En
las últimas semanas, el mundo se ha parado con los ojos puestos en Ucrania y
Polonia, viendo como se desarrollaba la Eurocopa. Y con bastante premeditación,
he decidido no comentar nada de lo que iba viendo hasta que España no acabara
con su trayectoria europea. Y mira por donde, ¡no hemos acabado hasta el final!
Hoy es día de celebración general, un poco de resaca incluso sin alcohol de por
medio, el día de, acabada la euforia pero con el poso aún candente de lo
ocurrido, poder mirar hacia atrás y hacia delante. Hoy ha sido el día de
escuchar a Reina, poniendo punto y final a la celebración, y es que para mi,
hasta que no habla Reina, no acaba la fiesta.
No
soy analista del mundo del fútbol, así que mis opiniones en muchos casos son
las de un lego que, hace ya cuatro años, comenzó a ver el fútbol y a
disfrutarlo, mucho más con las tripas que con el cerebro. Como siempre he
dicho, no tengo base intelectual, ni puedo remontarme a ejemplos del pasado, no
tengo memoria histórica futbolística, pero lo intento compensar de sobra con
entusiasmo. De eso, tengo mucho. Y bueno, hoy hay bastante de lo que hablar.
Lo
primero, de la Eurocopa en sí. Este año he conseguido ver todos los partidos,
bien en casa o bien con amigos, y creo que sólo me he perdido el primer gol que
España marcó a Irlanda, los demás los he visto todos. Italia, Irlanda, Croacia,
Francia, Portugal e Italia de nuevo han sido nuestro camino hasta lo alto del
podio, hasta la copa que ayer Casillas tomó en sus manos arrancándonos de un
salto del sillón, y el camino ha sido, como poco irregular. Al menos para
nosotros, para los espectadores que asistíamos atónitos a la estrategia del “falso
nueve” de Vicente del Bosque. Obviamente, todo el mundo es seleccionador en sus
ratos libres, así que cada uno tenía sus quinielas, sus preferidos, su “nos
hubiera ido mucho mejor si…”. Y es que realmente, de principio no pareció ser
una estrategia que funcionara demasiado. Y parecía que la ausencia de un
delantero condicionaba el resto de nuestro juego. Parecía que no brillábamos,
que no era nuestro fútbol, el fútbol de la Roja. Yo creo que los propios
jugadores estaban un poco desconcertados, hemos visto una docenas de veces a
Silva llegar al área y quedarse parado, sin saber muy bien qué hacer con el
balón. Las críticas llovían. ¿Dónde está Llorente? ¡Esto no funciona! ¿Torres?
¿Va a sacar a Torres? ¡Pero si eso es seguir jugando sin delantero! El que más,
el que menos, mirábamos con desconfianza al seleccionador… Pero tenía razón. De
una manera o de otra, tenía razón, e hizo lo que debía hacer. Ignorar todos los
gritos, y hacer jugar a la Roja como él quería que jugaran. Así hemos ganado. A
base de la constancia y el tesón de un seleccionador…
Y
gracias a un equipo excelente, desde el 1 al 23, donde si hacemos un repaso,
con la excepción de los cinco jugadores que han viajado y no han podido jugar
ni un minuto, no hay ninguno de ellos que no merezca un elogio, que no haya
tenido un momento, que no haya brillado. De forma más o menos continuada, de
forma más o menos explosiva, todos ellos han sido las piezas magníficas de un
gran puzzle rojo que nos ha llevado a conseguir lo que no había sido posible
hasta ahora para nadie, encadenar una Eurocopa, un Mundial y una segunda
Eurocopa. Veintitrés ingredientes de un hechizo. Pura magia. Que demonios,
incluso ellos, los cinco que no han pisado el verde, han tenido su papel,
apoyando, dando ánimos y aliento a los que ya no tenían. Valdés, Reina,
Llorente, Juanfran y Albiol, que bien podían haberse llevado la PSP a los
partidos, pero que estaban donde hacía falta estar. Olé por ellos.
