lunes, 14 de septiembre de 2015

LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ

Seguimos avanzando por aquí por la lista de libros pendientes, y en este caso, toca hablar de Lo Que el Tiempo se Llevó, ucronía clásica que fue rescatada hace no mucho por Alamut. El escritor Ward Moore es el autor de esta novela, que se publicó por primera vez en 1953, pero que aún hoy resulta interesante y entretenida.



En Lo Que el Tiempo se Llevó, Ward Moore nos presenta un mundo que es diferente al nuestro, que evidentemente tiene las mismas raíces, pero con profundos cambios. A través del protagonista, que cuenta su historia en primera persona, un muchacho llamado Hodge Backmaker, Moore no tarda en enseñarnos cual es el punto de diferencia (el rasgo clásico de la ucronía es precisamente eso, la historia es igual... hasta que deja de serlo, un punto de ruptura), que se trata de la Batalla de Gettysburg de la Guerra de Secesión. En nuestro mundo, Gettysburg fue una victoria de los norteños, el momento en el que la guerra se torció para los confederados, y por lo tanto, a la victoria de el Norte sobre el Sur, a la formación de los Estados Unidos actuales, etc...

En el mundo de Hodge Backmacker, Gettysburg fue una victoria confederada. El norte fue derrotado y aislado por la expansión de los confederados. Estados Unidos es un país atrasado y rural, mientras que la Confederación se ha extendido por todo América del Sur, alcanzando Perú, donde Lima es la sede de una de las grandes universidades del continente, y convirtiendo Ciudad de Méjico en Leesburg, una de las grandes metrópolis, al nivel de Washington-Baltimore. En ese mundo extraño, Hodge decide abandonar su granja en un pueblo perdido del Estado de Nueva York, y acude a la propia Nueva York para tratar de buscarse la vida, esperando alguna oportunidad de dedicarse a su auténtica pasión: los libros de historia.

Sin embargo, Nueva York le tiene preparada una sospechosa bienvenida, y en su primera noche, Hodge se encuentra saqueado y sin posibilidad de llevar adelante sus planes. La casualidad quiere que a partir de ese momento, Hodge se vea envuelto en una serie de eventos que le llevan a trabar relación con un escéptico impresor, con el Gran Ejército que planea una nueva guerra para liberar Estados Unidos del yugo del sur, con planes que implican una guerra internacional, y con un centro de estudios de lo más curioso, mientas va relacionándose con hombres y mujeres de su entorno, aprendiendo de ellos... o no.

De hecho, es curioso como el personaje se me atragantó en la página dos aproximadamente. Vamos, que no es un personaje con el que haya podido empatizar. En fin. El libro trata la historia personal de Hodge, aunque en los últimos capítulos, nos demos cuenta enseguida de que la historia es de todo menos personal, y que Hodge es más importante de lo que él mismo podría atreverse a imaginar...

Una lectura entretenida, que deja ver que en 1953 probablemente estuviera llena de sorpresas, aunque a día de hoy, sus giros más llamativo, parecen un tanto previsibles. Con todo y con eso, se ha tratado de una lectura amena, y que nos ayuda a poner en contexto nuestra literatura actual, los mundos fantásticos de las ucronías y la ciencia ficción.

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