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lunes, 29 de abril de 2013

NOCHES DE ROMA: ACCUSATIO


                Tras hablar con Romo, los jugadores volvieron a la superficie, donde cada uno de ellos regresó a sus quehaceres. Pértinax acudió junto a Ashai para comprobar lo ocurrido con Tíbulo, al que el Setita tenía encadenado y casi desangrado en las bodegas de su mansión. Tras cerciorarse de que el Toreador estaba bien dentro de lo que cabía y que mostraba lo que parecían ser síntomas de Dominación por parte de Astiánax, Pértinax le dejó finalmente en manos de Ashai, que no tardó en dar a Tíbulo su sangre para vincularle a él, mientras comenzaba los preparativos de un ritual que llevaría a cabo al día siguiente para comenzar sus movimientos alrededor de Astiánax/Néstor y acercarse así al Puño del Faraón Negro. Mientras, Quéreas acudía a reunirse con Zóster para informar de que estaba en la pista del Puño, aunque el antiguo asesino Nosferatu no estaba de acuerdo en depender de objetos externos para defenderse de Camila y los Ventrue aunque Zóster fue claro en sus órdenes. Si encontraban el Puño, este debía ser llevado a Sub-Roma.

Marco Antonio, antiguo Triunviro y familiar de Pértinax.


                A la noche siguiente Ashai preparó un ritual de hechicería setita para tratar de vincular a Astiánax, enviándole al Censor Toreador un cofre que le vincularía a él, una carta citándole para la noche siguiente en su villa… y la piel del rostro de Tíbulo, que Ashai arrancó cuidadosamente facilitándole luego al Senador la sangre necesaria estrictamente para cuidar sus heridas. Poco después de que hiciera el envío, llegaron Pértinax y Quéreas, cada uno interesado en reunirse con el Setita por sus propios motivos (el estado de Tíbulo en el de Pértinax, la búsqueda del Puño del Faraón Negro en el de Quéreas). Tras una breve reunión en la villa del Setita, Pértinax decidió dedicarse a averiguar el paradero del Libro del Laberinto, tratando de localizar los restos del Oro de Tolosa que Quinto Servilio Cepio el Mayor había robado. Siguiendo el consejo de Ashai, Pértinax se dirigió hacia Ostia, donde pudo encontrar a Simón el Judío, el Capadocio librero que le ofreció algunos tratados de genealogía, que Pértinax se apresuró a comprar, volviendo a Roma para estudiarlos.  Así descubrió que Quinto Servilio Cepio el Mayor había tenido un hijo, Quinto Servilio Cepio el Menor. Este se había casado con Livia Drusa, y había traído a Italia como poco parte del Oro de Tolosa, que había invertido en una serie de factorías de armas en el norte. Cepio había tenido tres hijos con Livia Drusa: Servilia Cepionis Maior, Servilia Cepionis Minor y un nuevo Quinto Servilio Cepio. Los dos últimos no parecían tener relevancia, pero Servilia Cepionis se había convertido en la amante de Cayo Julio César, y era la madre del hombre que había acabado con la vida de César en los Idus de Marzo en el Senado, Marco Junio Bruto… el traidor Bruto que para toda Roma había muerto por su propia mano después de ser derrotado por Augusto y Marco Antonio en Filipópolis, en Macedonia… y al que Pértinax había conocido en Sub-Roma, convertido en un Nosferatu por obra de la propia Loba. Pértinax acudió a Sub-Roma, donde solicitó una audiencia con la Loba para dos noches después, ya que la noche siguiente había reunión del Senado.
                Mientras Pértinax averiguaba todo esto, Ashai era convocado al Templo de Apolo Sosiano por Astiánax para que acudiera allí de forma inmediata junto a Tïbulo. Astiánax había enviado a varios lictores, de modo que Ashai aceptó y se dirigió al templo con Tíbulo y Quéreas. Cecilia Albina les dio permiso para entrar, pero cuando se encontraron en el despacho del Censor, se encontraron con que todo estaba revuelto. Mientras Tíbulo avisaba a los guardias, Ashai encontraba una puerta secreta que conducía a una estancia pequeña en la que había un viejo relicario de oro vacío, síntoma de que el Puño ya había desaparecido. Y Quéreas tropezó con los restos de Astiánax, poco más que un montón de ropa sucia y cenizas pegajosas. Los guardias irrumpieron en la sala, y el caos se extendió por el Templo de Apolo Sosiano hasta la aparición de Beshter, cuya presencia impuso orden. El antiguo Toreador nombró a Cecilia Albina Censor de los Toreador en el puesto de su fallecido Sire, y tras leer en la mente de Tíbulo lo ocurrido en las horas anteriores, prohibió a Ashai volver a dañar a alguien de su sangre.


Una recreación de la Curia Hostilia, el lugar de reuniones del Senado Eterno.

