martes, 13 de marzo de 2012

SUPERMAN: EL ANILLO NEGRO


                Con todo el jaleo que han tenido en los últimos años las colecciones de Superman y con el mayor de todos los héroes paseándose a pie por buena parte de Estados Unidos para ver el mundo en la cuestionable etapa de Straczynski (otro día si eso ya hablamos de “Con los pies en el suelo”), y puesto que con el paseo del gran boy scout, Action Comics, la serie madre del héroe de Krypton se quedaba sin protagonista, el británico Paul Cornell decidió poner al frente de la serie al mayor enemigo de Superman, ni más ni menos que a Lex Luthor.


                Cornell parte de una concepción de la historia bastante original, que se asienta en los sucesos de La Noche Más Oscura. Durante esta saga, pudimos ver como la ambición de Luthor le hacia merecedor de uno de los duplicados de los anillos del Espectro Emocional, el Naranja de la Avaricia, lo que ya en su día le costó un duro enfrentamiento con Larfleeze, ya sabéis… ¡ES MIO! Pasados ya los acontecimientos de La Noche Más Oscura y de todo lo relacionado con Nuevo Krypton, nos encontramos con que Lex Luthor se pregunta qué ha ocurrido con toda la energía generada por los Anillos Negros. La búsqueda de esa fuente de poder, el generado por los anillos negros, que al parecer se ha reunido en una serie de esferas negras repartidas por el universo y la propia Tierra, es el argumento de El Anillo Negro.

                Y… bueno, en algún momento de la historia (creo que en la segunda página o la tercera), a Cornell se le va de las manos. Las explicaciones de por qué ocurre lo que ocurre están traídas por los pelos, y a pesar de que recurre a un gran número de invitados (Mister Mente, Vandal Savage, los Seis Secretos, el propio Joker, Brainiac, incluso, en esa reincorporación de los personajes de Vértigo a DC, Muerte de los Eternos) el británico no consigue hacerlos atractivos… pero es que tampoco consigue que resulte interesante el propio Lex Luthor, con todo lo que ese personaje tiene que dar.


                La historia se convierte en una especie de gynkana en la que Lex y su androide Lois Lane recorren la Tierra en busca de las bolas negras, que resultan ser obra de un ser extradimensional procedente de la Zona Fantasma… En fin, que vincula algo propio del universo Green Lantern con algo propio del universo Superman, y de una forma que está bastante traída por los pelos.

                En fin, una lectura prescindible, sólo para auténticos fans de Superman a los que les sobre el tiempo y el dinero…

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