No es la crónica de un mundo... es la historia de muchos.

domingo, 30 de octubre de 2016

CALAVERAS Y GRILLETES: MOTÍN EN EL AMARGURA (V)

Con el sol ya en el cielo, los aventureros dirigieron la barca en la que se encontraban hacia la isla, dejando a la tripulación del Promesa de Hombre tratando de arreglar el barco. Buscando un lugar donde fondear, encontraron una pequeña población en la costa norte de la isla, aunque al no encontrar un lugar discreto donde desembarcar, decidieron continuar explorando, encontrando una playa en una bahía al sureste. Mientras se acercaban, Evania  divisó una figura humana de pie en la playa, y al acercarse, pudieron ver que era un esqueleto sujeto a un palo, atado con tendones, y con numerosas muescas y heridas en todos los huesos. Con cuidado, fondearon la barca y exploraron la playa, divisando dos caminos, uno que se dirigía al norte a través de la jungla, y otro que se adentraba en esta hacia el oeste. Además, al sur de la playa, parecía haber unas tierras de cultivo. Finalmente, tras acabar con unos cangrejos gigantes que pusieron en aprietos serios al equipo, consiguiendo incluso herir de gravedad a Echidna, decidieron seguir el camino del norte, siguiendo las indicaciones de un pájaro al que Evania había convencido para que les diera la dirección donde poder encontrar agua dulce. 

El ankheg, gran amigo de Balon.


Según avanzaban hacia el norte, se fueron adentrando en una espesa jungla que terminó convirtiéndose en un pantano, donde fueron atacados por una plaga de mosquitos de la que consiguieron escapar, para dar con un claro, donde había una tienda de seda apoyada en un árbol bastante frondoso, un claro inundado por un olor pútrido. Mientras Echidna se concentraba en detectar rastros de magia y descubría rastros de nigromancia, Kio se acercó de forma sigilosa, sólo para darse cuenta de que los habitantes de la tienda ya les habían sentido. Tres mujeres ghoul aparecieron por sorpresa desde la tienda, enzarzándose en combate con Kio, Echidna y Trufa; mientras los demás trataban de ayudarles desde la distancia. Finalmente, acabaron con ellas, examinando el tocador, encontrándose con ropas y elementos de gran riqueza, impropios de un lugar como aquel. Continuando hacia el norte, se encontraron con arenas movedizas, y varios de ellos trataron de cruzarlas usando los pilotes de un viejo puente. Mientras Vanderlay cruzaba usando los árboles, Kio y Evania cruzaron por los restos del puente. Evania se cayó y Kio fue arrojado a las arenas por una rana gigante, mientras otra trataba de acabar con la druida mediana. Consiguieron acabar con las ranas, y llegar al otro lado con bastantes esfuerzos, para encontrar finalmente la aldea, que estaba abandonada, según Vanderlay, desde al menos cincuenta años atrás, y sin rastros de agua potable. Tras recorrer la población, y pese a las dudas de Echidna, se dirigieron hacia un promontorio situado al este, donde encontraron las ruinas de una atalaya y una almenara. Desde arriba, obtuvieron una panorámica de la isla, viendo las tierras de cultivo del sur, y una empalizada que se encontraba en las colinas del oeste, a la que se llegaba por el otro camino de la playa. Pensando que quizá allí encontraran agua dulce, volvieron a la playa bordeando la costa, volviendo de noche al lugar en el que habían atracado. Allí se dirigieron hacia las tierras de labranza, en las que Kio y Balon se adentraron, seguidos de cerca por Evania. En el interior, Kio golpeó accidentalmente una cabeza clavada a un palo, provocando que una plaga de reznos les atacara, provocando el caos. Kio trató de huir, adentrándose en las tierras. Balon encendió una antorcha, y comenzó a escapar, prendiendo fuego a las hierbas, pero fue atrapado por una criatura que le atacó desde un túnel subterráneo, dejándole al borde de la muerte. Su grito alarmó a sus compañeros, que se adentraron en el campo ardiente en su busca, en un mar de confusión. Kio, Evania y Echidna consiguieron terminar dando con los restos de su amigo, mientras Vanderlay vigilaba desde el exterior, confuso por los gritos contradictorios que llegaban del interior. Kio consiguió sacar a Balon de las fauces de su atacante, que les atacó con ácido. Finalmente, consiguieron escapar del sembrado, dejando que la criatura muriera (o no) entre las llamas.

