Después de recuperar al guardián arcano Vorn de las profundidades de la selva de Chult, los aventureros decidieron permanecer un par de días en Puerto Nyanzaru antes de partir de nuevo, esta vez con el objetivo de dirigirse a Fuerte Beluarian, donde esperaban obtener una cédula de exploración expedida por los enviados del Consejo de los Lores de Puerta de Baldur, que reclamaban la posesión sobre las tierras de Chult. Aprovecharon esos días, después de obtener la recompensa prometida por el príncipe Wakanga O`tomu, para reponer sus provisiones de repelente de mosquitos, comida y nuevas armas. Kellek se encargó de estas gestiones, mientras Tyrael decidía permanecer por un tiempo en Puerto Nyanzaru, bajo la tutela de Syndra Silvane y el príncipe O'tamu, en previsión de que en algún momento Mappo y Turión regresaran a la ciudad. Mientras el clérigo se ocupaba de las compras y de buscar nuevos rumores, Leodithas y Joehr aprovecharon para apostar en las carreras de dinosaurios, aunque con bastante mala suerte. Al día siguiente se sorprendieron al encontrarse con una invitación de la príncipe mercader Jessamine que les invitaba a almorzar con ella en su mansión, y no tardaron mucho en averiguar que el mercado de Jessamine eran los venenos, las especias y las hierbas. Con cierta desconfianza acudieron al encuentro de la príncipe mercader, que les esperaba en su mansión, y durante el almuerzo, les comunicó su intención de ayudarles a resolver los problemas de Syndra Silvane, y aunque justificó hacerlo como muestra de amistad hacia su colega Wakanga O'tomu, los aventureros terminaron pensando que el interés de Jessamine era más personal y que ella misma podía estar sufriendo las consecuencias de la Maldición de la Muerte. Además de un tomo de herbolaria de Chult, Jessamine asumió los costes derivados de la contratación de un guía para los aventureros, que se reunieron esa noche con varios posibles candidatos en la posada de El Lagarto Atronador. Finalmente, y tras discutirlo durante algún tiempo, el voto de calidad de Kellek de Lathander decantó la decisión por el druida Qawasha y su compañero, un vegepigmeo llamado Kupalué (Hierbajo que anda), que habían dejado clara su intención de acabar con todos los muertos vivientes de Chult y que tenían contactos en Fuerte Beluarian.
Finalmente, al día siguiente, Kellek, Joehr, Leodithas y Jade salieron de Puerto Nyanzaru en dirección sur, remontando el río Tyriki hacia un paso donde pudieran dirigirse por tierra hacia el fuerte, evitando así los peligros del dragón tortuga que habitaba en la bahía de Chult. La primera de las noches que pasaron en ruta, coincidieron con una pareja de aventureros con la que compartieron hoguera y comida esa noche, el explorador Artus Cimber y su compañero saurido Dragonbait (que desde el principio no congenió demasiado con Joehr). Artus venía de Fuerte Beluarian, donde había conseguido su cédula, aunque no transmitió a los compañeros demasiada confianza en Lyria Portir, la comandante del Fuerte. Así mismo, advirtió a los aventureros de que la ruta que seguían atravesaba algunas zonas peligrosas por los muertos vivientes, lo que despertó las sospechas de Joehr sobre la posibilidad de que Qawasha les estuviera llevando de forma voluntaria por terrenos plagados de muertos vivientes para llevar a cabo su cruzada contra los no muertos. Al amanecer se separaron de Artus Cimber y Dragonbait, y en los siguientes días tuvieron algunos significativos encuentros con vegepigmeos, caníbales, y como Qawasha había predicho, coincidieron con algunos de los curiosos espíritus de la jungla llamados Chwingas, diminutas criaturas mágicas que concedieron sus dones a Joehr y Kellek antes de que finalmente el grupo llegara al Fuerte.
Lo primero que llamó la atención de los recién llegados fue el buen estado del lugar y la numerosa guarnición de mercenarios que lo protegía, imposible de mantener sin duda sólo con los beneficios de las cédulas de exploración, O Puerta de Baldur estaba realizando una cuantiosa inversión en el mantenimiento de Fuerte Beluarian, o Lyria Portir tenía alguna otra fuente de ingresos. Pasaron la noche descansando en el Fuerte, y a la mañana siguiente la propia Lyria Portir les convocó a una reunión donde les hizo una oferta. Necesitaba aventureros que exploraran para ella una lejana región de Chult, la Bahía de Shilku, en la que los hombres de Lyria habían empezado a construir al parecer un nuevo fuerte, pero de pronto habían desaparecido. A cambio de las noticias de lo ocurrido en Shilku, Lyria Portir les entregaría de forma gratuita la cédula de exploración y rechazaría la parte de sus botines que le correspondería por su exploración de Chult, y además, contarían con alojamiento y comida en el Fuerte, y pergaminos o pociones que se encontraran en los almacenes de la fortaleza.
Tras meditarlo breve tiempo, en nombre del grupo, Kellek aceptó la misión, así que se prepararon para zarpar hacia la Bahía de Shilku...