Y
seguimos viendo como en DC van cerrando tramas y colecciones de cara a la
limpieza y reforma general que llegará después de Flashpoint (y ya queda
realmente poco, que el último número de esta serie llegará ahora en Abril), y
ha llegado de el momento de comentar otra de esas series que ha estado dando
bandazos hacia un lado y hacia otro desde Crisis
Infinita hasta el mismo día de su cierre. Hoy, toca hablar de la más
representativa heroína de DC, Diana de Themyscira, a la que todos conocemos
mejor como Wonder Woman.
Desde
que Greg Rucka convirtiera a Wonder Woman en una asesina (así de crudo) en la
que probablemente sea la escena más controvertida de todo lo relacionado con Crisis Infinita, y tras Un Año Después,
parecía que nadie sabía muy bien qué hacer con la Amazona. Fue Allan Heinberg
el encargado de hacerse con la serie de Wonder Woman, y el inconstante autor,
más enredado con sus proyectos televisivos que con los escritos, quien se llevó
el gato al agua, aunque lo hizo tirando balones fuera y convirtiendo a Donna
Troy en Wonder Woman, de modo que no tenía que enfocar las consecuencias de las
acciones de Diana. Su inconstancia haría que el paso de Heinberg fuera efímero,
siendo sustituido por Gail Simone, que volvió a convertir a Diana en la
protagonista de Wonder Woman, en una etapa bastante interesante pero que fue
poco valorada por el público en general, y eso que los argumentos estaban
bastante currados, y contó con un buen apartado gráfico. Además, los
secundarios molaban. Pero como he dicho, las ventas no acompañaron, y entonces,
llegó Straczynski y anunció que iba a relanzar el propio concepto de Wonder
Woman.
La
verdad es que la presencia de Straczynski en DC no deja de ser curiosa. Los
comentarios del propio autor y todas las noticias que circularon cuando
abandonó la Casa de las Ideas, indicaban que se iba porque Quesada se inmiscuía
demasiado en sus argumentos, siendo Asedio
el último martillazo que recibía el ataúd del vínculo entre Marvel y el
guionista. DC … bueno, no se ha caracterizado exactamente por permitir a sus
autores una gran libertad, y de hecho, ya he comentado por aquí alguna vez que
tengo la impresión de que muchas etapas o colecciones no han podido terminar de
despegar al verse atrapadas en un crossover tras otro. Pero en fin, Strac
aterrizaba en la Distinguida Competencia y lo hacía en dos series emblemáticas:
Superman y Wonder Woman. Y en este segundo título… pues pasó lo que tenía que
pasar. Strac, que últimamente va dejando las cosas a medias, dejó su etapa a
medias, recalando la responsabilidad de concluirla en Phil Hester… y la verdad
es que aun basándose en los argumentos de J.M, Hester ha tenido todo un
papelón.
Probablemente
ignorante del gigantesco reboot que se acercaba por el horizonte, Straczynski
planteó su propio relanzamiento desde cero de Wonder Woman, aprovechando para
ello lo ocurrido durante El Día Más Brillante, en el que Maxwell Lord borra
existencia de la memoria del mundo. Algo parecido parece haber ocurrido con
Diana al principio de la etapa de Straczynski. Bueno, con Diana y con todo lo
que la rodea. Nadie recuerda a Wonder Woman, y tanto ella como su entorno se
han vuelto bruscamente más urbanos, más contemporáneos. El toque clásico de las
Amazonas está ahí, pero diluido. Hay recuerdos de Themyscira, historias de su
caída y de como las Amazonas se escondieron entre los humanos, y además, pronto
queda claro que esto no es ninguna realidad paralela, sino nuestro mundo DC,
aquel en el que Superman está con los pies en el suelo y Batman preparando su
Batman Inc. Y lo cierto es que a mi, personalmente, consiguió despertarme el
gusanillo de la curiosidad. ¿Qué demonios había pasado? Han sido dos tomos en
España los dedicados a contarlo, uno de Planeta y otro de ECC, reuniendo los
números 600 a 614, y al final… Pues al final puedo decir que la historia ha
estado bastante bien. Strac se arriesgó bastante al cambiar todo lo relacionado
con Wonder Woman radicalmente, y lo que creó alrededor de Diana fue un mundo
muy llamativo al que los lápices de Don Kramer han sabido dar los trazos adecuados
de realismo y épica. A lo largo del a historia, descubrimos que hay recuerdos
de la antigua existencia de Diana repartidos por el mundo, y que una antigua
triple deidad celta venida a menos, la Morrigan, parece ser el enemigo al que
Diana se enfrenta (y lo veo bien, la verdad, que estaba esperando la aparición
de Circe en cualquier momento y me estaba llevando ya las manos a la cabeza).
Como he dicho antes, es Phil Hester quien ha tenido que poner fin a esta Odisea, y lo hace de un modo bastante
apañado, recurriendo además a algo que en DC parecen estar decididos a potenciar:
la imagen icónica de la trinidad, Superman, Batman y Superman.
Pero
en fin, todo esto ha quedado reducido a una historia más, barrida por el
tsunami que vendrá, el reboot en el que Wonder Woman pasará a estar en manos
del controvertido Brian Azzarello y el dibujante Cliff Chiang, que nos
ofrecerán una Diana completamente nueva, diferente de la de Rucka, Heinberg,
Simone, Strac o Hester… O eso dicen. Habrá que ver qué nos traen.
Probando, probandooooo
ResponderEliminarPues me congratula decirte que estoy leyendo a ritmo USA la serie y que la Wonder Woman del reboot me parece excelente, la mejor de la última década publicada por DC :)
ResponderEliminarPor cierto, a ver cuando Cano y tú retomais la serie para DCtopia, jejejejeje
Joder, me alegro mucho de que Diana haya salido ganando con el reboot, que ya era hora de que se hiciera algo decente con ella... al margen de nuestra cole de Wonder Woman, claro... :)
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