Cansados y heridos, continuaron hacia la empalizada, habiendo perdido ya cualquier discreción que pudiera quedarles. Siendo ya noche cerrada, encontraron la empalizada, entrando Vanderlay y Echidna a explorar, y dando por fin con un manantial de agua dulce. Mientras Vanderlay avisaba a sus compañeros, Echidna buscaba magia en la parte interior de la empalizada, siendo atacada por dos ahogadores de las enredaderas mientras estaba concentrada. Sus compañeros consiguieron evitar que se la llevaran, aunque Kio quedó también herido, y aunque finalmente acabaron con los ahogadores, el ninja y la oráculo se quedarían fuera. Vanderlay, Evania y Balon entraron en la parte interior de la empalizada, donde había un cadáver ahorcado, colgando de una cadena. Exploraron la habitación, encontrando algunos objetos, y cuando Balon se acercó al cadáver, este trató de alcanzarle, aunque el alquimista consiguió evitarlo. Las moscas que cubrían al ahorcado  llenaron la habitación, y escaparon de la sala con algunas nuevas heridas, para reunirse en el exterior con Kio y Echidna. Mientras estaban dentro, Kio había encontrado un catalejo orientado hacia una cala en el sur de la isla... y allí, vio a dos grindylows jugando en el agua... y uno de ellos tenía el sombrero de Sandara Quinn... 

lunes, 24 de octubre de 2016

CALAVERAS Y GRILLETES: MOTÍN EN EL AMARGURA (IV)

Tras avistar un barco en el horizonte, de inmediato el Amargura se dispuso a perseguirlo, descubriendo que se trataba de un mercante rahadoumita llamado "Promesa de Hombre". Ryaris Krine, la condestable, distribuyó por la cubierta del barco a los miembros de la tripulación del Amargura, situando a los aventureros sobre el castillo de popa, dándoles como misión tomar el control del timón del Promesa de Hombre y asegurarse de que no huyera nadie del barco. También les ordenaron que no hicieran daño serio al barco, ya que el Capitán Harrigan lo quería como botín. Con los nervios agarrados al estómago, se prepararon para su primer abordaje, preparando los arpeos y sus armas, para asaltar el Promesa de Hombre. 

Los misteriosos asaltantes del Promesa de Hombre... Los Grindylows...


Finalmente, y después de recibir algunos disparos de ballesta que alcanzaron a Evania, se pusieron al alcance de las armas de abordaje del Amargura, y Echidna y Sarah fueron los primeros en lanzar sus arpeos hacia el otro barco, mientras en retaguardia, Vanderlay comenzaba a recitar con voz tan potente que fue capaz de imponerse al ruido del barco y a la niebla convocada por la maga del Amargura, Quisquillosa Cuartodepenique, en una letanía que envalentonó a sus compañeros. Balon comenzó a lanzar bombas de fuego hacia el otro barco, mientras Echidna y Sarah llegaban las primeras a la cubierta del Promesa del Hombre. Uno de los virotes de los defensores se hundió con brusquedad en el pecho de Sarah, mientras Evania enviaba a Trufa al Promesa, seguido de Balon. Echidna, Trufa y Balon consiguieron asegurar la cubierta mientras Kio se unía a ellos, siendo Vanderlay y Evania los últimos en cruzar al otro lado, después de que la druida convocara a varias águilas para entorpecer a los defensores del Promesa de Hombre, varios soldados rahadoumitas armados con ballestas y espadas cortas. En una grieta de la niebla, pudieron ver como un marinero rahadoumita amenazaba la espalda del propio capitán Harrigan, y Sarah saltó desde el castillo para interponerse, salvando al capitán y recibiendo una herida mortal. Mientras Echidna acudía en su ayuda, sus compañeros aseguraron la cubierta de popa, de donde una explosión que hizo temblar el barco, arrojó al Vanderlay, que de pronto se vio nadando entre tiburones. Con ayuda de Echidna, el bardo no tardó en subir de nuevo a cubierta, mientras sus compañeros se enfrentaban a un grupo de rahadoumitas que trataban de escapar en uno de los esquifes. Sarah fue herida de nuevo, y Trufa la cubrió mientras sus compañeros acudían en su rescate. Aunque no consiguieron impedir que uno de los rahadoumitas botara el esquife, dejando atrás a sus compañeros, Balon evitó que escapara con una bomba ígnea. Y mientras Echidna arrastraba a la moribunda Sarah a salvo, después de ver una breve aparición de Harrigan con un corazón en la mano, sus compañeros tuvieron que hacer frente a otro grupo de rahadoumitas, liderados por una oficial armada con una pica mágica, que estuvo a punto de arrojar de la cubierta a Evania, aunque Vanderlay la neutralizó con uno de sus hechizos. Finalmente, acabaron con los soldados, y Kio terminó con la vida de la oficial. La niebla comenzó a dispersarse, y los marineros del Amargura se dieron cuenta de que habían triunfado. Harrigan empezó el grito de victoria, y los demás, aventureros incluidos, lo siguieron. 

