Las pelis de
superhéroes siguen dando tralla, y aunque supongo que todos sabemos que es una
moda, y como todas las modas, será pasajera mientras siga adelante, habrá que
disfrutarla. Por eso, y con Capitán América: El Soldado de Invierno y X-Men:
Días del Futuro Pasado ya en el horizonte, hoy hemos ido a ver Thor: El Mundo
Oscuro. Y tranquilos, podéis leer con toda la calma del mundo, que no va a
haber spoilers.
Supongo que lo obvio
de las secuelas es que la primera comparación de cualquiera de ellas se hace
con su primera parte, y en este caso, El
Mundo Oscuro sale ganando frente a su predecesora, por mucho Kenneth
Brannagh que estuviera al frente del proyecto. Alan Taylor ha conseguido una
película más fluida, en la que sus dos horas de duración pasan volando, y que
nos cuenta la historia del enfrentamiento entre los Asgardianos y los Elfos
Oscuros en versión peliculera (y muy rollo Señor de los Anillos, en la escena
inicial del enfrentamiento entre Bor y Malekith, en palabras de Marco, sólo
faltaba Sauron). Al parecer, y según la versión de la cosmología del Universo
Marvel que está haciendo la productora, antes de la llegada de la Luz, estaba
la Oscuridad, y en ella gobernaban los Elfos Oscuros. La llegada de la Luz les
apartó de su poder, pero su rey, Malekith, quería aprovechar una alineación
cósmica de los Nueve Mundos para desatar una especie de energía de la Oscuridad
llamada “El Éter”, que devolvería el Universo a su estado de Oscuridad. Los
Asgardianos se opusieron a los Elfos Oscuros, y Bor, abuelo de Thor, derrotó a
Malekith, e hizo lo que se suele hacer en esas ocasiones cuando quieres hacer
una peli (si no, se acabaría muy pronto), que es enterrar esa energía negativa
donde “nadie” la iba a encontrar nunca.
Ese nadie tiene nombre
y es “casualmente”, la doctora Jane Foster, novieta de Thor, y… bueno, lo demás
os lo podéis imaginar. El Éter se libera, Malekith vuelve a por él, Thor le
tiene que hacer frente, batallas, destrucción, muertes, enfrentamientos… Vamos,
una peli de superhéroes de Marvel, lo que se viene esperando de ellas.
Evidentemente, no podemos hablar de un futuro Oscar. En la parte del reparto,
Chris Hemsworth tiene la misma expresividad que una puerta, pero esto tampoco
es que resulte sorprendente. Anthony Hopkins sigue siendo Odín, René Russo
Frigga, Nathalie Portman es Jane Foster… Y la parte del león recae en Tom
Hiddleston, que tiene al mejor personaje de toda la saga, Loki. Los efectos
están chulos, con efectos digitales a saco; y la película equilibra muy bien
las luchas de toque épico con gracietas y chascarrillos para aligerar (al igual
que en la primera parte, el personaje de Darcy es un gran invento). ¿En contra?
Muchas cosas, claro. En la primera parte se daba un toque extraterrestre a los
Asgardianos, siguiendo las tendencias que en los cómics se estaban dando al
menos desde la aparición de esa genialidad llamada Tierra-X, y nos
encontrábamos que buena parte de su magia parecía deberse a una muy avanzada
tecnología. Aquí se ha llevado al extremo esa versión, haciendo que algunas
escenas parezcan sacadas de la Guerra de las Galaxias, con los Elfos Oscuros
utilizando bazookas, naves espaciales y granadas de gravedad, alejándose mucho
del ambiente mítico que yo esperaba de una ambientación como Asgard. Hay algún
error histórico en el guion, o quizá yo lo he entendido mal, al equiparar en el
tiempo a Egipcios y Mayas, y es que realmente dudo de que nadie en la
productora se haya molestado siquiera en mirar un calendario o cronograma para
saber de qué estaban hablando. La muerte de uno de los personajes está cantada
desde aproximadamente el minuto tres de la película.
¿A favor? Que no
engaña. Es Thor. Es una peli de superhéroes producida por Marvel. Ya las hemos
visto antes, sabemos lo que traen. Pueden ser mejores o peores, pero están
todas cortadas por el mismo patrón, y es un patrón que a mí me mola. Seguro que
hay cientos de personas por ahí rasgándose las vestiduras, yendo de ofendidos y
damnificados porque Thor es una mala película, porque falla en el guion, porque
los personajes no tienen profundidad, porque… al final, lo que le falta es lo
que a mucha gente le sobra: Pedantería. Es evidente lo que Thor busca:
entretener y recaudar, y probablemente no en ese orden. Claro que hay películas
de superhéroes mucho mejores, y voy a sacar de la bolsa al Batman de Nolan,
porque creo que juega en una liga completamente distinta; y las hay mucho
peores. Pero como todo lo que está haciendo Marvel para el cine, Thor es
transparente en cuanto a sus intenciones. El que esté esperando una peli de
iluminación que le vaya a poner los pelos de punta, lo mejor que puede hacer es
quedarse en casa y ponerse otra vez Ciudadano Kane o Casablanca, porque aquí no
van a encontrar nada de eso. Y es que al final, en el cine, como en los cómics,
siempre hay gente que termina pensando que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Que triste.