Lucifer, Vol. 2: The Divine Tragedy by Dan Watters
My rating: 5 of 5 stars
Wow, wow, wow. Muy fan de Dan Watters desde ya. Pedazo de segundo arco para la serie de Lucifer, de verdad. Como me ha recordado a los mejores momentos de la serie que en su día escribió Mike Carey con el Portador de Luz como protagonista, qué bien me lo he pasado.
La Divina Tragedia continúa directamente donde terminó La Comedia Infernal: con el regreso de Lucifer desde el pasaje mental de Sycorax y el regreso de la bruja, que resucita para formar parte de una familia disfuncional junto a Lucifer y Caliban. Pero el regreso de Sycorax alerta a los ángeles, dirigidos por Raguel, la cólera de Dios (o sea, el Espectro de DC de toda la vida), y considerando que con la resurrección de Sycorax Lucifer se está burlando de la resurrección del propio Hijo de Dios, se determina que la bruja vivirá tres días antes de morir. Y durante La Divina Tragedia, vamos a asistir a las consecuencias derivadas de esta decisión. Sycorax, decidida a rendirse a su anunciada muerte, se retira a la isla escondida de los ojos de Dios donde transcurre el texto de La Tempestad, de Shakespeare, lo que hace que Raguel tema alguna que la bruja esté planificando junto a Lucifer alguna maldad contra el Cielo. Y aunque los ángeles no son capaces de encontrarla, sí lo hacen las brujas, que acuden junto a Sycorax para realizar un gran sabbat en el que recuperamos a otro de los grandes personajes de Sandman, la hechicera Thessaly. Por otro lado, Calibán oscila entre su madre, su padre y el conocimiento de sí mismo, de su propio horror y de sus aspectos divinos e infernales. Y Lucifer decide recorrer los diversos reinos infernales para buscar un lugar en el que Sycorax sea acogida después de su muerte, y así le vemos regresar al Infierno, que continúa regido por Remiel y Duma; y visitar el Amenti egipcio, el Naraka hindú, el Hades griego...
Pero mientras todo esto ocurre y en un golpe maestro de genialidad, Watters organiza una trama inquietante que tiene que ver con una pala que Lucifer ha portado desde el tomo anterior, tallada con madera del bosque de los suicidas en el Infierno y que susurra "Dueeeeele" Y es que varios personajes que entran en contacto con la pala, reciben astillas de esta y comienzan a repetir una y otra vez esa misma palabra, mientras una nueva guerra entre el Cielo y el Infierno parece estar cada vez más cerca.
Es una obra brillante, absolutamente genial y visualmente poética, donde repiten los lápices de Max y Sebastian Fiumara, y que le van como un guante a la historia que está contando. Una narración tensa, un final impactante... Muchas ganas de seguir adelante con esta historia, de verdad.
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