viernes, 2 de noviembre de 2018

LA TUMBA DE LA ANIQUILACIÓN 3

Un nuevo día lluvioso comenzó en las orillas del río que los aventureros habían comenzado a seguir para adentrarse en las selvas de Chult, en busca del guardián arcano llamado Vorn, para concluir sus negociaciones con Wakanga O'tamu. Con Mappo como guía, continuaron siguiendo el cauce hasta dar con un pequeño claro en el que pastaba una manada de antílopes. Mientras se planteaban cruzar el río para dirigirse a un punto marcado en el mapa como Campamento Justicia, Mappo, Tyrael y Kellek percibieron una extraña vibración en el aire, y de pronto, un enorme tiranosaurio hizo su aparición en el claro, dispersando a los antílopes y a los propios aventureros, que se adentraron en la selva huyendo del terrible depredador. Cuando se dieron cuenta, Kellek y Joerh se habían apartado del grupo, y aunque el tiranosaurio ya sólo se escuchaba en la distancia, no encontraron rastro de Mappo, Tyral y Turion. Buscando a sus compañeros, se adentraron en la selva, encontrando un nuevo camino que les dirigía hacia el río, y allí, de pronto, se encontraron con una sorpresa inesperada. Dos guerreros con armaduras pesadas aparecieron en su camino, una mujer humana y un semielfo, que al parecer huían de un grupo de goblins. La mujer recién llegada pidió ayuda a Kellek y Joerh, que hicieron frente común con los recién llegados para hacer frente a un grupo de curiosos goblins enmascarados, nativos de Chult (los Bariti). Después de acabar con ellos, finalmente pudieron conocerse. Los recién llegados eran la exploradora Jade y el paladín Leodithas. Ambos habían formado parte de un grupo de aventureros que también habían sido enviados a Chult por Syndra Silvane para encontrar el Almario, pero la mayoría de ellos habían muerto, víctimas de los numerosos peligros que llenaban las junglas de Chult. Agotados y asfixiados por sus propias armaduras, y a pesar de las suspicacias que en Joerh despertaban las posibles dobleces de Syndra Silvane, decidieron continuar juntos en busca del Almario y de los posibles supervivientes de entre los compañeros de Joerh y Kellek. Jade y Leodithas se despojaron finalmente de sus armaduras, preparándoles el antiguo herrero dracónido unas armaduras de cuero, mucho más frescas y ligeras, y tras una noche de descanso, decidieron cruzar el río y dirigirse al Campamento Justicia, esperando quizá que sus compañeros estuvieran allí.



Consiguieron vadear el río sin problemas,  y encontraron el Campamento Justicia, un curioso lugar al pie de una extraña y gigantesca estatua de un hombre sentado en cuyos hombros llevaba un cocodrilo. A los pies de la estatua, estaban los restos de un campamento, gran parte de él había ardido, y lo que quedaba, estaba podrido y estropeado por el tiempo, pero parecía suficiente como para los gustos de una patrulla de goblins bariti. Los aventureros trataron de prepararles una emboscada, pero aunque Joerh se anticipó a los goblins, Leodithas no fue demasiado sigiloso, de modo que tuvieron un enfrentamiento directo, en el que Kellek, Kade y Leodithas se enfrentaron a los arqueros goblin, mientras Joerh se encaraba con una torre de lucha de los goblins, encaramados unos sobre otros. Los aventureros consiguieron hacer frente a los goblins, pero no antes de que uno de ellos consiguiera hacer sonar su cuerno, atrayendo a un grupo de muertos vivientes ambulantes, que hicieron que, siguiendo las órdenes de Kellek, los aventureros se replegaran hacia un túnel que se encontraba entre los pies de la estatua del hombre sedente y el cocodrilo. Decididos a explorar el interior de aquel lugar, se encontraron con varias peligrosas trampas. Joerh, Leodithas y Jade cayeron en un foso que Kellek consiguió evitar, y después de que Jade disparara una peligrosa trampa de guadañas intentando desconectarla, sería el propio sacerdote de Lathander quien utilizando piquetas bloquearía los disparadores de las guadañas, permitiéndoles acceder a otra extraña sala con el suelo dividido en dieciséis baldosas. Fue Kellek también quien trazó el camino hacia la puerta, evitando que las trampas se dispararan, evitando ser heridos por trampas flamígeras, y finalmente, después de que Leodithas disparara en la puerta una trampa de trueno, Kellek y Joerh, uno sobre otro, conseguirían introducir en la puerta el sistema correcto para que se abriera hacia una nueva sala, presidida por una enorme columna alrededor de la que se enredaba una escalera y sobre la que se había depositado una curiosa vasija. Kellek dirigió al grupo, encontrando las trampas situadas en los escalones, de modo que llegaron con seguridad a la cima, donde de nuevo Kellek se alzó sobre su compañero dracónido para conseguir la vasija. 

Pero cuando Kellek depositó la vasija en manos de Leodithas, el techo comenzó a derrumbarse en grandes pedazos, noqueando a Jade, y luego al propio Leodithas, hasta que se dieron cuenta de que el derrumbamiento sólo se detenía cuando Kellek sostenía la vasija (una vasija alquímica, un curioso tesoro mágico) estando sobre los hombros de Joerh, lo que les llevó a pensar en la imagen del hombre y el cocodrilo. Joehr sacó a Kellek a hombros de la sala, y luego volvió a por Leodithas y Jade, de forma que los cuatro terminaron a salvo en las estancias del antiguo templo del Hombre y el Cocodrilo.

Mientras tanto, Turion, Mappo y Tyrael, se habían adentrado en la selva, perseguidos durante un tiempo por el tiranosaurio, al que finalmente consiguieron dar esquinazo ocultándose en el interior de un gran árbol hueco... aunque Tyrael hubiera jurado que ese árbol no estaba allí unos instantes antes y que había llegado a ver a una diminuta criatura enmascarada moverse entre los árboles. Después de evitar el ataque del poderoso depredador, trataron de localizar de nuevo a Joerh y Kellek, pero Mappo no fue capaz de encontrar el rastro de sus compañeros. Siguieron hacia el sur, hacia el Guardián Arcano, pero las pistas de un campamento goblin cercano eran cada vez más evidentes, y finalmente, después de hacer frente a un par de patrullas de exploradores, decidieron retroceder. El mapa estaba en manos de Joerh, y quizá lo habían perdido para siempre, pero Mappo creía recordar el camino hacia el Campamento Justicia, y quizá allí pudieran encontrar guía o ayuda... 

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