Después de asaltar el Viento Fiel, el Maldición de Besmara continuó su camino hacia el norte para bordear la costa de Motaku en dirección a Colmillo de Dahak, donde esperaban resolver el enigma de la calavera enjoyada que habían obtenido del saqueo del Pelícano. Sólo un par de noches después del asalto al Viento Fiel, mientras Evania y Vanderlay hacían guardia, se encontraron con uno visitantes inesperados a bordo del Maldición: un trío de sahuagin, criaturas a medio camino entre los hombres y los tiburones. Mientras Trufa se enfrentaba a los sahuagin, Evania retrocedía, y Vanderlay daba la alarma, despertando al resto de la tripulación antes de dejarse caer a la cubierta, utilizando su Caída de Pluma, y ayudando a Trufa a acabar con los incursores, a los que rechazaron sin demasiadas dificultades. El amanecer estaba ya cerca, así que Sarah puso a la tripulación a trabajar, mientras Evania y Vanderlay se retiraban a descansar. El capitán Shen volvió a su camarote para prepararse, y se dio cuenta de que el cráneo de la Esperanza Cruel había vuelto a su mesa. Iba a retirarlo, pero...
Seis horas después, cuando Tripas de Pez distribuía la comida, Sarah se dio cuenta de que Shen no había aparecido en todo el día, así que fue a buscarle, y le encontró de pie, mirando fijamente el cráneo enjoyado. Mientras, revisando las armas de asedio, Balon descubría que varias cuerdas se encontraban al borde de la rotura, como si hubieran envejecido más deprisa de lo que esperaba. Sarah trató de despertar al capitán, y se encontró mirando un rostro cadavérico que gritaba, superpuesto al del Capitán, que cayó al suelo desmadejado. Shen despertó en ese momento, sin ser consciente de lo que había pasado ni del transcurrir del tiempo, y Sarah reunió a los oficiales para tratar el tema junto al capitán. Además, revisaron el cofre que había contenido el cráneo: el cofre seguía en su lugar, con todos los cerrojos echados... pero vacío. Finalmente, y con pocas esperanzas de deshacerse de él, según habían leído en los diarios del Pelícano, Vanderlay arrojó el Cráneo de la Esperanza Cruel al mar.
Comenzaron a bordear la gran isla de Motaku, decidiendo que no iban a atacar los pueblos costeros, y un accidente a bordo que le costó la vida a uno de los marineros, fue el aviso de que la calavera enjoyada había vuelto al camarote del capitán. Avistaron un barco, y decidieron seguirlo, ya que parecía un mercante, pero el piloto del otro barco fue más ágil que Sandara, y eludió la persecución, de modo que los piratas perdieron esa posibilidad de botín. Sin terminar de decidir qué hacer con el cráneo, mientras Echidna proponía llevarlo a una gran ciudad (la isla de Shenchu se encontraba cerca de su ruta, y allí estaba la ciudad de Cho-Tzu) donde intentar deshacerse de ella. Los oficiales decidieron continuar hacia Colmillo de Dahak, y en el transcurso del viaje, el capitán Shen comenzó una relación más o menos apasionada con la contramaestre Sarah Lack, que de nuevo fue testigo de los efectos de la calavera sobre el Capitán, ya que la calavera volvió a aparecer en el dormitorio, y vio como Shen flotaba a varios palmos de la hamaca, con el rostro cadavérico vuelto hacia él, y tras él podía ver una espesa jungla. Lo que fuera que hablase a través de Shen le dijo "vengo", y el capitán cayó de nuevo a la hamaca, envuelto en sudor frío. Sarah y Shen relevaron a Echidna y Balon en la guardia, decididos a no contar lo ocurrido a sus compañeros.
A pocos días de llegar a Colmillo de Dahak, una fuerte tormenta sacudió el Maldición de Besmara. Sorprendido, Echidna vio como uno de los relámpagos que caían formaba en el horizonte un símbolo que le aterrorizó: el Árbol del Dolor. Una gigantesca ola sacudió el barco, y el desconcertado oráculo fue barrido de la cubierta, aunque consiguió aferrarse a una de las barandas. Vanderlay la ayudó a subir antes de que la madera se deshiciera en sus manos, pero antes de que la tormenta se disipara, aún pudieron percibir una aterradora presencia... la de un gigantesco dragón que volaba entre las nubes en dirección a la isla.
