jueves, 15 de noviembre de 2018

LA TUMBA DE LA ANIQUILACIÓN 4

Aún cansados por los eventos ocurridos en el interior del Templo del Hombre y el Cocodrilo, Jade, Joehr, Leodithas y Kellek abandonaron el lugar, aunque antes, Joehr salió para explorar y asegurarse de que los muertos vivientes de los que se habían refugiado en el templo no continuaban en el exterior. Y efectivamente, los muertos habían desaparecido, pero Joehr no vio a un alosaurio que le atacó por la espalda, casi despedazándole. Sus compañeros se apresuraron a intentar salvarle, curándole Kellek mientras Jade se interponía entre el dracónido y el alosaurio, y Leodithas atacaba en la distancia. Y en ese momento, desde la profundidad de la jungla, apareció a ellos Tyrael, el mago tiefling, que se sorprendió al ver a sus compañeros Joerh y Kellek. Tyrael se había separado de Mappo y Turion en algún momento de los días anteriores, vagando por la jungla hasta que había llegado a aparecer en Campamento Justicia. 

Después de acabar con el alosaurio y asegurarse de que estaban en un lugar seguro, los aventureros acamparon, poniéndose al día de lo que había ocurrido en el tiempo en el que habían estado separados. Guiados por Jade con desigual suerte, decidieron continuar en busca de Vorn para cumplir el encargo de Wakanga O'tomu, aunque se perdieron en la selva, teniendo encuentros más o menos violentos con un grupo de babuinos y unos violentos girallones (grandes gorilas de cuatro brazos muy territoriales), hasta que finalmente Kellek consiguió recuperar el camino, llegando por fin hasta Vorn. El Guardián Arcano, un constructo de madera, bronce y adamantina, se encontraba quieto en mitad de la jungla, junto a unas rocas, y rodeado de lo que parecían ser toscas ofrendas de algunos pueblos salvajes de la selva, como podían ser goblins bariti o vegepigmeos. Tyrael sabía que para poder controlar al Guardián Arcano les hacía falta un medallón de control, y las huellas que se adentraban en la selva parecían indicar que Vorn recibía frecuentes visitas de goblins, que probablemente tenían el amuleto... así que siguieron el camino.



En aquella trocha se encontraron con un grupo de goblins y con un pequeño y bromista dragón feérico llamado Mok que les indicó que el medallón estaba en posesión de la bruja de la aldea goblin. Finalmente, tras cuatro días y un encuentro con un triceratop que protegía sus huevos, alcanzaron Yellyerk, la aldea bariti del Clan de las Hormigas que Pican, vigilándola desde la distancia. La aldea estaba habitada por unos cuarenta goblins y situada entre varios grandes hormigueros. Vigilando la aldea, descubrieron que una de las cabañas estaba continuamente protegida, así que dedujeron que podía ser el hogar de la "bruja" de la que había hablado Mok, pero cuando Jade trató de acercarse disparó unas trampas que alertaron a los goblins de su presencia, de modo que los aventureros se apresuraron a alejarse, internándose de nuevo en la selva para volver antes del amanecer, esperando encontrar a los batiri dormidos... y así fue. Jade se adelantó, eliminando las trampas y consiguiendo colarse incluso en la cabaña donde se encontraba dormida la reina de los goblin. Estuvo a punto de conseguir arrebatarle el amuleto del cuello, pero tropezó con una vasija, despertando a los goblins que dormían en el interior, que se apresuraron a atacar a la exploradora mientras sus compañeros fuera comenzaban a intentar ayudarla, con Tyrael y Leodithas sembrando el caos mientras Kellek y Jeohr se aproximaban para ayudar a Jade, aunque se encontraban con un problema al tener que hacer frente a uno de los enjambres de hormigas que Tyrael había provocado al destruir uno de los hormigueros. Y para sorpresa de todos, especialmente de Tyrael y Leodithas, que mantenían la distancia con la aldea, los goblins que salían de las chozas se apresuraban a correr hacia el interior de la selva. Mientras Kellek sanaba a Jade y Joerh entraba en la cabaña para ver cómo la propia reina escapaba (Jade ya le había arrebatado el colgante), Tyrael y Leodithas descubrieron a dos goblins que se apresuraban a correr hacia un mecanismo oculto entre los árboles, corriendo el mago y el paladín para impedirles hacer lo que intentaran hacer. Acabaron con los goblins, y finalmente, Joehr y Kellek salieron de la aldea con Jade, descubriendo un ingenioso sistema de los goblins para trasladar la aldea a toda velocidad y con peligrosas consecuencias para cualquiera que permaneciera en su interior. 

Con el medallón de control del Guardián Arcano en sus manos, volvieron al lugar donde se encontraba Vorn, y con el constructo bajo su mando, utilizaron las barcas de Campamento Justicia para regresar a Puerto Nyanzaru, donde se reunieron con el príncipe mercader aliado de Syndra Silvane para entregarle el medallón y el constructo y conseguir la recompensa que se les había prometido... 

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