lunes, 29 de julio de 2024

VENGADORES COSTA OESTE: 82 A 102

 

Avengers West Coast: Along Came A Spider-WomanAvengers West Coast: Along Came A Spider-Woman by Fabian Nicieza
My rating: 2 of 5 stars

Último tramo de la colección de los Vengadores Costa Oeste, unos dieciséis números, sin contar con los crossovers con Tormenta Galáctica y con Lazos de Sangre, que seguirían contando con el guion de Roy y Dann Thomas, y con el dibujo de un infame David Ross, que puede hacer en estos números la peor etapa de un cómic que se haya visto nunca. Y mira que hay autores con dibujos particulares, que pueden gustarte o no, pero que al final son personales y tal... pero Ross es simplemente malo, y hace que la última etapa de la colección sea un dolor. A estas alturas de la colección estábamos ya entre 1993 y 1994 más o menos, Image ya había irrumpido en el mundo del cómic, y los héroes tenían todos una nueva actitud, heredera del Castigador y de Cable. Y los Costa Oeste iban a pasar ese proceso en estos números, en los que el equipo formado por Ojo de Halcón (que pasaría a ser Goliath), Pájaro Burlón, el Rayo Viviente, el Hombre Maravilla, la Bruja Escarlata, Spiderwoman y USAgente formarán más o menos el núcleo de un grupo por el que se pasarán también Iron Man, Máquina de Guerra o Darkhawk.

En estos números, Roy y Dann Thomas nos hablarían del pasado de Spiderwoman y el grupo Telaraña Letal, el grupo colaboraría con Lobezno para luchar contra una especie de 4F soviéticos que quieren congelar el mundo desde Canadá, se las verán con Ultrón y su nueva novia, Alkhema, tendrán una nueva saga para hacer frente a los Señores del Pacífico y devolver Demónica al fondo del mar, y un enfrentamiento con la Legión Letal convocada por Satanish (y vaya tela con la Legión Letal...), acabaría con la muerte de un Vengador... y en el número 102, acabaría la colección, que volvería poco después convertida en Fuerza de Choque, de lo que ya hablaremos. ¿Qué sensación me ha quedado de estos cómics? Pues la de que Roy y Dann Thomas intentaban hacer cosas más o menos interesantes con lo que tenían a mano, pero que la situación y el dibujante se los comieron vivos. Así que si la etapa de Englehart tiene el encanto de la nostalgia y la etapa de Byrne el personalísimo estilo del autor, pues más o menos aquí... no tenemos nada reseñable.

Así que nada, seguimos.

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