Mientras se desarrollaba la celebración a bordo del Amargura, Harrigan convocó a todos sus hombres, repartiendo el botín (y entregando un amuleto mágico a Sarah, como agradecimiento por su intervención), y les explicó que iba a designar una tripulación de presa para el Promesa de Hombre, que llevaría el barco a Puerto Peligro para reclamar un rescate por él. Los rahadoumitas supervivientes se unirían a la tripulación del Amargura, y el Señor Plugg quedaría al mando del Promesa de Hombre. El propio Plugg elegiría una tripulación de presa, que él lideraría junto a Azotes. Evidentemente, Plugg eligió a buena parte de sus seguidores, además de Tripas de Pez Kroop, Rosie la Malhablada, Sandara Quinn... y los personajes. Destinados ahora al Promesa de Hombre, los aventureros quedaban bajo el mando de Plugg, que se mostró un líder mucho más bronco aún que el Capitán Harrigan, reduciendo el tiempo libre y el ron a sus marineros, y dando a los personajes y sus aliados los trabajos más duros. En los primeros días, descubrirían que Plugg se alejaba del camino a Puerto Peligro, y Kroop y Tam Tates sospechaban que Plugg había puesto rumbo a la Bahía Serpentina, a un dique seco donde remozar el barco, del que probablemente se nombrara capitán, traicionado así a Harrigan. Mientras la tensión crecía en el barco, llegó una tormenta que les tuvo a todos trabajando a destajo... y tras la cual, Sandara Quinn y Tam Tate habían desaparecido. Plugg pensaba que se habrían caído durante la tormenta, pero Sarah encontró una muesca extraña en la cubierta. Cuando los demás descansaban, Evania, Vanderlay, Echidna y Kio salieron a explorar y buscar algún rastro que explicara la desaparición de Sandara y Tam, ya que creían que se podía tratar de un golpe de alguien de dentro del barco. Y mientras exploraban bajo la lluvia, fueron atacados por media docena de criaturas semejantes a goblins, pero con tentáculos en lugar de piernas, que hirieron a Kio y Echidna, aunque finalmente cayeron derrotados ante los aventureros.  Sin saber muy bien que estaba pasando, se deshicieron de los cadáveres y volvieron a sus habitaciones, para al día siguiente, encontrarse con que el Promesa de Hombre había encallado en un arrecife, cercano a una isla. 

Revisando el barco, Kio se encontró con una brecha de importancia en la cubierta principal, y con que el bidón del agua dulce roto y vacío. Plugg ordenó a los aventureros que fueran a la isla y consiguieran agua potable, y les dio 24 horas para regresar... 

domingo, 16 de octubre de 2016

CALAVERAS Y GRILLETES: MOTÍN EN EL AMARGURA (III)

