viernes, 17 de junio de 2011

LOREENA MCKENNITT: TO DRIVE THE COLD WINTER AWAY

            1987 (madre mía, se dice pronto…) trajo el que sería el segundo disco de Loreena McKennit, con el nombre de To Drive the Cold Winter Away, frase tomada del estribillo de uno de los temas que el disco contiene. Respecto al disco anterior, To Drive the Cold Winter Away tendría dos novedades. Por primera vez, se incluiría un tema compuesto por la propia Loreena McKennit. Y por otro lado, en el disco apenas aparecen instrumentos (por no decir que es completamente vocal… salvo por los temas instrumentales) y se grabó por completo en tres lugares con una acústica muy concreta: la Iglesia de Nuestra Señora de Guelph en Ontario, un monasterio benedictino en Irlanda y el Tyrone Guthrie Centre en Annaghmakerrig (con ese nombre, evidentemente también está en Irlanda). Con To Drive the Cold Winter Away Loreena McKennit se adentra en un mundo muy concreto, el de los carol, las canciones típicas de navidad (me cuesta un poco decir “villancicos”, termino imaginándome panderetas y zambomba, y esto no tiene nada que ver), y trae canciones propias de esta época, música de recogimiento para el Otoño y el Invierno. ¿Comenzamos?

In Praise of Christmas.

            El primer tema del disco sirve de perfecto preludio a lo que va a venir después. La música llega despacio, reverberante, y pronto nos sumergimos más allá de esta en la espectacular voz de Loreena, que con la resonancia especial de los lugares en los que el disco fue grabado, es más espectacular que nunca. De este tema se toma el título del trabajo, una de las frases del estribillo, To Drive the Cold Winter Away. En ella, Loreena canta una canción con letra y música tradicional que habla del espíritu de la Navidad, apelando a que es el momento de la unión, de compartirlo todo con los amigos y los seres queridos. Y realmente, en cualquier momento en el que escuchemos esta canción, Loreena consigue que nos de la impresión de que fuera, está nevando y dan ganas de correr a por un chocolate caliente (y eso que a mi no me gusta le chocolate caliente…).

The Seasons.

            Loreena pone de nuevo voz a un tema tradicional, en el que nos habla del paso del año. Primavera, verano, otoño e invierno, Loreena dedica algunas palabras a cada una de las estaciones, recreando imágenes tradicionales de cada una de estas estaciones, desde la siembra a la caza de las perdices, o al momento en el que en Invierno, se cuentan historias junto a la chimenea. El mensaje es claro: hay belleza en todas y cada una de las estaciones si sabes buscarla.

The King.

            El acordeón abre este nuevo tema tradicional, en el que toma la voz protagonista Cedric Smith, con una voz grave y resonante. Curiosamente, el tema no habla de un rey de verdad, sino que “El Rey” al que se refiere es el Año Nuevo que llega por delante, doce meses que hay que festejar.

Banquet Hall

            Y para cualquier festejo, ¿qué mejor que un salón de banquetes? Banquet Hall supone el primer tema que Loreena McKennit compone de forma íntegra, un tema instrumental que tiene algo de música medieval, casi podemos imaginarnos a los nobles y las bellas damas bailando con complejos pasos una melodía que parece ir in crescendo, mientras cada vez más bailarines se unen a la danza. El fuego sigue ardiendo en la chimenea, fuera nieva.

Snow.

            Y es precisamente la nieve la protagonista del siguiente tema de la cantante canadiense, que pone música a un poema del poeta Archibald Lampman, uno de los más importantes del siglo XIX en Canadá. Snow es probablemente el tema más evocador de este trabajo. La letra, la música, la voz… todo ello nos lleva a un lugar rodeado de nieve, solitario, de prados y árboles cubiertos de nieve. De caminos en la nieve trazados por los trineos, y de cómo, cuando todo parece en paz, comienza a caer la nieve… y llegan los sueños que nos llevan más allá de esta.

Balulalow

            De nuevo, Loreena acude a un tema tradicional escocés, obra de los hermanos Weddeburn en el siglo XVI, lo que se puede ver por ejemplo en el deje arcaico de algunas de las palabras y dejes de la canción. Balulalow es uno de los temas más vocales del álbum, y en él, Loreena nos llama al regocijo por la llegada de Cristo, a la celebración y la alegría por la llegada de Dios hecho Hombre.

Let Us the Infant Greet.

            En este nuevo tema, también tradicional, Loreena McKennit continúa el tono calmado y tranquilo del resto del disco, y esta vez acude a la Adoración, nos vemos como pastores que llegan a adorar al Rey Niño con presentes y regalos para el Dios Niño.

The Wexford Carol.

            The Wexford Carol es una canción navideña procedente del Condado de Wexford, en Irlanda. Procedente del Siglo XII es una de las canciones más antiguas de Europa que se conservan a día de hoy y de las que más versiones. Con una melodía pegadiza y que te lleva a terminar tarareando esta música en cuanto te distraes un poco, The Wexford Carol nos habla de la historia completa de la Natividad, desde la llegada de María y José a Belén a la aparición de los Tres Reyes Magos.

The Stockford Carol.

            De nuevo, Loreena McKennitt se convierte en compositora en este villancico instrumental, donde demuestra su maestría con el arpa. No hay mucho más que decir de esta canción. Simplemente, sentaros y disfrutad.

Let All that are to Mirth Inclined.

            Mi canción preferida de este disco, sin duda. Las campanas lejanas, que se van acercando, la propia voz distante de Loreena, que se va haciendo cada vez más fuerte, pero siempre perfectamente controlada, sin estridencias de ninguna clase. Sin duda, un broche de oro con el que se cierra le disco más tradicional de Loreena McKennit, un nuevo villancico clásico que habla del nacimiento de Cristo en Belén, y que celebra la llegada del Hijo de Dios que ha venido para salvar nuestras almas… Una obra maestra de la música, que une lo contemporáneo y lo tradicional de forma magistral. Una auténtica joya.

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