lunes, 27 de julio de 2015

MAGO: IMPARABLE (III)

Desde la Torre Blanca, sede del Control Tecnocrático, y siguiendo al Oráculo de la Correspondencia, Dante, los miembros de la Cábala de Arx Karagoz viajaron a través de los portales de este hacia Horizonte, donde al parecer, el Concilio Renegado les esperaba. Dispuestos a descubrir finalmente quien se encontraba tras el símbolo de la Esfinge, los cinco magos llegaron a las ruinas de Concordia. La ciudad había sido devastada por el ataque de los seguidores del falso Heylel y de la Tecnocracia, y la posterior caída de la Tormenta del Avatar. Finalmente, alcanzaron el cenáculo donde se reunía el consejo, y allí, tallado en las cristaleras, estaba el signo de la Esfinge. En la mesa, ocupando los asientos de cada una de las Esferas, estaban los miembros del Concilio Renegado: el propio Dante, y los avatares de los más relevantes magos de las Tradiciones; algunos desconocidos para los personajes, otros como Nightshade de los Verbena o la Hermana Bernadette del Coro Celestial conocidos por leyendas, y algunos, aliados o al menos conocidos, como Akrites Salónikas y Marianna de Balador que ocupaban el asiento del Tiempo; Sénex de Cerbero en el asiento de la Entropía; o Porthos Fitz-Empress en el de las Fuerzas. Todos estos magos habían muerto o habían perdido sus cuerpos en la Tormenta del Avatar, salvo Dante, aquellos eran sus avatares, y finalmente, respondieron a las preguntas de la Cábala. 

Según el Concilio, la Ascensión tenía dos enemigos principales. Por un lado, estaba el Dinamismo descontrolado de los Merodeadores, que habían acechado en las márgenes de la batalla entre la Tecnocracia y las Tradiciones dispuestos a destruir a los supervivientes, pero la unión de Tecnócratas y Tradicionalistas podría hacer frente a los Merodeadores. Por otro lado, estaba Naralia Voormas, el Segador, dispuesto a destruir la Ascensión por compasión y miedo. Para ello, Voormas estaba dispuesto a destruir la Estrella Roja, el símbolo del advenimiento de Telos, la Décima Esfera, el Juicio. Voormas aspiraba a detener la Ascensión, hundiendo el mundo en la Necrosis, la unión de lo vivo y lo muerto, un mundo sin destrucción ni creación. Para ello, había atado a los Avatares Buscadores a su arma, el Pasupatta Astra, el arma que Shiva le entrega al héroe hindú Arjuna, el destructor de mundos. Con ellos y la corrupta quintaesencia de Helekar, Voormas estaba dispuesto a acabar con Telos, pero incluso su fracaso, traería millones de muertes, pues la destrucción de los Avatares Buscadores condenaría a millones a la destrucción cuando llegara Telos, el Juicio, ya que la Ascensión destruiría todo aquello que no fuera carne y avatar unido, incluyendo a los propios miembros del Consejo Renegado. Para los magos de Arx Karagoz quedaba la tarea de detener a Voormas, sabiendo que tenían en sus manos el Cuchillo de Ixión, una mitad del Primer Foco. La otra mitad, era el Pasupatta Astra de Voormas, la doctrina de la destrucción de Shiva que empuñaba el Segador. 

Después de aceptar la misión que para ellos tenía el Concilio Renegado, pudieron explorar Horizonte, encontrando diversas maravillas que les pudieran ayudar en su lucha contra el Naraka. Así, Myrddin se hizo con unas gafas de sol que permitían curar a todos los que estuvieran en un área, Eyes con un saco que drenaba quintaesencia, Sci-Fi con un reloj que podía sacarle del tiempo, Detector con una esfera que liberaba espíritus y Balam con unos brazaletes de Contramagia. Así armados, siguieron a Dante a las Cámaras, el espacio que se había creado entre las ruinas de los destrozados reinos del Espíritu, la Mente, el Cardinal y el Tiempo, derribados sobre sí mismos tras la destrucción de la Umbra Profunda. Los magos de Arx Karagoz se dispusieron a llegar a Helekar, tras la Umbra de Plutón, en el Reino de la Entropía... y entonces, el poder de las Cámaras les separó. 