La vida en el Amargura continuó igual que en los días anteriores, cada día los aventureros recibían sus deberes, y eran castigados cuando no lo hacían de forma adecuada, siendo especialmente castigada Sarah, que recibió en esos días varios latigazos. El Señor Plugh decidió divertirse a costa de ellos, y les presentó a su mascota, un bárbaro llamado Osolechuza Esquilavenados, no demasiado inteligente pero con puños como mazas. Plugh apostó cien monedas de oro para el personaje que pudiera vencer a Osolechuza en una pelea a puñetazos, sin armas y sin trucos mágicos, de lo que se aseguraba la maga Quisquillosa, que lo observaba todo desde el castillo de proa. Finalmente fue Kio Shen el que aceptó el desafío, y en los primeros movimientos consiguió despistar a Osolechuza y propinarle varios golpes, hasta que viendo que su "campeón" perdía, Plugh le lanzó un garrote. Balon consiguió hacer llegar también un garrote a Kio, pero el ninja decidió respetar las reglas del juego, lo que casi le costó la vida, ya que Osolechuza consiguió conectar un par de golpes que dejaron a Kio en el suelo y al borde de la muerte. Sólo la intervención de Sandara Quinn y de Evania consiguió evitar que Kio perdiera la vida. Además, en esas noches, Evania consiguió deslizarse hasta el pañol de la intendenta, donde encontró varios cofres y taquillas que contenían objetos mágicos. La druida abrió uno de los cofres, disparando una trampa que la hundió una flecha en las costillas y a punto estuvo de morir allí, aunque consiguió curarse utilizando sus hechizos, y robó de pañol varias pociones, un equipo de disfraz y una lupa. 

El Señor Plugg, contramaestre del Amargura.


En los siguientes días, consiguieron afianzar su amistad con algunos de los marineros, recuperando cada uno de ellos finalmente su equipo de manos de Grok Garganta Cortada, Además, Vanderlay consiguió acercarse a Tam Tate, un enano muy próximo a Azotes, que le advirtió de la animadversión que Azotes y Plugh sentían hacia ellos, avisándoles de que tuvieran cuidado. El tiempo comenzó a torcerse, y finalmente, se desató una gran tormenta sobre el Amargura, que mantuvo a los personajes ocupados durante todo el día, empapados y sacudidos por la tormenta. Sarah sufrió un accidente serio al caerse desde el palo mayor, y Rosie la Bien Hablada cayó al agua después del golpe de un cabo. Por suerte, Balon estaba lo suficientemente cerca para arrojarle un cabo con extraordinaria destreza después de utilizar una de sus pociones, y Vanderlay consiguió sujetar a la mediana con sus trucos, atándola a la cuerda. Evania convocó un águila para salvarla, mientras Chufa tiraba de la cuerda junto a Kio y Balon, pero el ave fue sacudida por los poderosos vientos de la tormenta, y acabó desapareciendo. Finalmente, Rosie consiguió hacerse con la soga y los aventureros la llevaron a cubierta, continuando sus trabajos al día siguiente, mientras la tormenta amainaba. 

Decidido a dar una lección a Azotes, Balon consiguió convencer a Kio de que le ayudara a infiltrarse en el camarote de los oficiales, para tratar de poner en su contra a los oficiales del barco, para lo cual utilizó un elixir de disfraz, pero Kio no fue capaz de abrir la puerta, así que no pudieron realizar a cabo su venganza. Al contrario, al día siguiente, el Señor Plugh les envió a un arrecife a capturar cangrejos para la cena del capitán Harrigan. Mientras cazaban cangrejos, se encontraron con varios grandes crustáceos, tres garracifes que pusieron en aprietos especialmente a Evania, aunque consiguieron matarlos y llevárselos a Harrigan, que se mostró satisfecho, ya que los garracifes eran un auténtico manjar. Por orden de Harrigan, Kio recibió el resto de su equipo, y al día siguiente, la condestable Rioris les enseñaría a abordar un barco. 

Efectivamente, al día siguiente Rioris les llevó en dos tandas a un bote a varios metros del barco para enseñarles a usar los arpeos de abordaje mientras sus compañeros les arrojaban verduras podridas y cubos de agua sucia para impedírselo. Balon (utilizando sus elixires) y Kio fueron los más hábiles, mientras que Evania, Vanderlay y Sarah cayeron varias veces al agua consistiendo su premio en varios latigazos.