                Mientras los Toreador iban saliendo del caos, Tíbulo y Quéreas escucharon que Astiánax tenía una villa en el Celio donde residía y guardaba algunos de sus tesoros, y hacia allí se dirigieron con Ashai, encontrando además a Pértinax por el camino, ya que el Lasombra se dirigía al encuentro de Ashai para compartir con él sus descubrimientos sobre el Libro de los Días y Bruto. Juntos entraron en la villa de Astiánax, donde un criado dominado estaba destruyendo los diarios del Toreador. Mientras Tíbulo trataba de poner orden entre los esclavos, Quéreas Ofuscaba a Ashai y Pértinax. Mientras el Nosferatu apartaba al criado del fuego, Pértinax usaba sus sombras para extinguir la hoguera, recuperando después los restos de pergamino y papiro que había entre las cenizas. Sin embargo, no pudieron entretenerse a leer los restos de los escritos de Astiánax, pues fueron atacados por una repentina aparición, una momia cuyas vendas se movían a toda velocidad, y que llevaba en el pecho un medallón con sello de Kemintiri, la Diosa de los Mil Rostros.
                La momia noqueó a Tíbulo y Ashai antes de que pudieran reaccionar, y tomando a hombros al Toreador y al Setita, Quéreas y Pértinax consiguieron escapar de la Momia, que destruyó tras ellos el refugio del antiguo Censor Toreador, y donde a pie de calle, Pértinax consiguió evitar el último ataque de la Momia antes de que ella volviera a desvanecerse en el interior de la casa. Quéreas y Pértinax se llevaron a los heridos a la villa de Ashai, donde se restablecieron de sus heridas y pudieron examinar los documentos que el Lasombra había salvado.
LOS DIARIOS DE NÉSTOR.
                … me pregunto si no se trata de una maniobra de alguien más viejo y manipulador que yo mismo. Sabemos que la Diosa de los Mil Rostros entregó el Puño del Faraón Negro a Moloch, pero mis informadores dicen que ahora ha decidido recuperarlo, lo que me pone en un gran peligro. He oído que en las próximas semanas un enviado de Egipto llegará a Roma, y me asaltan grandes dudas sobre él. ¿Obedece a la voluntad de la Diosa de los Mil Rostros o realmente sirve a las Cortes Egipcias? Cuando estuve en Tebas, los Setitas consideraban a Kemintiri una hereje, ¿sigue siendo eso así o se ha reconciliado con sus hermanos de clan para desgracia del mundo? Ah, aquel viaje enloqueció a Alejandro, ojalá jamás hubiera estado en Tebas, ojalá jamás me hubiera tenido que ver obligado a matarle. Amaba a aquel hombre, y no creo que el mundo vuelva a ver a un gobernante igual… pero cuando salió del Templo de Amón, había enloquecido. No le bastaba con haber arrebatado el Puño a los Setitas, quería también el resto de los objetos. Y creo que eso es lo que Kemintiri busca, si mi inteligencia no me engaña. Reunirlos todos y utilizar su inmenso poder para rehacer el mundo a su imagen y semejanza. Pero creo que está loca, y que no ha contado que hay otros que aspiran a lo mismo, criaturas antiguas, tan poderosas o más que el propio Beshter y la misma Kemintiri. Si Roma ha atraído a criaturas como ellos, ¿no habrá otros muchos que hayan acudido aquí? Tras la caída de Cartago, algunos intentamos alejar lo más posible unos objetos de otros, temiendo que otro Moloch se alzara, recordando el tiempo en el que habíamos luchado contra los Baali y nos vimos obligados a hacer estallar Thera para destruir el Laberinto. Yo custodié el Puño, y Brinno se llevó el Libro. Por supuesto, no voy a poner por escrito donde se llevaron los otros tres objetos, escribo esto para mi propia vanidad, pero no voy a poner a otros en peligro. Baste decir que a día de hoy, la Estatua, la Campana y la Rueda deberían estar a salvo y lejos de las garras de esa fastidiosa serpiente. Pero Roma crece cada vez más, y lugares que antes parecían lejanos ahora forman parte del mismo Imperio. ¿Será Roma un lugar seguro? ¿Lo serán Judea, Britania o Grecia? Que Quirino nos guarde si…”

                Los personajes pasaron en el refugio de Ashai el día, y al anochecer, Tíbulo, Pértinax y Quéreas abandonaron la zona, Quéreas para atender sus propios asuntos y los dos Senadores para acudir a lo que sería si primer encuentro con Escauro después del tumulto iniciado contra su refugio y del que Tíbulo fue “vocal”. Pero en el camino, Tíbulo sufrió los efectos de los días anteriores, y cayó en frenesí, bajo la mirada de Quéreas, que decidió permanecer al margen y mientras el Toreador se arrojaba en pleno frenesí hacia el Foro, poniendo en peligro así con su desidia a toda la Estirpe de Roma, ya que el Nosferatu se limitó a permanecer Ofuscado, lo que obligó a Pértinax a actuar in extremis, atacando al enfurecido Toreador y poniendo en peligro su propia no-vida, mientras los presentes en el Foro huían atemorizados. Dejando de lado su despreocupación por un momento, Quéreas finalmente intervino, tratando de detener al enfebrecido Tíbulo, pero fue Pértinax quien finalmente consiguió un certero golpe con su gladius que atravesó el corazón de Tíbulo, empalándole y llevándole finalmente a su refugio donde pudiera recuperarse de todo lo ocurrido en las noches anteriores.
                Escauro les esperaba en el Senado…


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