Oweyn) había dirigido la carga contra los Lannister, ya que “había algo oscuro entre ellos… algo que enloqueció al señor de Torreblanca”, y aunque había caído ante el ejército del Matarreyes, había permitido que Lord Jon Umber y Lord Rickard Karstark crearan un pasillo que permitiera escapar a parte de los hombres de los Ríos y del Norte de la trampa en la que se había convertido Aguasdulces. Tanto Umber como Karstark habían caído, pero el Joven Lobo había conseguido huir hacia el norte, siguiendo la rivera del Forca Azul. Lord Edmure Tully había sido tomado como rehén, lord Hoster había sido ejecutado, y lady Catelyn Stark había desaparecido. Además, había rumores de que Gregor Clegane había acabado con Beric Dondarrion en las orillas del Forca Roja.

                El Maestre Rhoynar trasladó la información al consejo de guerra, y de inmediato, Lord Renly insistirá en poner en marcha los ejércitos de Altojardín, situados en Sotodeoro, pero Lord Stark pedirá precaución. El Perro y las Compañías Libres continuaban cercando Septo de Piedra,  y si lo toman, tendrán abierto el camino hacia Harrenhal y el corazón del Tridente. Con Aguasdulces en manos de los Lannister, el Forca Azul se había perdido prácticamente, y Robb tendría que concentrar sus ejércitos más al norte, entre Varamar y los Gemelos. Fusk sugeriría pedir refuerzos al Valle de Arryn, y Eddard aceptaría. Quizá con Meñique en Dorne y Fusk en el Nido de Águilas, podría atraer al lado de Renly a los reinos que aún permanecían neutrales.  Finalmente, Renly aceptaría el consejo de la Mano, y pospondrían la reunión, convocando Lord Stark una reunión de todos los presentes en el Bosque de Dioses de la Fortaleza Roja al amanecer. Antes de retirarse, le diría a Ser Uther que llevara la capa de su familia.

                Con el amanecer, el maestre Rhoynar acudió a revisar las heridas de Oweyn y Erwyn, vendándoles de forma que pudieran acudir a la reunión en el Bosque de los Dioses. Cuando llegaron allí, se encontraron con que Eddard Stark estaba ya allí, arrodillado ante el arciano, rezando. Y así seguiría largo rato, mientras acudían el resto de los “invitados”. Lord Renly, Sansa, Ser Loras, Mace Tyrell, Margaery Tyrell, Lady Olenna Tyrell, Lord Paxter Redwyne,  la Guardia del Arco Iris, Ser Janos Slynt, el Septón Supremo… Finalmente, el pequeño Bosque de Dioses estuvo lleno, y había cierta inquietud entre los presentes, muchos de ellos incómodos por la religión que la Mano profesaba. Si había algo importante que decir, debía hacerse en un septo, ante la mirada de los Siete, no allí, en un bosque. A pesar de que aún era verano, el viento de la mañana era fresco, y había ribetes de escarcha en las hojas rojas del arciano. Finalmente, Eddard Stark se incorporó, y el Maestre Qyburn hizo su aparición, llevando con él a la joven Myrcella, encadenada. “Los dioses hablan con claridad”, dijo Lord Stark, mientras Renly asentía y Ser Loras Tyrell sonreía, al parecer encantado ante la posibilidad del estallido de la guerra. “Es el tiempo de la ira. Creíamos que los Lannister terminarían aceptando la verdad, que sus herederos son hijos del incesto y la maldad. Pero no han doblado la rodilla. Siguen proclamando que somos usurpadores, que el legítimo rey en el Trono de Hierro debe ser esa hiena, Joffrey Lannister. Hemos jurado que no lo será. Y volvemos a jurarlo, ante los Sagrados Dioses”. Eddard miró a todos los asistentes, y estos comenzaron a hincar la rodilla. Muchos sureños lo hicieron incómodos, pero incluso el Septon Supremo acabó inclinándose ante el rey Renly y el arciano. Qyburn se limitó a empujar a Myrcella al suelo, para que la niña cayera de rodillas.  “Volvemos a jurar lealtad al único rey legítimo del Trono de Hierro, Renly Baratheon, Señor de los Primeros Hombres,  de los Rhoynar y los Ándalos, rey de los Siete Reinos y protector del Reino. Juramos”. Todo el mundo respondió a la Mano, aunque muchos de ellos incómodos, ya que el testigo del juramento siempre debía ser el Padre, no un árbol. . “Los Lannister nos han enviado un mensaje”, dijo Ned, y Renly asintió. “Majestad, ¿cómo debemos responder?”. “Con contundencia”, afirmó Renly, y Ned asintió, acercándose a Renly y dejando su espada en manos del rey. Este le miró sorprendido, y respondió a Eddard : “¿Yo?”, preguntó, “¿Cómo voy a hacerlo yo? Debo nombrar una Justicia del Rey… lord Janos Slynt…”. “Es vuestro reino el que hay que proteger, lord Renly. La Justicia del Rey siempre ha sido la respuesta de un cobarde. Si un hombre toma una decisión, debe llevarla a cabo por su propia mano”.

