domingo, 11 de junio de 2017

CALAVERAS Y GRILLETES: SE DESATA LA TEMPESTAD (VI)

Después de conseguir acabar con la red de espionaje de Zarskia Galembar en los Grilletes, los aventureros decidieron permanecer por unos días en Puerto Peligro, dedicándose a sus asuntos y aprovechando su presencia en la ciudad más grande de los Grilletes para realizar compras, disfrutar de las tabernas, y finalmente, inscribirse en la Regata de los Capitanes Libres. Finalmente, el Amo de los Vendavales, señor de Puerto Empapado y árbitro de esta edición de la Regata, anunció que la carrera comenzaría en un un islote en el borde del Ojo de Abendego. Hacia allí se dirigieron con el Maldición de Besmara, encontrándose allí con viejos conocidos, algunos amigos como Pierce Jerrell, Merrill Palo Respetable o Tessa Viento Favorable... y otros tan incómodos como Barnabas Harrigan, que en el Amargura, competiría contra ellos en la Regata. El Amo de los Vendavales reunió a los Capitanes Libres en su navío, el Kraken, entregándoles a cada uno un pequeño mapa con la ruta de la carrera, que como habían supuesto, se adentraría en la propia tempestad del Ojo de Abendego. El Amo de los Vendavales explicó sus normas, rígidas y serias, sobre el uso de la magia o el atacar a otros barcos rivales. La salida sería al amanecer.

Una tormenta tropical les esperaba a la salida del sol, y con cuidado y siguiendo las instrucciones del Amo de los Vendavales, con el Kraken y otro gran barco flanqueando la línea de barcos, el señor de Puerto Empapado dio la señal de salida. En ese mismo momento y mientras el druida marítimo se convertía en un albatros y volaba sobre los barcos, el viento giró de forma antinatural, y los propios barcos en la línea de salida se echaron unos sobre otros, siendo el Maldición de Besmara embestido por el Trampas, aunque finalmente Echidna consiguió guiar el barco fuera de aquel revoltijo de maderas y cuerdas, comenzando así finalmente la carrera. Con toda la tripulación tratando de rendir al máximo, Echidna se ocuparía del timón, con Vanderlay, Shen y Sarah respaldándole en la cubierta del barco, Pirkles en la bataola vigilando, y Evania encargándose de la seguridad de los tripulantes. Tras conseguir evitar con bastante habilidad unos bancales de arena y sufrir algún contratiempo cuando la orden del Capitán Shen de viajar a toda vela les llevó a adentrarse en un complejo laberinto de afilados corales consiguieron superar las corrientes del Flujo de Gozreh y bordear el propio Ojo de Abendego para "enhebrar el Iris", como el Amo de las Tempestades había llamado a la acción de pasar entre los grandes agujas de piedra separadas por unos treinta metros. Allí se encontraron con el Meretriz Mancillada, y fueron testigos de como el barco se partía por la mitad al ser atacado por una gigantesca tortuga dragón. 

Una tortuga dragón, gran amenaza para los navíos de los Grilletes... 


Mientras el Meretriz Mancillada se hundía, Echidna puso todos sus sentidos en dirigir el barco, evitando a la gran criatura, que a Sarah le recordó repentinamente el hundimiento del propio Banshee de Salmuera. El piloto consiguió atravesar el Iris, pero no antes de que la tortuga dragón golpeara el barco, haciéndolo zozobrar y lanzando al agua al propio piloto, a Evania y a Trufa. Echidna utilizó sus habilidades para correr por el aire de vuelta al timón, mientras Evania se transformaba en un cachalote, atrayendo la atención de la tortuga dragón... que utilizó su aliento de vapor contra la druida y su compañero. Aunque Trufa consiguió evitar parte del ataque, Evania recibió por completo el ardiente aliento de vapor de la criatura, que hizo hervir el agua a su alrededor y mató de inmediato a la druida. Mientras, en el Maldición de Besmara, los tripulantes trataban de encontrar a sus compañeros caídos, siendo finalmente Pirkles quien atisbó a la pequeña druida hundiéndose. El mediano se teleportó junto a ella, siendo atacado por la tortuga dragón con garras y colmillos, y aunque sufrió graves heridas, consiguió teleportarse de nuevo de vuelta al barco, donde Vanderlay se apresuró a curarle, aunque ya era demasiado tarde para Evania. Trufa intentó alcanzar el barco, pero no lo consiguió, perdido como estaba en el mar por la tempestad del Ojo, y finalmente, cayó ante el ataque de la tortuga dragón, que dejó marchar el Maldición de Besmara para disfrutar del banquete que había conseguido hundiendo el Meretriz Mancillada. Se habían adentrado en el Ojo de Abendego, y de momento, ya les había costado muy caro. 

Sin tiempo siquiera para llorar a su compañera, navegaron a través de los fuertes vientos y corrientes del Ojo, hasta cerrar las etapas del interior de la tempestad, teniendo a última hora que hacer frente a un Elemental Mayor del Relámpago al que había llamado la atención el Maldición. Centrando sus ataques en los portadores de metal (Sarah y Shen), y al ser prácticamente inmune a los ataques físicos de los aventureros, sería Pirkles, apoyado por Vanderlay quienes conseguirían oponerse a los ataques del elemental eléctrico, que consiguió llevar a Sarah al borde de la muerte, aunque finalmente las atenciones de sus compañeros evitaron que también la contramaestre muriera. 

Así, saldrían del Ojo de Abendego y comenzarían a avistar el islote de la meta, encontrándose con que tras ellos sólo el Amargura del capitán Barnabas Harrigan les seguía. Mientra trataban de sacar ventaja en el tramo final de la carrera, Vanderlay consiguió atisbar algo que se movía por encima de la cubierta en dirección a Echidna, que de pronto fue atacado por unas criaturas invisibles. Shen se lanzó al ataque, sin ver siquiera a sus enemigos, y Pirkles, pensando que su atacante estaba cubierto por un halo de invisibilidad mayor, lanzó disipar magia, consiguiendo a duras penas que su hechizo tuviera éxito y haciendo desaparecer a ambos atacantes, que al parecer habían sido convocados por alguien. Libre de distracciones, Echidna pudo poner toda su atención en la recta final, adelantando por mucho al Amargura, y convirtiendo al Maldición de Besmara en el ganador de la Regata de los Capitanes Libres. Allí les esperaban sus amigos y aliados para celebrarlo, aunque la pérdida de Evania les había dejado rotos por dentro, y allí el Amo de los Vendavales les entregó sus premios: el título de propiedad de una isla situada al norte del Archipiélago Rampore, llamada La Isla de los Ojos Vacíos; y un puesto en el Concejo de los Capitanes Libres. Los personajes solicitaron del experto druida otro premio: que utilizara un hechizo de reencarnación para traer de vuelta a su compañera Evania, y el Amo de los Vendavales aceptó. 

Su magia trajo de vuelta a Evania, aunque esta vez, la druida llegaría en el cuerpo de una elfa, a la que Vanderlay se apresuraría a abrazar, y que pronto se dio cuenta de que tendría que vivir sin la compañía de la que había sido su compañía de toda su vida, su orangután Trufa...

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