martes, 6 de marzo de 2012

TEMPLARIOS: CRUZADOS


                La paz no es del gusto de todos, y eso es algo que Robyn Young sabe y ha aprovechado muy bien para lanzar el desarrollo de su segunda novela de la trilogía que dedica a los Templarios, el Ánima Templi y la vida del protagonista de sus novelas, Will Campbell. Al final de Hermandad, nos encontrábamos con que musulmanes y cristianos de Tierra Santa llegaban a un acuerdo, un pacto de paz, inspirado por el Ánima Templi y por los hombres que, como el emir Kalawun, también creen en la paz dentro de los Mamelucos.

                Cuando comienza Cruzados, han pasado varios años desde la toma de Antioquía por parte de los Mamelucos, y la situación se ha estancado en los tres bandos que pugnan por Tierra Santa. Por un lado los cristianos, carentes del empuje de una nueva cruzada, siguen confinados a su rincón, con su capital en San Juan de Acre. Por otro, los Mongoles tratan de agitar la situación desde su posición en Anatolia y Persia. Y por otro, los Mamelucos liderados por Baybars continúen siendo casi hegemónicos en la región, pero los consejos del emir Qalawun y el miedo a una alianza entre Mongoles y Cristianos, hace que estos también mantengan su parte de la tregua.

                Como he dicho al principio, la paz no es del gusto de todos, y eran demasiadas las facciones que se movían en el Próximo Oriente Medieval como para que esta durase mucho. Los Templarios se enfrentaban a los Hospitalarios y a los Teutones. Los mercaderes venecianos lo hacían con pisanos y genoveses. El propio trono de Jerusalén se disputaba entre el rey Hugo de Chipre y el príncipe Carlos de Anjou, cada uno con sus detractores y aliados. Y en el Islam, los conflictos entre la oficialidad sunita de los Mamelucos y los Chiíes aún presentes en varias zonas de Turquía y Siria, eran aún incluso más profundos que los que enfrentaban a los latinos. Con un tapiz así, no es de extrañar que en Cruzados, Robyn Young se meta de lleno en el mundo de las intrigas cortesanas, alejándose del aire detectivesco que tenía Hermandad, con la búsqueda del Libro del Grial, para centrarse en enfrentamientos y cambios políticos. Con la paz en Tierra Santa, varios mercaderes asentados en Acre, comienzan a ver como sus ganancias disminuyen drásticamente, las Órdenes Militares ya no requieren de caballos, armaduras o armas, y la prohibición de Baybars de comerciar con los cristianos, hace que otros mercados, como el de esclavos, se tambaleen. Y serán estos mercaderes, aliados con aquellos que buscan provocar una nueva cruzada o vengarse del dominio suní los que trazarán un plan que podría lanzar a la guerra indiscriminada a Cristianos y Musulmanes: robar la Piedra Negra de La Kaaba, en la Ciudad Santa de La Meca.

                El templario Will Campbell, junto a sus aliados del Ánima Templi; y el emir Kalawun, dentro de la Corte de los Mamelucos, intentarán evitar que esto suceda, en una misión que parece imposible pero que no tienen más remedio que cumplir si no quieren que todo por lo que han luchado, desaparezca en el fuego de la batalla. Y mientras esto ocurre, la esperanza de todos, el hijo de Baybars, Baraka Kan, tutelado por Kalawun y que debía ser el sultán de la paz, parece no estar a la altura de lo que se espera de él… ni mucho menos.

                Con Cruzada, Robyn Young consigue una obra redonda, mucho más completa y mejor desarrollada que Hermandad, con un ritmo desenfrenado que atrapa al lector desde el principio, y que mezcla de forma intrigante muchas tramas y temas, envolviéndonos capa tras capa en uno de los periodos más interesantes de la Historia. Quizá el fallo del libro sea la superposición de la trama a los personajes. Si en Hermandad veíamos que por ejemplo, Garin de Lyons era un personaje perfectamente tratado, en Cruzados vemos que se tiende a crear unas impresiones más maniqueas de los personajes. Salvo Baybars, al que consigue dar cierta profundidad, en los demás, los buenos son buenos, y los malos malos. El verdadero peso de la novela recae sobre los giros argumentales, no sobre la evolución de los personajes.

                En fin, un libro muy entretenido, y sobre todo, un intento de acercarse de forma lo más veraz posible a la situación de Tierra Santa en el último cuarto del siglo XIII, al fascinante mundo de los Cruzados, los Mamelucos y las Órdenes Militares.

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