Y por fin, tras el largo viaje que no parecía tener un destino claro, avistaron un barco y el capitán Harrigan ordenó a todos prepararse... Irían al abordaje. 

domingo, 2 de octubre de 2016

CALAVERAS Y GRILLETES: MOTÍN EN EL AMARGURA (II)

El amanecer del segundo día a bordo del amargura confirmó que lo que habían vivido no era una pesadilla. La campana de a bordo y las voces del Maestro Azotes les despertaron en su coys de la cubierta inferior; realmente habían sido enrolados en la tripulación del barco pirata a las órdenes del capitán Bárnabas Harrigan. Así que trataron de apresurarse y dirigirse a la cubierta principal para recibir sus órdenes, pero un grupo de cuatro piratas, dirigidos por una de las tripulantes, Aretta, se interpuso en su camino. Al parecer tenían ganas de pelea, y se enfrentaron a los personajes sin sacar armas en las escaleras. Mientras Balon, Sarah y Evania se enfrentaban a ellos de frente, Vanderlay, Kia y Echidna se deslizaban hasta situarse tras ellos, dándose cuenta de que buena parte de la tripulación estaba observando la pelea. Después de asustar a Aretta con los conjuros de fuego de Evania, las amenazas de Balon y un truco fantasmal de Vanderlay, otros dos piratas fueron heridos de seriedad, uno de ellos por un  nuevo conjuro de Evania, y otro cuando Echidna le hundió el cuchillo que había robado el día anterior de la cocina en la pierna. La aparición del Maestro Azotes detuvo la pelea, y aunque Balon, Kia y Vanderlay se esfumaron con la multitud, Azotes centró su atención en Echidna, acusándola de robar en las cocinas. Su sonrisa no auguraba nada bueno para la muchacha, pero los castigos llegarían al anochecer, así que todos se volcaron en sus tareas, salvo Sarah, que como castigo por su sublevación del día anterior fue encerrada en el sudadero, una pequeña caja metálica situada a pleno sol en la borda de babor. Tras algunas horas y pese a la ayuda de Vanderlay, Sarah perdió el sentido y pasó el día desvanecida. Mientras realizaban sus tareas, comenzaron a relacionarse con los otros tripulantes, consiguiendo Kia y Balon acercarse a Grok Cuello Cortado, la semiorca que custodiaba el pañol, y que devolvió a Kia el wakizashi que aún permanecía en el pañol, asustada cuando este comenzó a hablar de que los espíritus de sus antepasados estaban en las espadas. 

Sandara Quinn, Sacerdotisa de Besmara y aliada.


En los días siguientes, continuarían con sus acercamientos, consiguiendo ganarse Vanderlay a la tripulación con sus canciones tras la puesta de sol, consiguiendo la amistad de la mediana Rosie la Bien Hablada, a quien Kia consiguió devolver su violín, Evania buscó a Trufa, cada vez más preocupada al no encontrarlo y al servirse al capitán un simio en una de sus comidas uno de los días, con Echidna tratando de mantener a la tripulación alimentada tras las continuas borracheras de Tripas de Pez, y Sarah volcándose en hacer bien sus trabajos, y consiguiendo derrotar a varios piratas jugando a la Pota, a base de beber el fuerte ron del barco. También se encontraron con la hostilidad de otros tripulantes, como Aretta y Chiste Ictérico, el orco al que Echidna había herido, el gnomo Conchobar, y otros; aunque lo cierto era que Grok, Rosie, Tripas de Pez y Sandara cada vez estaban más a su favor. 

El cuarto día se encontraron con una invasión de ratas gigantes en la sentina, y enviaron a los seis a limpiarla. Consiguieron algunos garrotes, además de que Kia llevaba sus espadas y Evania una daga que había conseguido de la cocina mientras buscaba a Trufa. En la sentina, consiguieron hacer frente a las ratas gigantes, sufriendo Kia y Echidna algunas mordeduras serias, y encontrándose también con los mordiscos de peligrosas arañas de sentina, que consiguieron envenenar a Balon. Finalmente, decidieron aprovechar el momento para explorar la sentina, encontrando varias cajas con una armadura de cuero, tres mazas pesadas y un puñado de monedas de plata. Encontraron también un hacha de mano y una rodela, y se retiraron a las escaleras para repartirse aquel pequeño botín... sorprendidos cuando al final Trufa hizo su aparición, escuálido y débil, entre las cajas de la sentina. Esa noche, mientras Echidna conseguía derrotar en un pulso a Conchobar, Balon conseguía que Grok le devolviera sus equipo de alquimista, y Vanderlay cantaba mientras Rosie tocaba el violín, Sarah se dio cuenta de que Azotes les miraba, siniestro, antes de desaparecer en sus aposentos.