Aunque los aventureros habían conseguido derrotar a la Enredadera de Fronda que custodiaba la Cala del Atrapahombres, aún no estaban seguros. El timón continuaba roto, Sarah había atisbado a un guerrero sahuagin, y pronto, Shen escuchó ruidos procedentes del casco del barco. El capitán bajó a la sentina junto a Evania y Sarah, y descubrió varias vías de agua, que al parecer se estaban abriendo desde el exterior. Sin pensárselo mucho más y temiendo que los sahuagin pudieran causar daño al barco, mientras Evania y Vanderlay custodiaban el Maldición de Besmara, el Capitán Shen junto a Pickles, Echidna y Sarah saltaron al agua. Allí se encontraron con toda una tropa de sahuagin montados en tiburones, y ayudados por los elementales convocados por Vanderlay y los pulpos de Evania, se enfrentaron a ellos. Divididos como estaban por el propio Maldición de Besmara, y mientras Shen hacía frente a los sahuagin que trataban de romper su casco, el resto tuvieron que hacer frente al resto de los atacantes, concentrando sus ataques en los sahuagin que montaban a los tiburones. Sufrieron graves heridas, y Pickles estuvo al borde de la muerte, hasta que desde arriba Rosie pudo ver que estaba flotando y rodeado de tiburones, lo que llamó la atención de Shen, que acudió en su ayuda. Finalmente acabaron con los sahuagin y los tiburones huyeron hacia las profundidades oceánicas, lo que permitió que finalmente Evania descendiera al agua y arreglara el timón.
Krelloort, señor guerrero de los Sahuagin de la Cala del Atrapahombres. |
El amanecer estaba cerca, y pronto pudieron ver, bajo la primera luz del sol, como se revelaba una formación semejante a una calavera en una de las laderas de la ensenada, y un brillo dorado en su boca como si tuviera un diente de oro. Siguiendo las instrucciones dictadas por los verso tatuados en la espalda de Isabella Locke, se acercaron a la ladera, trepando hasta los ojos de la calavera, descubriendo que se trataba de dos cuevas, y tratando de averiguar cual era "la díscola cuenca del capitán". Se adentraron en una de ellas, en la izquierda, y dieron con unas profundas raíces que parecían las barbas de un viejo rey. Evania utilizó sus habilidades druídicas para obtener información del viejo árbol, lo que les llevó a pensar que estaban en el lugar correcto, y que deberían cavar profundamente para llegar al tesoro de Cyrus Wolfe. Se dividieron en turnos para cavar y descansar, y aprovechando un rato libre, Evania y Pickles exploraron con Trufa el otro ojo, encontrándose una trampa que no consiguieron evitar, llevándose numerosas heridas. Finalmente, tras casi un día de cavar y descansar, encontraron unos tablones de madera, bajo los que debería estar el tesoro del capitán Wolfe... pero no fue así. Bajo los tablones había un pozo y los restos de una plataforma y unas escaleras que se habían descompuesto con el paso de los años, y bajo ellas, el agua. Shen, Vanderlay, Echidna y Sarah bajaron al agua, descubriendo que se trataba de una cámara de la que partía un pasillo que descendía, absolutamente inundado. Vanderlay exploró la zona, y volvió finalmente afirmando que no había restos de tesoro, y que todo el camino parecía seguir de forma submarina. Evania y Pickles se unieron a ellos, convirtiéndose ella en una morena para explorar el camino. Al salir de aquella cámara, se encontraron en otra, y Evania fue asaltada por sorpresa por media docena de sahuagin, que la dejaron gravemente herida, aunque sus compañeros consiguieron llegar a tiempo de salvarla, curándola Echidna para que pudiera retirarse mientras Shen, Sarah, Vanderlay y Pickles acababan con los sahuagin. Siguieron por un camino ascendente que conducía a una cámara de aire, donde había restos de una cama y una silla, y donde después de evitar el veneno de unas plantas polinizadoras que dejaron dormida a Sarah, encontraron una varita de telarañas que guardó Pickles y tres pociones de respirar bajo el agua. Finalmente se tomaron las pociones de respirar agua, y Evania lanzó el mismo hechizo sobre Echidna, para convertirse ella después en una anguila.
Los aventureros exploraron el cubil de los sahuagin, haciendo frente a varios de estos depredadores, y descubriendo en el camino una nidada que Evania y Echidna propusieron destruir, antes de descubrir que eran los huevos de una Matrona locatha prisionera de los sahuagin. Utilizando un hechizo de comprensión lingüística de Vanderlay, Pickles pudo hablar con la Matriarca, descubriendo que había sido capturada por los sahuagin, que esperaban el nacimiento de sus crías para alimentarse de algunas y esclavizar otras. Echidna curó a la locatha y la liberaron, indicándola que permaneciera cerca de aquella zona, que ya habían despejado de sahuagin, mientras continuaban buscando el tesoro de Cyrus Wolf. Finalmente, al encontrar un grupo de ancianos y niños sahuagin, descubrieron que aquel era el cubil del caudillo Krelloort, que había enviado a Isabella Locke contra ellos, y los no combatientes les indicaron donde estaban las estancias del señor guerrero de los sahuagin. Hacia allí se dirigieron, encontrándose con que Krelloort era una gran sahuagin mutante, armado con un tridente de aspecto peligroso, y protegido por cinco de sus concubinas y un tiburón gigantesco. Pickles atacó al caudillo con sus proyectiles mágicos, pero este resultó estar protegido por un hechizo de escudo de mago que los detuvo, de modo que Sarah y Shen tuvieron que combatir contra él, descubriendo con horror que el toque del tridente de Krelloort convertía a Sarah en coral. Finalmente, tras disipar el escudo del caudillo, Pickles acabó con la vida de este, lo que enloqueció sus concubinas, que lucharon aún con más fuerza si cabe. Evania se hizo con el control del tiburón gigantesco, y finalmente, Pickles, Shen y Vanderlay pudieron acabar con las concubinas que atacaban a Evania y Echidna.
Una vez finalizada la amenaza de Kreellort, exploraron sus estancias, encontrando el tesoro de Cyrus Wolfe, una auténtica fortuna en oro, gemas y objetos mágicos junto a una taquilla mágica del capitán que les permitiría llevárselo. Salieron de allí con la Matriarca locatha, devolviéndole la libertad, lo que les valió poco después el agradecimiento de su clan, que les entregó un yelmo de acción acuática, mientras volvían hacia la Roca de las Mareas.
Había llegado el momento de reclamar el reconocimiento del resto de los Capitanes Libres de los Grilletes.
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