Voy a aprovechar que esta semana se celebrará Expocomic 2012 para
introducir una nueva sección en el Iconocronos. Con el paso del tiempo, desde
que arranqué este blog, me he ido centrando cada vez más y más en el mundo del
cómic, comentando novedades, sagas, historias, haciendo monográficos sobre
colecciones… Y a partir de ahora, en el Iconocronos habrá una sección para
hablar de las personas que se encuentran detrás de todo eso. Hablaremos aquí de
escritores y guionistas que, por un motivo o por otro, han formado o forman
parte de la industria del cómic. Quizá lo lógico o lo que se hace siempre en
estos casos es echar la vista a atrás y hablar de los fundadores. Stan Lee,
Jack Kirby, Steve Ditko, John Romita Sr…
Pero no soy demasiado
comiquero de los antiguos tiempos… y los que me conozcáis tebeísticamente
hablando, seguro que ya sabéis a quien voy a dedicar este primer “Leyendas del
Cómic”. Por supuesto, hoy vamos a hablar de Sir Grant Morrison.
Grant Morrison,
nombrado caballero por la reina Isabel de Inglaterra no hace mucho por su
contribución al mundo de las artes y las letras nació en Glasgow en 1960, y
formó parte de la ola de autores británicos que pareció inundar el mundo del
cómic en los años 80. Como otros muchos guionistas y dibujantes (Alan Moore,
Neil Gaiman, Alan Davis, Dave Gibbons, Ian Gibson, Brian Bolland…) participó en
la revista 2000 A.D, dentro de la
cual se publicaba su serie Zenith,
con dibujos de Steve Yeowell, que le empujaría a dar el salto al otro lado del
océano.
Morrison desembarcaría
en Estados Unidos para trabajar en DC Cómics (donde fueron a recabar la mayoría
de estos guionistas), donde como muchos otros de sus compatriotas, se enfrentó
al reto de actualizar personajes que en muchos casos llevaban abandonados años.
Neil Gaiman lo hizo con Sandman, Peter Milligan con Shade, Alan Moore con La
Cosa del Pantano… Y Morrison aterrizó en Animal
Man y en La Patrulla Condenada. Y
ya desde el principio, Morrison demostró en Animal
Man que no era un guionista al uso. El persona de Buddie Baker llevaba años
en el limbo de los terciarios, y Morrison lo devolvió a la primera línea, pero
no sólo eso… sino que hizo en esta serie todo un ejercicio de metalingüística y
de metatrama en la que se atrevió a lo inusitado: romper los límites del cómic
hasta el punto de llevar al personaje a encontrarse con su autor, o sea, con
él.
Y es que Grant
Morrison se ha caracterizado siempre por sus tramas un tanto “lisérgicas”,
especialmente cuando se ha movido en el ámbito del cómic de creación propia,
ámbito que pudo desarrollar en la línea Vértigo, donde se encuentra la que
probablemente sea su obra más extraña, más densa y más longeva, Los Invisibles. En ella, asistimos al
conflicto entre El Colegio Invisible
y los Arcontes de la Otra Iglesia,
donde los primeros ejercen de resistencia ante la dominación secreta que los
segundos han conseguido sobre el mundo. A través de la magia, la meditación y
las drogas, el equipo de King Mob hace frente de mil y una manera a los
dominadores, pero siempre de formas complejas e imaginativas, y no siempre
lógicas, lo que hace de la lectura de Los
Invisibles todo un reto de lo más satisfactorio.
Con el mismo corte que
Los Invisibles llegarían otras series
independientes a lo largo de su trabajo hasta el día de hoy: El Asco, Sebastian O, Vimanarama, Seaguy,
We3… , pero sería finalmente en 1997 cuando tendría su primer trabajo “grande”
en el mundo del cómic. Y es que tras una larga etapa de decadencia, DC Cómics
confió a Grant Morrison ni más ni menos que el relanzamiento de la que debía
ser su serie enseña, JLA. Para
trabajar en este cómic, Morrison se apartó de su forma de trabajo habitual y se
centró en el aspecto icónico de los siete héroes más poderosos y famosos de DC.
