Con el fin de Vengadores vs X-Men y el salto de lleno
a Marvel Now con sus cambios de equipos creativos y de perspectiva de las
colecciones, las que teníamos hasta ahora en las librerías van llegando a su
fin, y me parece justo, además de hablar de lo que se nos avecina, tener un
recuerdo justo y una despedida de lo que hasta ahora hemos tenido. Y vamos a
empezar con una colección que se ha quedado en unos diez números (9 en
numeración española, de hecho), y a la que precisamente la proximidad de Marvel
Now no ha ayudado. Hablo de Defensores,
de Matt Fraction y Terry Dodson, al menos en principio, aunque luego han ido
pasando por ella dibujantes bastante menos reconocidos que el (desde mi punto
de vista) sobrevalorado Dodson, un baile de dibujantes que ha sido otro punto
en contra de la colección.
A
ver, teniendo en cuenta que Fraction no es uno de los guionistas mejor
valorados de Marvel a nivel seguidores, es obvio que cualquier trabajo suyo va
a ser examinado con lupa, y en Defensores,
los fallos no son difíciles de encontrar. El punto de partida está bien, la
verdad: uno de los seguidores de la Serpiente, Nul, el que había poseído a
Hulk, anda libre por el mundo, y Hulk recurre al Doctor Extraño, Estela
Plateada, Puño de Hierro y la Hulka Roja (a los que más tarde se unirían la
Gata Negra y el Hombre Hormiga) para detenerlo, encontrándose en el camino con
el que sería el verdadero argumento de la serie: la existencia de los llamados
“Motores de Concordancia”, poderosos objetos protegidos por guardianes no menos
poderosos con la imagen del Preste Juan (el de Marvel, un viejo conocido de los
Cuatro Fantásticos), y cuya forma recuerda poderosamente al de esa creación de
DC que es el Worlogog, el mapa del Universo que suele manejar Hourman. Estos
motores tienen la capacidad de impedir que la gente hable de ellos (detalle curioso),
y al tratar de encontrarlos, los Defensores se ven sumidos en una aventura que
abarca varios tiempos y dimensiones en una carrera por la existencia del mundo
contra los llamados Celestiales de la Muerte.
Como
he dicho antes, el punto de partida es entretenido, y la serie mantiene un
carácter aventurero y de ciencia-ficción que tiene su puntito, pero como he
dicho antes, Marvel Now acechaba en el horizonte, las ventas no acompañaban
demasiado, y Fraction tenía nuevos proyectos. Los Defensores iban a pasar a
mejor vida en breve, de modo que en un momento determinado, la sensación que me
da la serie es de que el guionista decidió alargar el arco original (con lo que
queda como demasiado “estirado”) y de alguna manera, al mismo tiempo
apresurarlo (el último número es como leer algo parecido a “y entonces hicieron
esto y el mundo se salvó”). Además, el punto original se perdió en el camino, y
las ideas de Fraction han terminado no siendo tan innovadoras como parecía (la
existencia de los héroes como sistema inmunitario de la Tierra por temas
relacionados con los Celestiales, ya fue desarrollada por Alex Ross y Jim
Krueger a lo largo de esa magnífica creación que es Tierra-X y sus continuaciones, Universo-X
y Paraíso-X; y el “final que no
ha ocurrido…”, en fin, no voy a mencionar a Resines…).
Con
esto, podría decirse que Defensores de
Fraction se ha convertido en la crónica de una muerte anunciada, una
encarnación del no grupo más famoso
del mundo del cómic que, probablemente, no pasará a la historia de este .
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