Finalmente, llegaron al Colmillo de Dahak, a una estrecha playa en la que los marineros del Pelícano se habían encontrado con los sirénidos, aunque ellos no disponían de ninguna manera de contactar con ellos. Los aventureros crearon un pequeño campamento cerca de la jungla, temerosos de lo que podían encontrarse en una isla que era notoriamente dominada por la sacerdotisa dragón Aashaq y sus acólitos draconianos. Convertida en delfín, Evania exploró las aguas cercanas a la cala, encontrando varias grietas que parecían convertirse en túneles y acceder al interior de la isla, pero finalmente no se atrevió a seguirlas, por lo que decidieron pasar la noche en el campamento. Con la puesta del sol, vieron a unas criaturas que pasaban cerca de la playa, y pensando que podrían ser sirénidos, Balon llamó su atención. Dos de las criaturas respondieron a su llamada, pero resultaron ser gatos acuáticos, unas criaturas salvajes que no dudaron en atacar a Balon y Sarah, aunque los aventureros consiguieron acabar con ellos. Mientras, Evania y Vanderlay descubrían que alguien los observaba, un sirénido, al que Evania pidió ayuda, aunque la criatura desapareció de inmediato. Al día siguiente, Evania exploró aún más las grietas, descubrió que eran caminos para los sirénidos al interior de la isla, por lo que finalmente decidieron utilizar una caballa para enviar un mensaje a los sirénidos para pedirles parlamento. Al anochecer, varios sirénidos acudieron a la playa, y su líder aceptó hablar con los aventureros. De los sirénidos descubrieron que estos habían robado el cráneo del tesoro de Aashaq, y después habían descubierto por las malas la maldición que parecía pesar sobre ella. Descubrieron así que el capitán del Pelícano buscaba específicamente esa calavera, y los sirénidos les exortaron a abandonar la isla. Ellos habían sacrificado el tesoro obtenido de los humanos a Dahak, esa había sido la única forma de deshacerse del cráneo, sin obtener ganancia alguna, los sirénidos dijeron que al igual que lo habían obtenido robando, probablemente deberían desprenderse de él a través de un robo. Finalmente, el líder de los sirénidos les exhortó a que se marcharan, y para asegurarse de ello, uno de los sirénidos llamó la atención de uno de los wyvern cazadores de Aashaq, que se lanzó en persecución de la barcaza de los aventureros. Evania alzó una profunda niebla que les escudó de los ojos del wyvern, que aún así consiguió alcanzarles, hiriendo a Sarah y Evania, aunque finalmente Balon consiguió deshacerse de él temporalmente con una bomba gélida, de modo que alcanzaron el Maldición de Besmara y pudieron alejarse de Colmillo de Dahak... Ahora sí, en dirección a Cho-Tzu.
A pocos días de llegar a Colmillo de Dahak, una fuerte tormenta sacudió el Maldición de Besmara. Sorprendido, Echidna vio como uno de los relámpagos que caían formaba en el horizonte un símbolo que le aterrorizó: el Árbol del Dolor. Una gigantesca ola sacudió el barco, y el desconcertado oráculo fue barrido de la cubierta, aunque consiguió aferrarse a una de las barandas. Vanderlay la ayudó a subir antes de que la madera se deshiciera en sus manos, pero antes de que la tormenta se disipara, aún pudieron percibir una aterradora presencia... la de un gigantesco dragón que volaba entre las nubes en dirección a la isla.
Un Wyvern de Aashaq, una de las amenazas de la jungla de Colmillo de Dahak... |
Finalmente, llegaron al Colmillo de Dahak, a una estrecha playa en la que los marineros del Pelícano se habían encontrado con los sirénidos, aunque ellos no disponían de ninguna manera de contactar con ellos. Los aventureros crearon un pequeño campamento cerca de la jungla, temerosos de lo que podían encontrarse en una isla que era notoriamente dominada por la sacerdotisa dragón Aashaq y sus acólitos draconianos. Convertida en delfín, Evania exploró las aguas cercanas a la cala, encontrando varias grietas que parecían convertirse en túneles y acceder al interior de la isla, pero finalmente no se atrevió a seguirlas, por lo que decidieron pasar la noche en el campamento. Con la puesta del sol, vieron a unas criaturas que pasaban cerca de la playa, y pensando que podrían ser sirénidos, Balon llamó su atención. Dos de las criaturas respondieron a su llamada, pero resultaron ser gatos acuáticos, unas criaturas salvajes que no dudaron en atacar a Balon y Sarah, aunque los aventureros consiguieron acabar con ellos. Mientras, Evania y Vanderlay descubrían que alguien los observaba, un sirénido, al que Evania pidió ayuda, aunque la criatura desapareció de inmediato. Al día siguiente, Evania exploró aún más las grietas, descubrió que eran caminos para los sirénidos al interior de la isla, por lo que finalmente decidieron utilizar una caballa para enviar un mensaje a los sirénidos para pedirles parlamento. Al anochecer, varios sirénidos acudieron a la playa, y su líder aceptó hablar con los aventureros. De los sirénidos descubrieron que estos habían robado el cráneo del tesoro de Aashaq, y después habían descubierto por las malas la maldición que parecía pesar sobre ella. Descubrieron así que el capitán del Pelícano buscaba específicamente esa calavera, y los sirénidos les exortaron a abandonar la isla. Ellos habían sacrificado el tesoro obtenido de los humanos a Dahak, esa había sido la única forma de deshacerse del cráneo, sin obtener ganancia alguna, los sirénidos dijeron que al igual que lo habían obtenido robando, probablemente deberían desprenderse de él a través de un robo. Finalmente, el líder de los sirénidos les exhortó a que se marcharan, y para asegurarse de ello, uno de los sirénidos llamó la atención de uno de los wyvern cazadores de Aashaq, que se lanzó en persecución de la barcaza de los aventureros. Evania alzó una profunda niebla que les escudó de los ojos del wyvern, que aún así consiguió alcanzarles, hiriendo a Sarah y Evania, aunque finalmente Balon consiguió deshacerse de él temporalmente con una bomba gélida, de modo que alcanzaron el Maldición de Besmara y pudieron alejarse de Colmillo de Dahak... Ahora sí, en dirección a Cho-Tzu.
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