Dejando atrás los tiempos de la Liga de la Justicia casi de segunda que Dan
Jurgens había dejado, Morrison recurre a los Marcianos Blancos para convertirse
en el enemigo que los héroes más poderosos del planeta tienen que reunirse para
hacer frente. Así, Superman, Batman, Aquaman, J´onn J´onnz, Wonder Woman, Flash
(Wally West) y Green Lantern (Kyle Rayner)
se convierten en la nueva JLA, y Morrison les hace partícipes de historias
verdaderamente épicas (acojonante la saga La
Roca de la Eternidad), en la que ya se acercó al que es sin duda uno de sus
villanos favoritos, Darkseid. De hecho, la metatrama de toda la etapa de
Morrison es precisamente el acercamiento a la Tierra de una máquina de guerra
celestial. El problema de la etapa Morrison fue ni más ni menos que el
lamentable trabajo en los lápices que hizo Howard Porter, dibujante estático y
recargado donde los haya, que no consiguió estar a la par de la profundidad de
los guiones de Morri.
El éxito obtenido en
su JLA le sirvió para convertirse en
el fichaje estrella de Marvel para relanzar la franquicia mutante, bastante de
capa caída desde años atrás. En las manos de Morrison cayó X-Men, que se convertiría con él en New X-Men. Para acompañarle, los dibujos estuvieron en manos de uno
de los dibujantes fetiche de Morrison, Frank Quitely, con números de relleno de
un horrible Igor Kordey y una etapa final con unos brillantes Phil Jiménez y
Marc Silvestri. La verdad es que en su día, cuando la leí, número a número, la
etapa de Morri en New X-Men me parecía incomprensible y bastante detestable…
pero cuando concluyó y la leí del tirón. Dios mío. Ese fue el momento en el que
Grant Morrison se convirtió en uno de mis autores favoritos. Las tramas de Casandra
Nova, Xorn, Magneto, los Megacentinelas, la Destrucción de Genosha, la Fuerza
Fénix… Morrison fue el artífice de una inmensa metatrama, de revelar al mundo
que Xavier es mutante, de crear movimientos contestatarios dentro de los
estudiantes, de llenar el mundo de todo tipo de mutantes…
Poco amigo de
humildades, Morrison dijo de su etapa de X-Men que tras su paso por la
colección, esta podría cerrar, ya que su trama cerraba, según él mismo, la
historia de la Patrulla-X. Obviamente, la colección continuó, pero lo cierto es
que Morrison trazó una de las mejores historias que jamás se ha escrito sobre
mutantes, y sus aportaciones al universo mutante continúan teniendo influencia
a día de hoy.
Tras su trabajo en
X-Men, Morrison volvió a DC. Además de continuar con sus creaciones propias,
Morrison se lanzó a la relaboración del mito de Superman junto a Quitely en All-Star Superman, realizó el que
probablemente sea el proyecto más ambicioso para un guionista que se haya visto
en Siete Soldados de la Victoria y
llegó a Batman, de cuya etapa se ha
hablado sobradamente en este blog. DC decidió incluso darle el control de una
de las macrosagas que han poblado la editorial en los últimos años, Crisis Final, la más compleja que
hayamos visto y llena de momentos auténticamente espectaculares, en la que
continuó tramas que ya había comenzado en Siete
Soldados, donde en una de las miniseries que formaron el proyecto, Mister Milagro, se planteaban ya las
bases de esta gran saga.
En los últimos años,
Morri ha estado volcado en la franquicia del Murciélago, ha tenido el valor de “matar”
a Bruce Wayne y de convertir a Dick Grayson en Batman, ha creado a Damian
Wayne, y lo ha convertido en Robin, ha hecho a Batman desafiar a dioses… y los
ha vencido. Ha hecho la figura de Batman internacional en Batman Inc… y ahora anda metido en Superman, donde parece dispuesto
a retorcer también al personaje hasta sus raíces.
Hace poco ha anunciado su retirada del mundo de los
superhéroes, lo que ha sido todo un palo. Pero mientras siga en el mundo de la
creación, seremos muchos los que saldremos ganando.
Morrison es de los pocos guionistas que nunca me decepcionan y aún me tengo pendientes unas cuantas de sus obras... esperando estoy a que alguien se digne a publicar una edición en condiciones de Los Invisibles.
ResponderEliminarYo creo que puedes esperar muy tranquilo...
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ResponderEliminarGenial idea! yo de cuando en cuando dedico alguna entrada a un creador.
Fijate, con Morrison, siempre he pensado que no me gusta nada... y luego me he dado cuenta de me gusta mucho su Animal Man, su Doom Patrol, Batman me ha encantado y Marvel Boy es una macarrada...
Eso si, sigo sin tragar sus X-Men
¿Los has leído del tirón? Son la bomba...
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