martes, 10 de septiembre de 2013

LOS DEMONIOS DE DA VINCI

                Si hay un personaje que en estos últimos años ha vivido todo un boom en cuanto a novelas y estudios de todo tipo, ha sido sin duda Leonardo Da Vinci, el principal exponente del Renacimiento, que saltó a la palestra con la novela de Dan Brown El Código Da Vinci y que no ha abandonado desde entonces el podio de los personajes históricos más buscados. Con esto en mente, la cadena Starz decidió poner en marcha la serie Los Demonios de Da Vinci, cuya primera temporada he terminado de ver hoy mismo… y que me ha encantado.



                Vale, probablemente no sea demasiado justo, la serie partía con mucha ventaja para gustarme. No soy un loco de Da Vinci, pero sí un enamorado de esa época fascinante y de vivos cambios que fue el Renacimiento y todo lo que llevo consigo. Y situar una serie en Florencia, en plena época de los Medici, a pesar de algunos errores flagrantes de ambientación (la aparición de la Reina Isabel la Católica con peineta es muy grande), es una forma segura de ganarme. La primera temporada de Los Demonios de Da Vinci se centra en el tiempo de este en Florencia, el paso del genial creador de hombre del taller de Verrochio a artista bajo la protección de Lorenzo el Magnífico, señor de la Florencia de la época. Además de los conflictos políticos existentes entre Florencia y Roma, Los Demonios de Da Vinci integra también una trama de ocultismo relacionada con un grupo de iluminados llamados Los Hijos de Mitra, cuyo objetivo es conservar el Libro de las Hojas, objeto perseguido por el Vaticano del Papa Sixto IV y su “sobrino”, Girolamo Riario, representados de una manera que hace que las historias de los Borgia parezcan Caperucita Roja.



                Ante todo, es evidente que Los Demonios de Da Vinci no es una serie de instrucción histórica, es una serie de entretenimiento puro y duro, que es lo que mejor se le da a hacer al guionista David Goyer, que tiene en su haber el relanzamiento con más éxito de la JSA para DC (junto con Geoff Johns) y el guion de El Hombre de Acero, por el que después de ver esta serie he decidido perdonarle. Da Vinci, encarnado por Tom Riley, es una especie de superhéroe del siglo XV, capaz de cosas increíbles con su especial percepción de la realidad (una genial muestra de efectos especiales, que transforma las imágenes reales en dibujos a lápiz y carboncillo) y sus tics manuales; Laura Haddock encarna a una Lucrezia Donatti convertida en femme fatale de manual; Blake Ritson y James Faulkner se ponen en las pieles de Riario y Sixto IV, y son muy malos; y Elliot Cowan encarna a un regio Lorenzo de Medici. Los temas se alternan con bastante soltura, pasando hábilmente de los conflictos internos de Florencia (el enfrentamiento entre los Medici y los Pazzi) a las tramas ocultistas del Libro de las Hojas, el conflicto político con Roma o los devaneos amorosos de Da Vinci y Lucrezia.




                Lo malo, que de momento sólo hay una temporada, y el cliffhanger final es de aúpa. Vamos, que la temporada no acaba, que prácticamente se corta en mitad de una escena. ¡¡Y ahora hay que esperar a la segunda temporada!!

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