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viernes, 25 de julio de 2025

SUPERMAN (2025)

 

          


  Creo que no engaño a nadie (ni sorprendo a nadie) al decir que, sin duda, Superman, de James Gunn, y con David Corenswet en el papel de protagonista, era la película más esperada de 2025, y una vez estrenada, está siendo una de las películas más comentadas, para bien y para mal, de lo que llevamos de año, y de hecho, dudo mucho que la también recién estrenada Cuatro Fantásticos: Primeros Pasos, llegue al mismo nivel de repercusión. Y como siempre que hay un fenómeno de este tipo, aparecen defensores y detractores, con opiniones más o menos fundamentadas (aunque creo que en estos casos tampoco hay que fundamentarse mucho, no me gusta es una opinión legítima, sin tener que explicar por qué, porque hay veces que no sabes por qué no te gustan las cosas, a mi me pasa con las lentejas). Pero a mí si me ha gustado, y desde mi torre de sabiduría y en un ejercicio de ego, pues voy a explicar por qué, por si a alguien le interesa.

            Superman.

            Sin subtítulos. Así ha llegado la película los cines. Iba a ser Superman: Legacy, pero finalmente, Gunn decidió prescindir de añadidos, y creo que ha sido un acierto. Solo Superman, porque en un ejercicio de nostalgia revolucionaria, Gunn recupera al héroe de la Edad de Plata, el Superman que es un icono, aquel cuyo símbolo es el segundo más reconocido del mundo, solo por detrás de la bandera de la Cruz Roja. Frente a exposiciones anteriores (no voy a meterle más caña a El Hombre de Acero de Snyder, porque se desmonta sola, no necesita de ayuda), Gunn (y Corenswet) nos traen un Superman que es, básicamente, un buen tío. Un héroe que prefiere no matar si puede evitarlo. Un héroe que pone su foco en salvar gente y evitar muertes, y lo hace a pesar de que el monstruo sigue en pie, porque su foco siempre, va a ser SALVAR VIDAS. Pero es que es lo que hace Superman. Es lo que ha hecho siempre, es por lo que se ha convertido en un icono. Es porque Superman es el héroe confiable, el que baja el gatito del árbol, salva al perro, salva a la ardilla, salva a los niños que quedan atrapados en la mina, salva el autobús del colegio que cae al pantano, salva a la chica que salta de un edificio desesperada porque su terapeuta no llega, salva al obrero que cae en una máquina de prensado de coches. Superman va a salvarnos. Siempre. Y por supuesto, salva la Tierra. Y se enfrenta a Lex Luthor. A Brainiac. A Bizarro. Al Juguetero. A Metallo. A Zod. Todo lo que hace Superman, siempre, es para SALVAR VIDAS. No es un ejercicio de ego para demostrar quien es más fuerte, él no necesita psicofantes que vayan diciendo “oh, Superman es el mejor, Superman es el más guay, Superman es el más cool”, porque lo que hace, no lo hace por él. Lo hace porque sabe que alguien tiene que hacer lo que él hace.

            Alguien tiene que ser bueno.

            Y hoy, es aún más necesario. Porque si cuando Superman se convirtió en el HÉROE, había muchos héroes similares. Flash era un buen tipo, y los demás, Aquaman, Wonder Woman, etc; eran todos buenas personas, héroes que se resistían a matar y cuya prioridad era salvar vidas. Pero hoy los tiempos han cambiado, hoy, los buenos no están de moda. En su momento, Lobezno fue una revolución en el mundo del cómic, porque era un outsider, era un héroe que tenía un lado salvaje, que se movía en terrenos de gris que resultaban incómodos para su propio equipo, que en más de una ocasión estuvieron a punto de poner a Lobezno de patitas en la calle. Incluso algunos compañeros (recuerdo una viñeta del Ángel, dibujado por Cockrum) dejaron el equipo para no estar con Lobezno, porque era demasiado peligroso. En ese momento, Lobezno era el outsider. Hoy, Lobezno es la norma. Y Superman es el rebelde. “El resto de los héroes no lo respetan”. “Es demasiado bueno, es inocente”. “Es tonto”

            Claro. Porque hoy, hemos transformado “bueno” en “tonto”. Porque en la sociedad que hemos creado, creemos que “bueno” es “tonto”. Y entonces, un héroe que es intrínsecamente bueno… vaya, es un héroe tonto. Y eso, creo, habla más de nosotros que del personaje, y no nos deja en buen lugar.