Balam se vio en el Circo de Medianoche, desde donde pudo entrar en Malfeas. Allí, le esperaba Aliara, su antigua esposa, Ellen, la Emperatriz del Deseo de los Maeljin Incarna, que parecía dispuesta a aliarse con ellos, ya que para los Nefandos, el Juicio significaba el despertar de los Primeros, los diablos a los que servían. Pero Aliara exigía un precio: la muerte de Eyes, que se había transformado por obra de las Cámaras en la esposa de uno de los hombres a los que habían matado en la base ártica, viviendo su vida, embarazada y madre de tres hijos, y sufriendo sus pérdidas. Aliara y Balam irrumpieron en el encierro de Eyes, aunque finalmente, Balam se enfrentó a su antigua esposa, causando su muerte para salvar a la Verbena. Myrddin se encontró en un teatro en las Vegas, rodeado de marionetas que se transformaban en muertos vivientes y le hablaban de Juicio, y tuvo que rechazar a la máscara y al cargo de Iago para poder liberarse del juicio por los pecados que había asumido. Detector se encontró ocupando el papel de Heylel Teomin, siendo conducido al gilgul en manos de Porthos y los demás, con Mark Gillan instándole a utilizar su poder para liberarse, pero consiguiendo resistir a la tentación; y por último, Sci-Fi se encontró en una especie de futuro alternativo en el que ya habían derrotado a Voormas y el mundo continuaba adelante, junto a Kaede, pero en el que rechazaba a Norna, debido al miedo que esta causaba en Kaede, cayendo en la trampa de las Cámaras, y rechazando a su propio Avatar, lo que le hizo perder parte de su poder mágico antes de la batalla final.

Después de superar las Cámaras, los cinco magos de Arx Karagoz se encontraron en Helekar, donde pudieron ver como el Naraka se preparaba para destruir la Estrella Roja. Balam, Eyes y Myrddin fueron quienes atacaron Helekar, consiguiendo romper la conexión que permitía al castillo de Voormas moverse como si fuera un gigantesco gigante de piedra; pero la magia de Mente del Segador hizo que las dudas que Detector tenía sobre la Ascensión salieran a la luz, tratando de obstaculizar el ataque de sus compañeros, que tenían que hacer frente no solo a Voormas, sino a los Prettas, los espíritus de la muerte de este. Aunque Balam consiguió anular a Detector inundandole de espíritus rabiosos, los Prettas les hirieron gravemente a él y sobre todo a Eyes, y sería Myrddin, que saltaría desde el interior del castillo, quien les curara y evitara su muerte. Finalmente, Sci-Fi y Balam consiguieron unir su poder de Correspondencia para unir los dos fragmentos del Primer Foco en sus manos, el Pasupatta Astra y el Cuchillo de Ixión. Con Myrddin protegiéndoles de los ataques de Voormas, Balam pudo finalmente utilizar su magia de Espíritu y el Primer Foco para acabar con el Segador, poniendo fin a su vida... sólo para encontrarse con que el Jhor del Naraka, la esencia maligna de Voormas trataba de poseerle. Balam consiguió resistirse, pero aún quedaba una cuestión: ¿qué hacer con el Primer Foco y los avatares Buscadores? Myrddin, Balam y Eyes trataron de destruirlo para permitir la Ascensión, mientras Detector buscaba impedirlo, y Sci-Fi intentaba conseguir tiempo y llevarse el Primer Foco a una dimensión de bolsillo... pero Telos era inminente, y finalmente, Myrddin, Balam y Eyes consiguieron destruir el Primer Foco, y liberaron los Avatares Buscadores, que empujados por la esencia de Telos, volaron hacia la Tierra, hacia aquellos a los que debían Despertar. 

Con muchas dudas sobre lo que habían hecho, siguieron a Sci-Fi a Arx Karagoz, donde fueron testigos de la llegada de los Avatares de Búsqueda, y de la explosión en el cielo de la Estrella Roja, el Fénix, el Ojo de Ialdabaoth...  Y con ella, llegó el Juicio, Telos, la Décima Esfera, que completaba las otras nueve y dirigía el mundo hacia la Unidad. Miles de personas sin avatar murieron, miles de avatares sin carne fueron destruidos... la propia humanidad cambió, un mundo de Despertados, sin límites, donde cada ser vivo era un dios que rozaba la omnipotencia...

Y si eso era bueno o malo, el tiempo lo diría... 

Aunque el Bien y el Mal no son conceptos que suelan preocupar a los Dioses... 

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