Aprovechando estos días tan hogareños y familiares, y tras convencer a Santi para que viniera conmigo, hicimos una visita al cine para ver uno de los estrenos de temporada: Immortals, un épico trabajo de los productores de 300 y dirigida por Tarsem Singh, el que fuera el director de la peculiar The Cell, protagonizada por Jennifer López.
Bueno, la publicidad de Immortals nos ha vendido una película de acción, y ha hecho especial énfasis en sus paralelismos con la ya mencionada 300. La verdad es que la publicidad no había colado, y por suerte, no me esperaba ver algo parecido a la mítica 300. Pero sí que parecía una película entretenida, con unos efectos especiales aceptables, un reparto majete… y con una buena cantidad de carne por metro de cinta, así que… ¿Por qué no?
El argumento de Immortals es bastante sencillo. Resulta que hace mucho tiempo, antes de que el hombre pisara la tierra, los Dioses y los Titanes se dieron de ostias en los cielos (la Titanomaquia de la mitología clásica), venciendo los Dioses gracias a una creación de Ares, el Arco de Epiro (esto es cosa de la peli), y encerrando a los Titanes en una caja, dentro de la que muerden unas barras, que a su vez esconden dentro del monte Tártaro, para que los Titanes no escapen nunca. Pero claro, las cosas que no deben pasar nunca, terminan pasando, y en Immortals, vemos como Hiperión, rey de los Heráclidas, por motivos que no quedan muy claros (se supone que tienen que ver con que su mujer y sus hijos murieron por una enfermedad y los dioses no hicieron caso a sus plegarias) decide conquistar a los Helenos y liberar a los Titanes para que destruyan a los Dioses. Y en el camino, se va cargando todo lo que se encuentra, en la mejor tradición del rey conquistador y destructor. Pero claro, los Helenos tienen a su propio héroe para hacer frente a Hiperión, y se trata de Teseo, el legendario vencedor del Minotauro, hijo de Egeo y Etra, y según los mitos, fundador de Atenas, además de protagonista de una buena parte de los mitos griegos y de las tragedias clásicas. Sólo que aquí Teseo es un bastardo que vive en una pequeña aldea marítima, cercana a un santuario laberíntico, educado por un anciano que, por supuesto, no es ni más ni menos que Zeus. Con todo esto sobre el tablero, es obvio que Immortals relata el enfrentamiento entre Teseo e Hiperión, como representantes de la lucha mítica entre Dioses y Titanes, con la sibila Fedra como figura femenina de relevancia en la historia, y en la que, por supuesto Teseo cuenta con la ayuda de un ladrón que le da las réplicas humorísticas para que el héroe no parezca tan soso y heróico, Stavros.
Y este es el planteamiento con el que se desarrolla Immortals. Las dos facciones corren tras el Arco de Epiro, con numerosas escenas de batalla y mucha sangre derramada, a través de unos escenarios que supuestamente aluden a la Grecia Mítica pero que son completamente fantásticos, y que bien pueden ser el Tártaro o Mordor. Y no hay mucho más, la verdad. O sea, la película es completamente previsible, sin giros argumentales, con la base de todo depositada en la acción (muchas escenas de acción y bastante chulas, todo sea dicho) y algunos vahídos filosóficos un poquito fuera de lugar, pero que supongo que trataban de darle más profundidad a la película, hablando de lo Divino y lo Humano… pero no lo consiguen. Si alguno espera encontrar referencias a la figura mítica de Teseo, que lo olvide, la idea de la que parte Immortals es algo así como “esto es lo que pasó de verdad y sobre esto se construyó la leyenda”. El Minotauro queda reducido a un malote con una máscara de toro y una maza grande al que Teseo se enfrenta en el santuario laberíntico que le pilla al lado de casa, y bueno, como dice mi amigo Luis, se llaman Teseo e Hiperión como podían haberse llamado Nobita y Doraemon. Los parecidos con los Teseo e Hiperión de la mitología clásica son puramente tangenciales. Como he mencionado antes, la fotografía es bastante chula, y también merece una mención el vestuario y la iconografía. Los seguidores de Hiperión, los Heráclidas, son exactamente iguales a los persas de Jerjes en 300, son “malos” de peli, básicos, los típicos sicarios en una corte decadente donde las cicatrices y la mutilación están a la orden del día. Los Titanes también son modelo, es decir, todos iguales. Pero los dioses del Olimpo… cuerpazos, armaduras doradas personalizadas rollo caballeros del Zodíaco, cada uno con su arma… ¡y de plasticazo! Creo que es algo que podrían haberse currado más… no la estética, que mola (Apolo con el yelmo con los rayos de sol, Poseidón son el tridente y un yelmo en el que muestra conchas marinas), sino el material del que las hacen, que quedan un poco raras en los primeros planos.
En cuanto al reparto, pues salvo Mickey Rourke, que interpreta al malvado Hiperión (y que tampoco es que despunte, que es un malvado muy malvado… y muy básicamente malvado), el resto de los protagonistas están cogidos más por la cantidad de abdominales a exponer en una pantalla donde todos visten de griegos. Henry Cavill (el futuro Superman, y que cuenta en su hacer con el papel de Charles Brandon, duque de Suffolk, amigo íntimo de Enrique VIII en la serie Los Tudor) es el encargado de traernos a un Teseo acorde a nuestros tiempos, serio y heroico; y haciendo pareja con Fedra, interpretada por Freida Pinto, la protagonista de la oscarizada Slumdog Millionaire. El ladrón Stavros ha caído en las manos de Stephen Dorf, que vuelve al cine tras una larga temporada desaparecido, en el que quizá sea uno de los papeles más agradecidos de la película, y mostrando los que quizá sean los mejores oblícuos de la historia del cine. Y en cuanto al Olimpo, directamente podríamos hablar de desfile de modelos. Luke Evans (que ha hecho de Aramis en la última versión de Los Tres Mosqueteros y que hará de Bardo en El Hobbit) interpreta a Zeus, que nos demuestra que, siendo un Dios, ¿por qué quedarse como un anciano barbudo cuando se puede lucir cuerpazo (salvo cuando hace de anciano sabio para Teseo, momento en el que Zeus es interpretado por el solvente John Hurt, al que hemos visto en Los Crímenes de Oxford, por ejemplo). Poseidón es Kellan Lutz, modelo de Calvin Klein y uno de los secundarios de la Saga Crepúsculo, donde encarna a Emmett Cullen. El televisivo Corey Sevier es Apolo; Steve Byers, al que los más frikis ya conocemos por interpretar a Desaad en Smallville es Hércules; y el lado femenino lo pone una preciosa Isabel Lucas, que encarna a una Atenea más peleona que sabia.
En fin, tenemos en los cines una película dominguera, sin pretensiones más allá que entretener y lucir músculo, pero que se deja ver y con la que pasar un rato agradable, sin más.
Yo tampoco le he visto tanto parecido con 300 (y gracias, porque no puedo con la de Snyder)
ResponderEliminarY a pesar de que es la Grecia clásica peor ambientada de la historia, y toda la película es una tontada muy gorda, inexplicablemente me ha gustado. Y a tope con esos dioses cachas! Y con Atenea, que me tiene enamorado, aparece dos veces y se come a la pesada de Freida Pinto.
Es que como argumento, una mierda... pero para ver carnaza, macho, está de puta madre.
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