Después de lo ocurrido en las noches anteriores, y
tras ser incapaz de dar con Marco Antonio Pértinax en Roma, Ashai el Egipcio
descubrió que seguía siendo vigilado. Envió a sus ghouls para hacer saber al
espía que había sido descubierto, invitándole a reunirse con él, pero su
seguidor declinó la oferta. Mientras Ashai se disponía a preparar un brebaje
setita que pretendía mezclar con el vino para ofrecérselo a los Senadores como
modo de disponerlos a favor suyo, el espía, el antiguo soldado Gálico, dejó finalmente
el entorno de la villa de Ashai, para dirigirse a la Suburra, buscando el
consejo y la ayuda del Gangrel Albio. Pero Albio estaba ocupado en sus
"negocios" con las cofradías de protección del Arroyo. Gálico
localizó a Albio torturando a la familia de un comerciante que no había
cumplido con sus pagos de forma adecuada, y puesto que Gálico se negó a ayudar
a Albio en lo que este esperaba, tampoco recibió la ayuda del Gangrel, de modo
que acudió en busca de Fabia Naevia, la chiquilla de su patrón, Escauro, para
que le ayudara a encontrar refugio, una pequeña casa en el Monte Celio.
Mientras esto ocurría, el Cuestor Aventino, el
Lasombra Septimio Agripa, acudía al refugio de Marco Antonio Pértinax para
informarle de que él y el Malkavian Licas habían sido convocados por el Senado
Eterno para testificar a la noche siguiente y esclarecer lo ocurrido en las
Termas Públicas. Pértinax aceptó la convocatoria, y cuando Licas acudió a su
casa, le informó. Juntos decidieron salir a cazar, y se dirigieron hacia una
fiesta en el Esquilino de la que Licas había oído hablar, una orgía celebrada
por un rico comerciante llamado Mamertino Lucio Volpusio, hacia cuya villa se
dirigieron. Ambos fueron recibidos por los celebrantes, embriagados por el vino
y la lujuria. Mientras Pértinax seducía a una de las esclavas y se alimentaba
de ella en las bodegas, Licas se enzarzaba en un debate con la protectora
Lasombra del anfitrión, que resultó no ser otra que la Primus Lasombra de la
ciudad, Casandra Papo. Casandra reconoció a Pértinax, chiquillo se su aliada
Sergia Quintia, y celebró la noche con él, Licas y el Toreador Salvio Galerio
Tíbulo, lo que llevó el debate entre ellos a la presencia de los Setitas en la
ciudad, oponiéndose a ella Casandra, que culpaba a los Setitas de la corrupción
de Marco Antonio y su derrota en Accio.
A la noche siguiente, el Senado Eterno se reunió. El
Senado estaba presidido por la Príncipe de la ciudad, Camila, acompañada
siempre de su esclava, Livia. Lisandro, el Primus Ventrue, dirigía a su clan,
cuyo portavoz era el cónsul Marco Emilio Escauro. Tras los Ventrue, en el
Senado Eterno el clan con más poder eran los Lasombra, encabezados por la
Primus Casandra Papo, y con el que había sido el Primer Hombre de Roma, Cayo
Mario como cónsul. El tercero de los grupos del Triunvirato eran los Malkavian,
dirigidos por el Primus Odiseo Ulises y con la cónsul Larissa como portavoz.
Los Toreador eran el cuarto clan en poder, aunque no tenían Primus, siendo
encabezados por el antiguo Toreador Beshter. El Toreador Astianax y el
Capadocio Poncio Jánitor ejercían como Censores. Fabia, Tíbulo y Pértinax
ocuparon sus lugares como Senadores, mientras Gálico accedía como uno de los
miembros de la cohorte de Escauro y Licas esperaba en un rincón a ser llamado.
Ashai el Egipcio pudo acceder al Senado para realizar su petición, aunque no
pudo distribuir como esperaba el vino entre los asistentes, ya que los
Senadores de Roma no se alimentaban en el Senado. Ashai realizó un gran
discurso ante el Senado, pero no contó con la ayuda adecuada, ya que ante su
oratoria, su propio aliado, Tíbulo, quedó embelesado y fue incapaz de hablar.
Desesperado, Ashai utilizó uno de sus trucos de Hechicería Setita, haciendo que
Fabia se alzara para apoyar la presencia Setita en Roma, sorprendiendo a los
presentes, y sobre todo, a su propio Sire, Escauro. Sin embargo, la maniobra
del Setita no pasó del todo desapercibida para los presentes, pues Licas
consideró extraña la nueva actitud de la Ventrue, y utilizó Dementación para
aumentar aún más su vehemencia, viendo a ver dónde conducía. El uso de
Dementación en una sala llena de Malkavian despertó las suspicacias del propio
Beshter, que avisó de ello al Censor Astiánax. Este impuso veto sobre las
palabras de Fabia, que no debían ser tomadas en consideración por el Senado.