            Superman NO es tonto. No lo es, no lo ha sido nunca, y nunca lo va a ser. Superman es UN BUEN TÍO. Superman es una buena persona, y como es una buena persona, se puede permitir tener amigos, se puede permitir trabajar en grupo, se puede permitir aliarse con los mejores Superhéroes del mundo, y confiar en ellos para derrotar a un monstruo mientras él SALVA GENTE. No necesita ser él el que dé el golpe de gracia al monstruo, porque lo que hace, no lo hace por él, por su ego, no es el jugador de fútbol que si no le ponen el balón en los pies para ser él el que marca el gol, se enfada con su equipo. Ese no es Superman. Superman debería ser un modelo a imitar, y no un bufón, y si lo ves así, no es un problema de Superman, es un problema de nuestra sociedad, en la que ensalzamos los grises, los comportamientos turbios, los héroes que no lo son. Superman no es un héroe atormentado (ese es Batman). Es más, cuando Superman ha dejado de ser BUENO, no ha funcionado. O perdón, cuando han funcionado, lo han hecho situando a Superman precisamente en el otro lado del espectro moral. Y es que cuando Superman nunca ha conseguido mantener el equilibrio moral. No funciona con él. En 2011, dentro del proyecto Nuevas 52 que arrasó el Universo DC, se creó un nuevo Superman, más moderno, más hosco, más malencarado, más acorde con los tiempos… que no funcionó. A pesar de estar en manos de nombres tan potentes de la industria del cómic como Grant Morrison y George Pérez, no funcionó, y no fue solo por el caos editorial de las Nuevas 52, es que la gente no conectó con ese Superman un tanto antipático. Y de hecho, unos pocos años después, DC comenzó a echar marcha atrás, y terminó recuperando al Superman más clásico, que había estado ese tiempo en una dimensión alternativa (son cosas que pasan en los cómics) y que ahora regresaba junto a Lois Lane, y con un hijo, Jon, que, con el paso del tiempo, además se ha convertido en un icono gay del universo DC.

            ¿Sabéis cuándo sí funciona Superman malo? Cuando es malo de verdad. En Injustice, por ejemplo, la serie basada en un videojuego, y cuyo cómic comenzó como una serie limitada que vender a los jugadores y de la que nadie esperaba nada… Pero que se convirtió en un éxito que duró cerca de seis años (puestos a sumar cuentas, casi más que ese nuevo Superman de las Nuevas 52), un mundo en el que después de que el Joker mate a Lois Lane, Superman se convierte en un tirano, provocando una especie de Guerra Civil entre los superhéroes. Y por supuesto, funciona cuando Superman NO ES Superman. Lo tenemos con Patriota en The Boys, lo tenemos con Omni-Man en Invencible. Ahí puedes hacer experimentos, porque esos personajes, aunque basados en Superman, no son Superman, y no tienen que representar lo que representa Superman.

            Y Superman no es un dios.

            No necesita serlo, no es SuperGod.

            La película, por supuesto, no es perfecta. No existen las películas perfectas. Y Superman no es perfecto. Intenta serlo, pero no lo es. ¿No consigue nada? Bueno. Se entrega para salvar a Krypto. Recupera al hijo de Metamorfo. Vence a la Ingeniera, y de forma más expeditiva, a Bizarro/Ultraman. ¿Tiene ayuda? ¿Por qué no iba a tenerla? Superman es un héroe de equipo. Ha inspirado a equipos enteros. Ha formado parte de la Sociedad de la Justicia y de la Liga de la Justicia. La Legión de Superhéroes del siglo XXXI se funda inspirada en Superman (en el Superman clásico, sería imposible que determinados supermanes inspirasen nada a nadie). Pues claro que tiene ayuda. Una selección curiosa, la de Mister Terrific, Metamorfo, Hawkgirl y Guy Gardner. Pero que hacen lo que tienen que hacer, que es ponerse del lado de Superman, porque con este Superman, sabes que ese lado es el correcto. Y si cuentas con la ayuda de los mejores del mundo, ¿por qué diablos vas  luchar tú solo? ¿Por qué vas a dejarlos fuera del combate? ¿Por qué no vas a contar con un perro que vuela y tiene superfuerza? Están disponibles. Lo eficaz es COLABORAR. Y es fácil ver que son los mejores del mundo porque ninguno de ellos se deja una puñetera Caja Madre encima de un coche para que se la lleven los Parademonios…

            Se dicen más cosas, claro. Que el guion es una copia de Superman, la película de Richard Donner y que encarnó el mejor Superman que existirá nunca, Christopher Reeve. Bueno, yo no lo veo así, pero puede ser. Supongo que entonces tendremos que asumir que El Hombre de Acero fusila Superman II, ya que el argumento es el mismo, el enfrentamiento entre Superman y los renegados kryptonianos de Zod, ¿no? Y que a su vez, ambas fusilan ochenta y cinco años de cómics. Porque lo que no puede ser es utilizar la ley del embudo, si Gunn ha fusilado algo, otros han fusilado más. Y con peor criterio.

            En fin, no quiero hacer esto mucho más largo, porque creo que ya he expresado lo que quería expresar. La película no es perfecta. Puede tener fallos. No hay nada que le guste a todo el mundo, ni siquiera el chocolate. Puedes no entenderlo, pero es así. Pero si hay algo que esta película ha conseguido, es traer de vuelta a Superman.

            Al auténtico.

            Al verdadero.

            Al único.

            Al héroe.

            Y con él, creerás que un hombre puede volar.

1 comentario:

Luis Millán dijo...

Te aplaudo hasta con las orejas.

A mí lo que más me gusta de esta última película de Superman es eso Superman. Es todo lo que dices.

De hecho ME ENCANTA que Clark sea el tipo guapo, seguro de si mismo y triunfador, mientras que Superman es más "torpon", e inseguro. Han invertido las tornas y funciona.

Lo quea mí no me ha gustado (y me ha sacado de la película) son más los aspectos técnicos de la película lo que no me han cuajado.

Las sierras circulares de arquitecta o el perro por CGI... Uf, me ha costado mucho tragarlo. Y que para los que no han leído Superman, apenas pillan las mil y una referencias que mete Gunn. Muchas cosas son... Porque patata.

Así que sí, el espíritu y Superman son perfectos, pero la ejecución me ha dejado más insatisfecho de lo que me esperaba.