No es la crónica de un mundo... es la historia de muchos.

sábado, 15 de noviembre de 2025

LOS DIABLOS


 

    De los actuales nombres de la fantasía, probablemente al que tenga más abandonado (sin contar a Brandon Sanderson, que directamente no me gusta), es seguramente a Joe Abercrombie... teniendo en cuenta que me acabo de dar cuenta de que a lo tonto, este es el séptimo suyo que leo... así que igual no es que le tenga abandonado si no que no es de los que más me impresiona. Pero con la lectura de Los Diablos, creo que podemos pasar a no es de los que más me impresionaba. Y es que, avanzo ya, este libro me ha parecido de los más divertidos, dinámicos y adictivos que he leído últimamente, y se pondría como libro del año seguramente si no hubiera leído hace poco La Ciudad de las Últimas Oportunidades, que Tchaikovsky, es mucho Tchaikovsky. 

    Abercrombie, conocido como Lord Grimdark, probablemente sea el escritor más conocido de este subgénero de la fantasía, y yo lo había leído en su trilogía La Primera Ley y en la Trilogía del Mar Quebrado (lo que Abercrombie entiende por novela juvenil...), y si bien estas novelas me han gustado en general, creo que en esta novela ha dado un pasito más hacia algo que me parece muy interesante... y es que parece que ha escrito este libro pensando en mí, de verdad. En lugar de crear un mundo ficticio, Abercrombie hace su versión de Doce del Patíbulo en una Europa medieval en la que muchas cosas son iguales que en nuestra historia... pero muchas otras han cambiado. La Iglesia sigue siendo una fuerza motriz extremadamente importante, pero en lugar de adorar a Cristo, su figura redentora es una Salvadora, y las jerarquías de la iglesia están dominadas por mujeres, con una Papisa y un montón de cardenales mujeres... y que está separada de la Iglesia Oriental (como ocurría también en nuestra historia, aunque por otro tema) por un enfoque teológico y simbólico, aunque comparten básicamente toda su filosofía. A lo largo de la novela vamos a ir viendo cuales son los motivos de esas diferencias históricas, pero en este mundo, la capital del imperio que aquí llamábamos bizantino, es Troya, en lugar de Bizancio/Constantinopla, pero hay una Ciudad Santa (que podemos entender que es Roma... pero tampoco pondría la mano en el fuego...), y lugares tan reconocibles como León, Córdoba o Borgoña. Y en lugar de luchar contra el Islam, las Cruzadas han tenido lugar contra los Elfos, considerados salvajes y caníbales. 

    Y será en este mundo donde conozcamos al Hermano Díaz, un sacerdote leonés que acude a la Ciudad Santa para obtener un cargo eclesiástico, para encontrarse al frente de una capilla secreta formada por monstruos, criaturas mágicas y apartadas de la iglesia. Así veremos a un sorprendidísimo Díaz, que más o menos es poco más que un chupatintas, convertido en responsable de una congregación que incluye a un orgulloso nigromante, una veleidosa bandolera, una sigilosa elfa, un vampiro, una mujer lobo y un experto guerrero cruzado. Y juntos, tendrán que escoltar a una jovenzuela ladrona perseguida por las mafias de la Ciudad Santa, que resulta no ser otra que la desparecida princesa Alexia, heredera del Trono Serpentino de Troya. Así que nos vamos a encontrar con una novela de viajes fantásticos, en la que el grupo tendrá que llegar hasta la ciudad de Troya, enfrentando a los rivales de Alexia por el trono a través de mil y una aventuras de todo tipo, que les llevarán a enfrentarse a traiciones, hechiceros, monstruos, piratas, emboscadas, guerras... y a sus propias relaciones, secretos y tensiones propias, a sus secretos y a sus miedos. Y es que mientras los personajes viajan a Troya, vamos a ir conociendo a estos Diablos que dan título al libro, y que van ir dando cada uno de ellos un paso tras otro para retorcer sus propios clichés y convertirse todos en personajes a recordar, desde los ya mencionados Díaz y Alexia, a sus acompañantes, Baltasar, Baptiste, Solete, el barón Rikard, y Jakob, cada uno con su voz, sus miedos, sus sueños... Y todos y cada uno de ellos personajazos por derecho propio que se van ganando la atención y el cariño del lector, que termina sintiéndose como uno más de estos Diablos, conociendo sus ideas, riendo con sus bromas, y participando de su camaradería (o falta de ella). 

    Y por supuesto, más allá del humor negro y las escenas de acción, Abercrombie nos habla de la redención, de la esperanza, de la injusticia, del amor, de la atracción, de la ambición... Es decir, Abercrombie construye una historia grim dark sobre la humanidad. 

    Y es una gran historia.