                Renly se acercó a Myrcella mientras Sansa y Margaery eran apartadas por la Guardia del Arco Iris, y el Maestre Rhoynar se incorporó. Fue el único de los presentes en oponerse a lo que allí estaba ocurriendo, pero lord Eddard desechó sus argumentos, diciendo que los Lannister habían iniciado la guerra, y ahora, ellos tenían que ponerle fin. Y Renly dejó caer la espada sobre el cuello de la joven Myrcella, cuya sangre salpicó la hierba a sus pies y la corteza blanca del arciano. Erwyn se marchó inmediatamente del lugar, mientras, tras retirar el cuerpo muerto de la joven para entregarlo a las Hermanas Silenciosas, el propio Lord Renly llamó ante él a Fusk, nombrándole caballero, en el previo a lo que tenía que ocurrir. Rayra Bolton, estremecida por lo que había ocurrido, estaba en el Bosque de Dioses, y fue conducida ante Lord Stark, que llamó a Uther Aesirk. Uther presentó a Fusk ante los dioses, para ser unido en matrimonio con Lady Rayra Bolton. Ambos intercambiaron sus capas, y quedaron unidos en matrimonio.

                Tras la siniestra boda, se celebró un banquete no menos ominoso. Erwyn permaneció recluido en sus aposentos, aunque el Maestre Rhoynar trató de hablar con él. Sin embargo, Erwyn era consciente de que él mismo había entregado a Myrcella a Eddard, sellando así la muerte de la muchacha, y probablemente la muerte de Edmure Tully, rehén de los Lannister. Además, Rhoynar, tras examinar sin ser visto los aposentos del Maestre Qyburn, encontrando algunos libros prohibidos por la Ciudadela, finalmente acudió junto a Oweyn, para informarle de la muerte de su padre en Aguasdulces. Finalmente, llegó el momento del encamamiento, Percy y Uther participaron junto al resto de los hombres en llevar y desnudar a Rayra, mientras las mujeres de la corte, hacían lo propio con Fusk, ahora convertido por matrimonio en Lord Fusk, señor de Bastión del Miedo. Finalmente, ambos se encontraron solos en la habitación, desnudos y poco contentos con la situación. Rayra Bolton estaba tan poco de acuerdo con aquella boda como Fusk, aunque no estaba dispuesta a desobedecer a Lord Stark. Sabía que Fusk se dirigiría al Valle de Arryn, pero ella prefería dirigirse directamente a sus dominios de Bastión del Miedo, aunque su camino discurriría juntos por algún tiempo. Tras una conversación, finalmente, Rayra y Fusk decidieron que, ya que estaban en esa situación, lo mejor que podían hacer era disfrutar de ella.