Aún así, esto dio tiempo a Tíbulo de recuperarse, y aunque su discurso no fue
todo lo brillante que podía haber sido, finalmente los votos de los presentes
se decantaron de parte del Setita, a pesar de los discursos de Escauro y
Pértinax en contra de esto. La Príncipe Camila dio permiso a Ashai para
establecerse en Roma por tres años, siendo la situación revisada veinticuatro
meses después, y le invitó a que compartiera su vino de sangre con los
Senadores para celebrar lo que había conseguido. Ashai pudo abandonar la sala,
mientras Escauro llamaba a Pértinax y Licas para que hablaran de lo ocurrido en
las Termas Públicas y de su acusación a Quinto Léntulo, que junto a los otros
conspiradores, apareció cubierto de cadenas ante el Senado. Pértinax narró lo
ocurrido, y la Príncipe Camila mostró su apoyo a los atacados, reconociendo que
no apoyaba a la Espada, ya que se consideraba simplemente la portavoz del
Senado, no la Emperatriz de Roma. Léntulo reconoció lo que habían hecho, y
afirmó que Roma necesitaba al Imperio, y si Camila no aceptaba ser la
Emperatriz, alguien lo haría. Léntulo fue condenado a muerte según las leyes
senatoriales de Alta Traición, y Pértinax y Licas invitados a su ejecución.
Tras la
reunión en el Senado, Larissa y sus seguidores se reunieron con Licas, al que
Beshter había identificado como culpable del uso de Dementación en el Senado.
Licas intentó justificarse, despertando la curiosidad de Larissa, pero aun así,
le desangraron como castigo por lo que había hecho, dejándole apenas sin
sangre. Mientras Larissa y sus seguidores se alejaban, un niño Malkavian se
acercó a él, y le susurró que acudiera al Janículo. Fabia y Gálico que se
habían marchado con Escauro sin quedarse a las celebraciones por un lado, y
Ashai y Tíbulo por otro, además de Pértinax, que esperaba acudir a la Roca
Tarpeya para la ejecución de Léntulo, recibieron notas lacradas con un sello en
forma de ojo, indicándoles que acudieran al Janículo. Aunque guardó silencio al
respecto, Licas identificó el sello con el símbolo de Tryphosa, la Malkavian
consejera de Camila que había empujado a Roma a luchar contra Cartago.
Pértinax, Licas, Ashai, Tíbulo, Gálico y Fabia se encontraron en el Janículo,
ante un viejo templo dedicado a Jano, el dios de las dos caras, señor de las
puertas, de los principios y los finales. Tras algunos minutos de
presentaciones y de alguna breve discusión, una puerta secreta se abrió, y una
mujer vestida de gris y con los párpados, boca y oídos cosidos, hizo su
aparición, con el símbolo del ojo tatuado en ambas manos. Tras unos momentos,
la mujer regresó al subterráneo, despacio para que la siguieran. Los seis
vampiros se internaron en el camino de la extraña mujer, llegando a una sala
donde la oronda Tryphosa les esperaba, acompañada de una aprendiza, la delgada
Capadocio Constancia, a la que estaba enseñando sus habilidades proféticas.
Tryphosa, que realizaba augurios en las vísceras de los animales (y de algunos
humanos), afirmaba haber visto a los jugadores en sus visiones. “Sí, sí, aquí estáis. El hereje, la
madre, el soldado, el poeta, el hombre de las máscaras y el maestro…no hay
ninguna duda, sois vosotros. Si miráis bien podréis veros, ¡malditos hijos de
una ramera apestosa, mirad bien y aprended!”. “Roma se sostiene sobre un
equilibrio precario, tres dioses quieren repartirse el poder, un cuarto acecha
esperando. Si alguno de ellos toma más de lo que debe, la ciudad se
deshilachará por sus costuras. Hay un puño que pende sobre todo, que amenaza
con golpear el tablero y derribar todas las fichas, y dos dioses ciegos
atrapados en una lucha antigua que no aciertan a ver que sólo son peones de un
juego más antiguo, del juego del Caos. Y estáis en el centro de todo, los Niños
de Roma. Ay, Madre de las Ciudades, mira a tus hijos. Antes de que el fin sea
inminente, buscad a Romo”.
Tras estas
palabras, Tryphosa entró en un trance profundo,
en el que comenzó a mascullar en egipcio antiguo y fenicio, y aunque no
comprendieron sus palabras, Constancia había tomado nota de estas y las había
traducido al latín, compartiéndolas con ellos. “Y así fue como el Puño del
Faraón Perdido descendió de los cielos sobre la vieja ciudad de Dido, llevando
con él su maldición. Ay, Moloch, ay Moloch, ¿qué hiciste de la vieja Qart
Hadast?” Licas identificó Qart Hadast
como la antigua Cartago, destruida por los Ventrue, según estos porque el
infernalismo había cuajado en sus calles; según los Brujah para destruir la
utopía allí creada. Moloch era el dios devorador de los fenicios, pero para
Pértinax significaba algo más. Moloch era el nombre del antiguo Baali que había
seducido al Antediluviano Brujah, Troile, y le había conducido al Infernalismo.
Y Tryphosa temía que aquel camino, se repitiera en Roma…