1795

 

1795 by Niklas Natt och Dag
My rating: 5 of 5 stars

En fin, pues final de la trilogía, final de la historia, final de la trama y final de todo. ¿Y qué cuento yo que no sea spoiler? Vamos a ver... continuando directamente los sucesos del libro anterior, a lo largo de 1795 vamos a poder seguir los pasos de Tycho Ceton, la némesis de Cardell y Winge durante la anterior novela, y al verse acorralado, Ceton va a convertirse en una amenaza aún más peligrosa... y más aún cuando comience a recuperar el apoyo de los poderosos Euménides, con los que Cardell y Cecil Winge ya se las habían visto durante 1793 mientras investigaban el asesinato del misterioso Johan. Así que mientras la situación política provocada por la regencia de Reuterholm y la proximidad de la Revolución Francesa hace que la situación en Estocolmo sea cada vez más tensa, Winge, Cardell y Anna Stina van a tener que lidiar cada uno a su manera con los actos que llevaron al apoteósico y desgarrador final de 1794, todos arrastrando cicatrices físicas y mentales de las que deben reponerse si no quieren permitir que Tycho Ceton arranque un nuevo reinado de terror en Estocolmo.

Y más o menos esto podría ser una idea de la trama de 1795, la tercera parte de la trilogía de Niklas Natt och Dag en las que nos lleva al Estocolmo de los tiempos de la Revolución Francesa para mostrarnos, entre otras cosas, por qué cuando decimos que nos encantaría vivir en cualquier tiempo anterior a la penicilina no estamos pensando realmente en lo que estamos diciendo. Y Niklas Natt och Dag aprovecha para además darnos más detalles de una historia que para mí es absolutamente desconocida (en la facultad no aprendemos historia de los países bálticos), y se adentra en un terreno tan fascinante como es el de la Sociedad Morava, derivada de la herejía husita y que incluso a día de hoy tiene miembros en muchos países del mundo.

Y solo voy a decir que 1795 es muy grande. Igual que 1794. E igual que 1793. Esta trilogía ha sido todo un descubrimiento y espero que lleguen más cosas de él, porque de verdad, merece la pena.


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