Bravo
Piqué, que pese a haber quedado ensombrecido en su papel de central por la
inmensa versatilidad que ha demostrado Sergio Ramos, ha seguido siendo el
hombre fuerte de la defensa, el último muro antes del peligro. Bravo Arbeloa,
que ha estado sorprendentemente eficaz, apareciendo donde y cuando tenía que
aparecer, sobre todo en esta última parte de la Eurocopa. Y no es santo de mi
devoción, pero bravo. Bravo Busquets, el ojo derecho del seleccionador, el eje
de esa extraña formación del trivote que Vicente del Bosque ha convertido en
sello de la casa. Bravo por Javi Martínez y Santi Cazorla, que en los pocos
minutos que han podido disfrutar, han dejado claro el nivel que tiene la
selección para que jugadores de ese nivel solo puedan jugar de forma eventual. Bravo
por Negredo, que aunque no tuvo demasiado éxito, lo intentó con todo, y
recibió muchos, muchos golpes. Bravo por Pedro y Navas, que han sido como
cuchillos en los laterales del campo, afilados y certeros. Bravo Silva, genial
pasador, a pesar de que quizá el cansancio le haya podido antes de tiempo.
Bravo Iniesta, por supuesto. Porque es el mejor jugador de la Eurocopa, porque
es el mejor jugador de España, y porque por muchas veces que lo digamos, no
llegaremos nunca a decir lo grande que es este tío, pequeño y pálido como un
gusiluz. Bravo por Xavi Hernández, no hay ni que decirlo, ese general en jefe
del juego, quizá irregular en la Eurocopa, pero que ha demostrado quien era
cuando ha tenido que hacerlo. Bravo también por Xabi Alonso, la pieza dura del
equipo, el hombre que marcó los dos goles que nos dieron la victoria ante
nuestros vecinos de más allá de los Pirineos, y que se convirtió en historia al
hacerlo. Bravo por Mata, el jugador más eficaz en relación tiempo/goles de esta
Roja, y un tío que nos deslumbrará dentro de poco a todos, cuando tenga una
oportunidad real de jugar como él sabe hacerlo. Bravo por Cesc, a pesar de su “empanada”,
ojalá saliera más de ella, porque sus momentos de fútbol son absolutamente
magistrales. Bravo, Ramos, muy bravo. Eficaz en la defensa, rápido en el
ataque, y con unos huevos como la Catedral de Burgos de grandes por lanzar ese penalti,
por marcar ese penalti, después de todo lo que nos habíamos reído de él por su
metedura de pata en Champions. Bravo, por supuesto, por encima de todas las
cosas, por el Santo que nos protege, que nos vela y que nos guarda, el hombre
que “tiene el poder de pararlo todo”, que ha demostrado otra vez que una de las
claves de poder jugar como jugamos es confiar en que tenemos al MEJOR PORTERO
DEL MUNDO. ¡¡Bravo Iker!! Y obviamente, dejo para el final al que ha sido la
revelación de la Eurocopa, ese correcaminos que se ha convertido en estrella
del Barça incluso antes de aterrizar allí, ese maestro de la banda que ha
marcado el gol que más ilusión me ha hecho en el mes que ha durado esta
aventura. Bravo, Jordi Alba.
Y
me dejo uno, sí, lo sé. Pero es que merece una mención aparte, porque ayer
viendo el partido, hizo que me tragara mis palabras. Lo reconozco, no me gusta
Torres, no me gusta nada. Y ayer, cuando salió al campo, me reí, pensando que
era un detalle caballeroso de del Bosque. Como Italia juega con diez, nosotros
también. Y dije también que si marcaba, me tragaría mis palabras. Lo hago aquí,
lo más públicamente que puedo y en punto y aparte. Bravo por Torres, pichichi
de la Eurocopa. Quizá sea verdad que hay algo en él que los simples mortales no
vemos.
Y
aunque no puedo dedicarles un bravo, si que les dedico un aplauso a los dos grandes
ausentes, Puyol y Villa. Se os echó de menos. A pesar de todo, y con todo ese
gran equipo, se os echó de menos.
Y
una vez pasada la parte emocional, pasemos a la funcional. Esta ha sido la
Eurocopa del Pan y Circo. Esta ha sido la Eurocopa de los tontos que veíamos el
fútbol. De los ignorantes que apoyábamos a España y que cantábamos “Yo soy
Español, Español, Español” vestidos de rojo, ignorando el desastre económico y
social en el que España se zambulle. Los tontos que nos hemos movilizado y
lanzado a las calles para celebrar un título futbolístico en lugar de… no sé,
supongo que de lanzarnos a las calles para protestar por todos los recortes y
por todo lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Acertadamente, alguien me
dijo que si España, Italia, Grecia y Portugal llegaban a semifinales, esto más
que la Eurocopa serían los Juegos del Hambre. Y casi acertó.
Pues
señores, dediquen toda su inteligencia a llamarme gilipollas. Me da igual.