                Con el anochecer, Lord Stark ordenó a Rhoynar que reuniera a los miembros de la familia Aesirk, se iba a celebrar el consejo de guerra. Uther y Percy estaban coherentemente sobrios, y Erwyn se negó a acudir, argumentando que sus heridas se lo impedían. Rhoynar incluso acudió a buscar a Fusk, y lady Rayra trató de seducirle, aunque el Maestre consiguió resistirse, al menos de momento. Todos se reunieron con el resto de los participantes en la Sala del Trono de Hierro, junto al resto de los invitados. Meñique buscaría la alianza de Dorne, y Fusk la del Valle de la Luna, viaje en el que le acompañaría el Maestre Rhoynar. Fusk además, sugeriría la contratación de compañías mercenarias, al igual que estaba haciendo Tywin Lannister, con lo que Lord Renly estaría de acuerdo. Las armadas del Rejo y Bastión de Tormentas se dirigirían a Rocadragón para asediar a Stannis (pese a que Uther intervino para dejar claro que opinaba que su objetivo principal debían ser los Lannister). Lord Stark además había enviado a su protegido, Theon Greyjoy, a las Islas del Hierro, para conseguir el apoyo de los Hombres del Hierro y que atacasen Roca Casterly. Mientras, los hombres del Dominio se dividirían en dos ejércitos. Uno, dirigido por Randall Tarly, penetraría en las tierras de los Lannister, tratando de alcanzar Refugio de Plata. El segundo y principal, iría dirigido por Loras Tyrell, y se dirigiría a Septo de Piedra, para proteger la cabecera del Aguasnegras y bloquear a los Lannister en el Tridente. Uther dijo que él y los suyos se unirían al ejército de Loras Tyrell, en dirección a Septo de Piedra.
Aquella misma noche, tras la reunión, y después de averiguar todo lo que se había hablado de boca de Percy Tormenta, Erwyn Aesirk tomó una tercera opción. El ejército de Robb se había dirigido hacia el norte de la tierra de los Ríos, hacia Varamar y los Gemelos… y su madre, era una Frey. Mientras Uther y Oweyn acompañaban a los ejércitos de los Tyrell hacia Septo de Piedra, y Fusk y Rhoynar viajaban hasta el Valle de Arryn, Percy y Erwyn se dirigirían a Varamar, para descubrir cuál había sido el destino de Lord Ulryk. Cuando todos se dispersaron, Lord Eddard convocó a Uther, y le hizo entrega de una caja. Dentro, estaba la cabeza embreada de la joven Myrcella, para que se la entregaran al Matarreyes. “Decidle a los Lannister que esto es lo que les espera si no se rinden inmediatamente ante el Trono de Hierro. Decidle al Matarreyes que hemos matado a su hermana y a su hija, que acabaremos también con su hermano, sus hijos, su padre, sus tíos y primos… que borraremos la Casa Lannister de la faz de Poniente, como ellos hicieron en Castamere. Decidles que nuestros juglares cantarán Cómo el Lobo devoró al León”. Uther aceptó, sabiendo que aquello les llevaría más allá de Septo de Piedra, hasta Aguasdulces. A la mañana siguiente, mientras Fusk y Rhoynar se preparaban para partir, recibieron la visita de un niño con un mensaje para ellos. “Lord Varys quiere veros”. Fusk y Rhoynar siguieron al niño hasta un burdel situado en el Lecho de Pulgas, donde una prostituta, Alayaya, les condujo a una habitación donde Varys les esperaba, vestido de panadero. La propuesta de Varys era sencilla. Desde hacía tiempo, no sabía nada de lo que ocurría en el Nido de Águilas, y necesitaba “pajaritos” en el interior del Valle. Esperaba que ellos pudieran ser sus “pajaritos”. Fusk se negó, pero Rhoynar aceptó, afirmando que Varys también tendría que informarlos a ellos. La Araña aceptó, haciendo un comentario sobre lo curioso que era que todos los ojos en aquel momento se volvieran hacia el Nido de Águilas, cuando la gran incógnita era Dorne. Una alianza entre los Martell y los Lannister era algo improbable, debido a lo que los hombres de Tywin Lannister le hicieron a la Princesa Elia y a sus hijos, pero Varys sospechaba que tampoco estarían dispuestos a llegar a algún acuerdo con un Stark. Rhoynar, extrañado, preguntó por qué, y Varys, de forma enigmática, respondió que deberían recordar el Torneo de Harrenhal y a Ashara Dayne…

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