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jueves, 24 de enero de 2019

LA TUMBA DE LA ANIQUILACIÓN 10

Los aventureros permanecieron algunos días en Puerto Nyanzaru para recuperarse y comprar nuevas provisiones, para luego partir hacia Fuerte Beluarian, donde guiados por el enano albino Musharib, compraron un pasaje en un barco que les llevaría hasta la costa oeste de Chult, hacia la Forja de Hrakhamar. Allí, los aventureros conocieron a Shitti Vinecutter, la líder de los enanos exiliados de Hrakhamar, que les agradeció su ayuda y pactó con ellos la recompensa que podían conseguir si liberaban la forja de las salamandras flamígeras que se la habían robado, y además de lo que consiguieran dentro, les daría el paradero de un barco volador estrellado en las cercanías. Los aventureros se adentraron en las profundidades de Hrakhamar, descubriendo que la forja se había construido sobre una gran brecha de magma que los enanos habían utilizado para fundir el metal. Después de hacer frente a unos mefits de humo que acechaban en unas cavernas apartadas, se dirigieron a la zona central de la forja, cruzando pesados puentes y haciendo frente a varias salamandras guerreras hasta descubrir el corazón de la forja que las salamandras apenas sabían utilizar, con trabajos mucho más toscos que los que los enanos habían realizado en aquel mismo lugar. Con la ayuda del druida Mappo, los aventureros consiguieron acabar con relativa rapidez con la mayor parte de las salamandras, y finalmente, consiguieron encontrar la puerta que parecía llevar al salón del tesoro de Hrakhamar. Utilizando un viejo libro hueco donde estaban los moldes de las llaves de la puerta, el dracónido Joehr consiguió forjar dos llaves utilizando los útiles de la forja de los enanos, y así, accedieron a la sala del tesoro, consiguiendo armas, armaduras, lingotes de adamantina y recuperando el sagrado Guantelete de Moradin, una reliquia que pertenecía a los enanos. 

Con el guantelete ya en su poder, terminaron de liberar la forja, acabando con las salamandras brujas seguidoras del dios ígneo Ixim, cuya estatua Leodithas arrojó al magma (no sin antes estar a punto de precipitarse él hacia un ardiente final mientras trataba de cruzar una de las cadenas que pendían sobre el magma). Con Hrakhamar de nuevo en manos de los enanos de Shitti Vinecutter, los enanos informaron a los aventureros de la ubicación del barco volador estrellado, y les indicaron además que en el interior de la Forja había un túnel que conducía directamente hacia la Mina Wyrmheart, donde la dragona Yesca se había asentado, expulsando también a los enanos de allí. Tras debatirlo, finalmente Kellek dirigió la balanza hacia enviar una expedición a través de los túneles. Joehr, Leodithas, Jade y él mismo se dirigirían a la Mina Wyrmheart a través de los túneles subterráneos, y Turión, Tyrael y Mappo lo harían por el exterior, a través de las montañas. 



Kellek, Joehr, Leodithas y Jade utilizaron una vagoneta para avanzar más rápido por el túnel que unía ambas construcciones enanas, y en el camino tuvieron que hacer frente a un carroñero y a arañas gigantes, hasta que cerca ya de la Mina tuvieron que hacer frente al asalto de un grupo de kobolds constructores que estaban reparando los railes de las vagonetas y que parecían tener arañas gigantes como mascotas. A fuerza de puro número, los kobolds y las arañas pusieron a los aventureros en serio peligro, y de hecho, Kellek resultó gravemente herido y tuvo que ser sanado por Leodithas mientras Joerh contenía a las arañas, que consideraba más peligrosas. Finalmente consiguieron rechazar a los kobolds y acabar con ellos, para luego hacer un pequeño descanso y recuperarse antes de explorar la mina... pero el destino o la suerte quisieron que sus pasos les llevaran directamente hacia el refugio de Yesca, que quemó con su aliento a Leodithas, Jade y Joehr, dejándoles heridos, y solo Kellek consiguió escapar del fuego de la dragona antes de que los aventureros se lanzaran sobre ella. Tanto Joehr como Leodithas utilizaron los dones obtenidos de Saja N'bazi, y junto a Jade se enfrentaron a Yesca, mientras Kellek se ocupaba de que sanar lo más rápido posible sus heridas antes de que acabaran con ellos. Yesca consiguió causar heridas serias a Leodithas, pero finalmente, los aventureros consiguieron acabar con el dragón y hacerse con su tesoro... 

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