Porque no creo que una cosa tenga que ver con otra, porque puedes vivir como un
drama el día a día que nos arrastra, y como un aventura la epopeya de un equipo
que evidentemente no somos todos, pero por el que muchos nos sentimos
representados. Obviamente, este bloguero que escribe en este blog friki, es
consciente de lo que pasa a su alrededor, porque ve telediarios, lee periódicos
y conoce gente. Obviamente, sé que España va de culo. Y cuesta bajo. Y con
patines. Y que a nivel general, a lo mejor gritar “Yo soy Español”, viendo
estadísticas y comparándonos con otros países europeos, pues no es para estar
orgulloso. Siempre he creído que el deporte debe estar al margen de todo esto.
Me encanta que España gane cosas. Por supuesto que me encantaría que ganara en
estabilidad económica y empleo, en sueldo base y en educación, en sanidad y en I+D.
Claro que sí. Pero mientras llega ese momento, me queda el breve consuelo de
sentir que en algo, sí somos los mejores. De poder gritar hasta quedarme
afónico, frases absurdas. “Soy español, español, español”. “Campeones oe oe oe”.
“A por ellos, oé”. No sé, lo que se tercie. Y a hacerlo además, desde dentro.
Hace
muchos años, Neil Gaiman (toma, referencia friki en marco deportivo), en Los Libros de la Magia, hacía que uno de
sus personajes dijera “Sólo hay dos mundos. El de lo que es real, y el de lo
que no lo es, donde están los sueños, la fantasía y los deseos. Y por eso, el
segundo es el único que importa”. Ojalá sólo importara lo que soñamos, lo que
deseamos, pero creo que Gaiman acertó en algo. Ese mundo de lo que no existe es
lo que nos da fuerzas para soportar lo que existe. Ahí es donde están los
sueños, y entre estos, el de ver a la Roja conseguir hacer historia. No,
perdón. Más que historia. Leyenda. Porque el camino que hemos iniciado es el de
las leyendas del fútbol, el camino de lo que era imposible. Pero ya no lo es,
porque nosotros (sí, NOSOTROS) lo hemos hecho. Y ayer, me lo dijeron muy
claramente. Porque, antes de terminar, quiero decir, otra de las cosas que son
mágicas de estos momentos, es poder pasarlos con la gente a la que quieres, a
quien deseas tener cerca, y esta Eurocopa me ha dado muchos momentos así.
Momentos que son difíciles de repetir con mis amigos Dani y Raquel, pues cuando
la Roja juega es el único momento en el que estamos del mismo lado. Momentos de
celebración que no esperabas, con Dani y Marco saltando a la piscina…
precisamente quien menos me esperaba que lo hiciera. Momentos en la fuente, que
son leyenda por sí mismos, porque nos reiremos de eso dentro de mucho tiempo,
como nos reímos aun cuando recordamos celebraciones pasadas. Porque nuestra
tontería, nos permite vivir cosas, vivir cosas juntos. Y en estas vivencias,
ayer me dijeron probablemente lo más inteligente que he escuchado en esta
Eurocopa. “Sólo es fútbol… pero es fútbol”.
Y
ni con mil palabras más, podría expresar mejor toda la amalgama de
sentimientos, de sensaciones y de emociones que he podido vivir estos días.
Fútbol.
Totalmente de acuerdo punto por punto. A excepción de lo del PIVOTE defensivo y lo de Xabi Alonso y Arbeloa... Bueno, ¡que coño! Un día es un día. Y todos han aportado tras estar fundidos tras una larguísima temporada al máximo nivel. Y Arbeloa bajo una brutal presión.
ResponderEliminarGrandísima Eurocopa, grandísimo equipo y grandísima afición (los irlandeses, evidentemente). Necesito otra final YA. xD
Y que decir del día de la final. Unos anfitriones de 11 sobre 10. Como si me conociesen de toda la vida. Una porra ganada (si, dije 4-0), el pedido a Telepizza más largo de la historia, un chapuzón con vistas a los vecinos... y para rematar: la fuente. Esa fuente donde fui atacado por un ¿muñeco? (me temí lo peor) y después por una planta (yo simplemente pasaba por ahí). Esa fuente con ese agua radiactiva. Como te decía ayer: ¡Cuando mire con cariño mi tercer brazo, me acordaré de estos campeones!
Gracias a todos por todo. De corazón.
Único e... ¿Irrepetible? ¡Está por ver! De entrada, Brasil nos espera...
P.D: Excelente post, Tomás. Los futboleros te lo agradecemos enórmemente. (Por el tema de que nos traten como gilipollas y tal... ya sabes)
P.D.2: Perdón por el tocho, pero la emoción me puede... que se lo digan al portugués... xD