jueves, 7 de febrero de 2013

EL REGRESO DEL CABALLERO OSCURO


Si al cómic de los 80 hubiera que ponerle un nombre, probablemente ese nombre fuera Frank Miller. Probablemente no sea el mejor dibujante del mundo (no lo es), pero este guionista y dibujante de cómics revolucionó el Noveno Arte con sus contribuciones tanto a Marvel como a DC o el cómic independiente, sólo o con David Mazzuchelli como dibujante (con unos lápices que parecían hechos para plasmar el mundo sombrío, oscuro y adulto de Miller). Buena prueba de ellos serían Daredevil: Born Again para Marvel o Batman: Año Uno para DC.



                Y también para esta última, Frank Miller crearía una de esas obras convertidas en objeto de culto y referencia en la historia del cómic. Lo haría de forma completa, es decir, como guionista y dibujante, y contaría con la ayuda del entintador Klaus Janson, quien hoy, mucho más experimentado que entonces, ha formado tándem junto John Romita Jr en muchos trabajos. Se trata de Batman: El Regreso del Caballero Oscuro, un cómic que más que cómic es historia.
                El Regreso del Caballero Oscuro parte con idea de What If…?, una historia fuera de continuidad y situada en el futuro, un futuro en el que los héroes como Batman o Superman han salido de pantalla, donde Estados Unidos se encuentra con una versión envejecida e inepta de Ronald Reagan como presidente y con una cadena de mandos tan ineptas e ineficaces como este al frente del congreso, el senado o la alcaldía de Gotham, donde transcurre la mayor parte de esta historia (de hecho, la historia completa, salvo por un par de breves escenas de la isla centroamericana de Corto Maltese, convertida en nueva Cuba para una crisis atómica entre Estados Unidos y Rusia). Con los héroes fuera de la vista, Gotham se ha convertido en un lugar oscuro, donde una banda llamada “los mutantes” ha hecho suya las calles, y donde, como pistoletazo de salida, nos encontramos con un psicólogo bastante idiota que decide que Batman ha sido el culpable de los crímenes llevados a cabo por sus enemigos, y considera que estos pueden ser tratados y curados. Harvey Dent, Dos Caras, sirve de detonante para esta historia y para el regreso del Murciélago.



                Por supuesto, no es Dent el único personaje clásico de Batman que tiene un lugar destacado en El Regreso del Caballero Oscuro, donde nos encontraremos también con Catwoman, el Comisario Gordon, y sobre todo, con Superman y el Joker, por supuesto. Si el Joker es el enemigo por tradición de Batman, en este caso, Miller convierte a Superman en el negativo del Murciélago en todos los sentidos. Si Batman es un hombre puesto en entredicho y cuya existencia es objeto de debate en el mundo, Superman es un arma secreta al servicio de Estados Unidos, el principal defensor de la causa de la desaparición de los superhéroes. Y así, en los cuatro tomos de los que formó parte originalmente la publicación de El Regreso del Caballero Oscuro vemos que, como si de un videojuego se tratara, cada uno de ellos está dedicado a ver cómo Batman hace frente a un enemigo: Dos Caras, el líder de los mutantes, el Joker y Superman.
                Sin embargo, hablar de la historia que Miller nos trae en El Regreso del Caballero Oscuro no hace justicia a la obra, y es que nos encontramos ante un ejercicio que es mucho más que narración. Miller alude a tantos temas que sería imposible un análisis en profundidad de esta obra en el espacio que nos da un post de estas características. Con las múltiples voces que actúan como narradores de El Regreso del Caballero Oscuro, el autor nos habla de los medios de comunicación, de la Guerra Fría y el Miedo Atómico, de las bandas callejeras, del culto a las figuras populares, del heroísmo, del miedo… Incluso de la propia historia del cómic, pues todo lo ocurrido en este cómic en torno a los enemigos de Batman y las teorías psicológicas que se plantean no dejan de ser paralelismos con los planteamientos que Fredric Wertham, el hombre que estuvo a punto de asesinar a todos los superhéroes de un plumazo con su “La Corrupción de un Inocente”, llevaba a cabo en su obra para condenar a los superhéroes de las conductas “desviadas” de los adolescentes.



                Como he dicho antes, Miller no es el mejor dibujante del mundo, pero lo cierto es que tampoco hace falta, pues en El Regreso del Caballero Oscuro el texto prima por encima de las viñetas, un guión con varias voces narrativas que hace quizá que en algunos momentos, y acostumbrados al actual modo de narración (el famoso descompressive storytelling) parece hacerse arduo… pero que sin duda, merece la pena escalar. 

2 comentarios: