No es la crónica de un mundo... es la historia de muchos.

viernes, 25 de julio de 2025

SUPERMAN (2025)

 

          


  Creo que no engaño a nadie (ni sorprendo a nadie) al decir que, sin duda, Superman, de James Gunn, y con David Corenswet en el papel de protagonista, era la película más esperada de 2025, y una vez estrenada, está siendo una de las películas más comentadas, para bien y para mal, de lo que llevamos de año, y de hecho, dudo mucho que la también recién estrenada Cuatro Fantásticos: Primeros Pasos, llegue al mismo nivel de repercusión. Y como siempre que hay un fenómeno de este tipo, aparecen defensores y detractores, con opiniones más o menos fundamentadas (aunque creo que en estos casos tampoco hay que fundamentarse mucho, no me gusta es una opinión legítima, sin tener que explicar por qué, porque hay veces que no sabes por qué no te gustan las cosas, a mi me pasa con las lentejas). Pero a mí si me ha gustado, y desde mi torre de sabiduría y en un ejercicio de ego, pues voy a explicar por qué, por si a alguien le interesa.

            Superman.

            Sin subtítulos. Así ha llegado la película los cines. Iba a ser Superman: Legacy, pero finalmente, Gunn decidió prescindir de añadidos, y creo que ha sido un acierto. Solo Superman, porque en un ejercicio de nostalgia revolucionaria, Gunn recupera al héroe de la Edad de Plata, el Superman que es un icono, aquel cuyo símbolo es el segundo más reconocido del mundo, solo por detrás de la bandera de la Cruz Roja. Frente a exposiciones anteriores (no voy a meterle más caña a El Hombre de Acero de Snyder, porque se desmonta sola, no necesita de ayuda), Gunn (y Corenswet) nos traen un Superman que es, básicamente, un buen tío. Un héroe que prefiere no matar si puede evitarlo. Un héroe que pone su foco en salvar gente y evitar muertes, y lo hace a pesar de que el monstruo sigue en pie, porque su foco siempre, va a ser SALVAR VIDAS. Pero es que es lo que hace Superman. Es lo que ha hecho siempre, es por lo que se ha convertido en un icono. Es porque Superman es el héroe confiable, el que baja el gatito del árbol, salva al perro, salva a la ardilla, salva a los niños que quedan atrapados en la mina, salva el autobús del colegio que cae al pantano, salva a la chica que salta de un edificio desesperada porque su terapeuta no llega, salva al obrero que cae en una máquina de prensado de coches. Superman va a salvarnos. Siempre. Y por supuesto, salva la Tierra. Y se enfrenta a Lex Luthor. A Brainiac. A Bizarro. Al Juguetero. A Metallo. A Zod. Todo lo que hace Superman, siempre, es para SALVAR VIDAS. No es un ejercicio de ego para demostrar quien es más fuerte, él no necesita psicofantes que vayan diciendo “oh, Superman es el mejor, Superman es el más guay, Superman es el más cool”, porque lo que hace, no lo hace por él. Lo hace porque sabe que alguien tiene que hacer lo que él hace.

            Alguien tiene que ser bueno.

            Y hoy, es aún más necesario. Porque si cuando Superman se convirtió en el HÉROE, había muchos héroes similares. Flash era un buen tipo, y los demás, Aquaman, Wonder Woman, etc; eran todos buenas personas, héroes que se resistían a matar y cuya prioridad era salvar vidas. Pero hoy los tiempos han cambiado, hoy, los buenos no están de moda. En su momento, Lobezno fue una revolución en el mundo del cómic, porque era un outsider, era un héroe que tenía un lado salvaje, que se movía en terrenos de gris que resultaban incómodos para su propio equipo, que en más de una ocasión estuvieron a punto de poner a Lobezno de patitas en la calle. Incluso algunos compañeros (recuerdo una viñeta del Ángel, dibujado por Cockrum) dejaron el equipo para no estar con Lobezno, porque era demasiado peligroso. En ese momento, Lobezno era el outsider. Hoy, Lobezno es la norma. Y Superman es el rebelde. “El resto de los héroes no lo respetan”. “Es demasiado bueno, es inocente”. “Es tonto”

            Claro. Porque hoy, hemos transformado “bueno” en “tonto”. Porque en la sociedad que hemos creado, creemos que “bueno” es “tonto”. Y entonces, un héroe que es intrínsecamente bueno… vaya, es un héroe tonto. Y eso, creo, habla más de nosotros que del personaje, y no nos deja en buen lugar.

            Superman NO es tonto. No lo es, no lo ha sido nunca, y nunca lo va a ser. Superman es UN BUEN TÍO. Superman es una buena persona, y como es una buena persona, se puede permitir tener amigos, se puede permitir trabajar en grupo, se puede permitir aliarse con los mejores Superhéroes del mundo, y confiar en ellos para derrotar a un monstruo mientras él SALVA GENTE. No necesita ser él el que dé el golpe de gracia al monstruo, porque lo que hace, no lo hace por él, por su ego, no es el jugador de fútbol que si no le ponen el balón en los pies para ser él el que marca el gol, se enfada con su equipo. Ese no es Superman. Superman debería ser un modelo a imitar, y no un bufón, y si lo ves así, no es un problema de Superman, es un problema de nuestra sociedad, en la que ensalzamos los grises, los comportamientos turbios, los héroes que no lo son. Superman no es un héroe atormentado (ese es Batman). Es más, cuando Superman ha dejado de ser BUENO, no ha funcionado. O perdón, cuando han funcionado, lo han hecho situando a Superman precisamente en el otro lado del espectro moral. Y es que cuando Superman nunca ha conseguido mantener el equilibrio moral. No funciona con él. En 2011, dentro del proyecto Nuevas 52 que arrasó el Universo DC, se creó un nuevo Superman, más moderno, más hosco, más malencarado, más acorde con los tiempos… que no funcionó. A pesar de estar en manos de nombres tan potentes de la industria del cómic como Grant Morrison y George Pérez, no funcionó, y no fue solo por el caos editorial de las Nuevas 52, es que la gente no conectó con ese Superman un tanto antipático. Y de hecho, unos pocos años después, DC comenzó a echar marcha atrás, y terminó recuperando al Superman más clásico, que había estado ese tiempo en una dimensión alternativa (son cosas que pasan en los cómics) y que ahora regresaba junto a Lois Lane, y con un hijo, Jon, que, con el paso del tiempo, además se ha convertido en un icono gay del universo DC.

            ¿Sabéis cuándo sí funciona Superman malo? Cuando es malo de verdad. En Injustice, por ejemplo, la serie basada en un videojuego, y cuyo cómic comenzó como una serie limitada que vender a los jugadores y de la que nadie esperaba nada… Pero que se convirtió en un éxito que duró cerca de seis años (puestos a sumar cuentas, casi más que ese nuevo Superman de las Nuevas 52), un mundo en el que después de que el Joker mate a Lois Lane, Superman se convierte en un tirano, provocando una especie de Guerra Civil entre los superhéroes. Y por supuesto, funciona cuando Superman NO ES Superman. Lo tenemos con Patriota en The Boys, lo tenemos con Omni-Man en Invencible. Ahí puedes hacer experimentos, porque esos personajes, aunque basados en Superman, no son Superman, y no tienen que representar lo que representa Superman.

            Y Superman no es un dios.

            No necesita serlo, no es SuperGod.

            La película, por supuesto, no es perfecta. No existen las películas perfectas. Y Superman no es perfecto. Intenta serlo, pero no lo es. ¿No consigue nada? Bueno. Se entrega para salvar a Krypto. Recupera al hijo de Metamorfo. Vence a la Ingeniera, y de forma más expeditiva, a Bizarro/Ultraman. ¿Tiene ayuda? ¿Por qué no iba a tenerla? Superman es un héroe de equipo. Ha inspirado a equipos enteros. Ha formado parte de la Sociedad de la Justicia y de la Liga de la Justicia. La Legión de Superhéroes del siglo XXXI se funda inspirada en Superman (en el Superman clásico, sería imposible que determinados supermanes inspirasen nada a nadie). Pues claro que tiene ayuda. Una selección curiosa, la de Mister Terrific, Metamorfo, Hawkgirl y Guy Gardner. Pero que hacen lo que tienen que hacer, que es ponerse del lado de Superman, porque con este Superman, sabes que ese lado es el correcto. Y si cuentas con la ayuda de los mejores del mundo, ¿por qué diablos vas  luchar tú solo? ¿Por qué vas a dejarlos fuera del combate? ¿Por qué no vas a contar con un perro que vuela y tiene superfuerza? Están disponibles. Lo eficaz es COLABORAR. Y es fácil ver que son los mejores del mundo porque ninguno de ellos se deja una puñetera Caja Madre encima de un coche para que se la lleven los Parademonios…

            Se dicen más cosas, claro. Que el guion es una copia de Superman, la película de Richard Donner y que encarnó el mejor Superman que existirá nunca, Christopher Reeve. Bueno, yo no lo veo así, pero puede ser. Supongo que entonces tendremos que asumir que El Hombre de Acero fusila Superman II, ya que el argumento es el mismo, el enfrentamiento entre Superman y los renegados kryptonianos de Zod, ¿no? Y que a su vez, ambas fusilan ochenta y cinco años de cómics. Porque lo que no puede ser es utilizar la ley del embudo, si Gunn ha fusilado algo, otros han fusilado más. Y con peor criterio.

            En fin, no quiero hacer esto mucho más largo, porque creo que ya he expresado lo que quería expresar. La película no es perfecta. Puede tener fallos. No hay nada que le guste a todo el mundo, ni siquiera el chocolate. Puedes no entenderlo, pero es así. Pero si hay algo que esta película ha conseguido, es traer de vuelta a Superman.

            Al auténtico.

            Al verdadero.

            Al único.

            Al héroe.

            Y con él, creerás que un hombre puede volar.

lunes, 21 de julio de 2025

THE EXPANSE (1 A 4)

 

Aquí empieza todo...



    Tras el pseudónimo de James S.A Corey, se encuentran dos escritores, Daniel Abraham y Ty Franck, autores del que ha sido uno de los fenómenos literarios de la ciencia ficción de la década de 2010. Y es que estos dos autores, que venían de colaborar con George R.R Martin en su Canción de Hielo y Fuego, han escrito las nueve novelas que forman la saga llamada globalmente The Expanse, nombre que se dio a la serie televisiva que adaptó varios de estos libros (hasta su cancelación en la quinta temporada), y que está disponible cuando escribo esto en Amazon Prime. Aunque comencé a leer estos libros hace varios años, por las cosas de la vida lo dejé en el quinto libro... y hace relativamente poco he vuelto a leer las novelas desde la primera, y las he metido en mi programación de libros (sí, ya he tenido que hacerme una programación de libros) hasta la novena, para leerme las nueve novelas. Así que en este post de hoy, voy a hablar de las cuatro primeras, aunque sea de una forma un poco somera, y cuando vaya leyendo las siguientes, iré hablando de ellas de una en una. Así que... allá vamos.

    La primera de las novelas, el primer cañonazo, por así decirlo, es El Despertar del Leviatán, en la que se nos presenta todo el mundo que a partir de aquí se va a desarrollar. Nos encontramos en algún momento de un futuro lo suficientemente cercano como para resultar familiar, y lo suficientemente lejano como para que la humanidad se haya lanzado al espacio y haya establecido colonias en la Luna, Marte y el Cinturón de Asteroides. Desde el principio vemos que hay diferencias políticas entre los bandos: la Tierra y la Luna están unidas bajo el control de las Naciones Unidas, Marte funciona como una república de corte militar, y el Cinturón de Asteroides... bueno, funciona poco más o menos como los bajos fondos del Sistema Solar. Y aquí vamos a conocer a los dos protagonistas de esta primera novela, el detective Joseph Miller, afincado en Eros; y un terrestre, James Holden, que trabaja en una nave que recoge hielo en el Cinturón, la Canterbury. Y mientras que a Miller se le encomienda la búsqueda de una mujer desaparecida, una terrestre llamada Julie Mao, al más puro estilo de novela negra detectivesca, Holden se va a ver metido (junto a parte de la tripulación de la Canterbury) en un conflicto militar que termina poniendo a Holden al frente de su propia nave, una nave militar marciana a la que llamarán Rocinante, y en la que le acompañarán la técnico cinturioniana Naomi Nagata, el piloto marciano Alex Kamal, y el técnico Amos Burton. Sin entran en spoilers del libro, el camino de Miller y el de Holden y su tripulación terminan cruzándose, pues la desaparición de Julie Mao y el conflicto militar que Holden denuncia ante todo el Sistema Solar, y tras todo esto, se encuentran con una forma de vida extraterrestre que denominan Protomolécula (y que resulta bastante creíble como forma de vida extraterrestre, muy lejos de hombrecitos grises o peluches cósmicos). 

    

Con La Guerra de Calibán, nos ponemos guerreros.



      En el segundo libro, La Guerra de Calibán, y con un Sistema Solar que ya conoce la Protomolécula (los acontecimientos del libro anterior no son precisamente discretos en su final), vamos a seguir a la Rocinante, y dejando atrás el aire de novela negra de la primera parte, nos vamos a encontrar con una historia que tiene un toque de intriga militar, como una novela de Jack Ryan pero futurista, donde vamos a ver como comienza a forjarse una guerra entre la Tierra y Marte, con un escenario de pesadilla alrededor de Júpiter, Ganímedes. En esta novela conoceremos a nuevos personajes, como la política terrestre Chrisjen Avasarala (personaje que se come la novela cada vez que aparece), la artillera marciana Roberta Draper, o el biólogo Praxidike Meng, que busca a su hija, desaparecida justo antes de la crisis de Ganímedes. 

Sin miedo a crecer.


    Y si en las anteriores novelas habíamos visto que la Protomolécula no se andaba con chiquitas, en La Puerta de Abadón vamos a conocer la amplitud del poder de esta forma de vida, y después de los acontecimientos de La Guerra de Calibán, más allá de la órbita de Urano parece haber aparecido una puerta a un nuevo universo... y las tres potencias del Sistema Solar parecen decididas a hacerse cada una con su control, pero no cuentan con que hay individuos libres que pueden tener sus propias ideas, y los accidentes ocurren... y por supuesto, esto lo vamos a vivir a través de una especie de "viaje de exploración", que recuerda en parte a los viajes de marineros como Colón o Elcano, en el que va a estar metida (por supuesto) la Rocinante, que no solo va a tener que hacer frente a la extraña situación de la Zona Lenta en el interior del portal entre los Universos, sino que va a tener que desafiar a un fantasma del pasado de James Holden que llega dispuesto a cobrarse venganza por sus supuestos pecados. Y así, además de incorporar a los puntos de vista de la novela los de una villana, Melva Koh (nombre falso), tendremos a una teóloga, la doctora Ana Volovodov, con lo que el factor religioso entra a formar parte de las implicaciones de la existencia de la Protomolécula y de otros universos. Y los autores abordan otro tipo de novela, la de grandes catástrofes.

Aquí acabamos, de momento.


    Y bueno, llegamos al final, de momento. En este cuarto libro, comienza al colonización de los mundos más allá de los portales creados por la Protomolécula, y cuando estallan los conflictos en el primero de los planetas colonizados en un nuevo universo entre los primeros colonos cinturonianos y una empresa terrícola que ha obtenido de la ONU el permiso para investigar y explotar este lugar, terrícolas y cinturonianos acuerdan que James Holden es el mediador perfecto, lo que lleva a la Rocinante a ese nuevo universo, y a ese nuevo mundo... que puede ser una gigantesca trampa para todos... pero donde vemos que, como es habitual, quizá el mayor peligro para el ser humano sea otro humano... bueno, en el caso de la Protomolécula, igual esto es mucho decir. Retomando a personajes de otras novelas, como Basia Merton (amigo de Prax en La Guerra de Calibán), o Havelock (compañero de Miller en Eros en El Despertar del Leviatán), además de algunos nuevos (la doctora Elvi Okoye), pero sobre todo, uno de los villanos más absolutamente desquiciantes y despreciables que habían aparecido hasta este momento, el jefe de seguridad de Empresas Carta Real, Adolphus Murtry. 

    En fin, la Ciencia Ficción nunca ha sido lo mío, no es el terreno en el que más cómodo me siento... pero con cada uno de los libros de The Expanse he disfrutado a lo loco. Además de la ágil forma de escribir de James S.A Corey, con capítulos que tardas en leer entre10 y 15 minutos, y la interesante estructura de puntos de vista, tomada sin duda de su tiempo junto a Martin en Canción de Hielo y Fuego, cada uno de los libros parece jugar a un juego y un estilo diferentes (novela negra, espionaje, catástrofes, aventuras...), lo que hace que, teniendo de fondo la trama de la Protomolécula, en cada una de las novelas encontremos cosas distintas, personajes distintos, acción, aventuras, tensión, misterios... 

Una gozada de novelas, de verdad.













martes, 1 de julio de 2025

BATMAN: EL RESTO ES SILENCIO.


       En 2024, la editorial Dolmen decidió actualizar una de las obras seminales de la historia del cómic en español, y así llegó de nuevo a las librerías Batman: El Resto es Silencio, que se había publicado originalmente en 2004, y que 20 años después, devolvía la historia del Caballero Oscuro a la primera plana, actualizando la historia del personaje hasta los últimos años, tanto en el cómic como en el cine.

    Y es que en Batman: El Resto es Silencio, David Hernando,  uno de nuestros nombres más relacionados con el cómic, autor de textos como En Primera Persona: George Pérez o Superman: La Creación de un Superhéroe, tenemos una interesante y detallada historia de Batman, desde su origen en aquel hoy mítico Detective Comics #27, hasta su última encarnación en el cine de mano (y cara y todo lo demás) de Robert Pattinson en The Batman, la película de Matt Reeves que hasta el día de hoy ha sido la última visita del Señor de la Noche a la gran pantalla. Y para hablar de Batman, Hernando no se limita a los cómics, si no que nos lleva de la mano a los seriales cinematográficos, las series de televisión, las películas y los videojuegos protagonizados por Batman. 
    
    Que Batman es un mito es algo que está fuera de toda discusión, claro, y precisamente en ese mito se adentra el autor, con especial atención a la creación del personaje, atribuido desde siempre a Bob Kane, pero además de contarnos los detalles de cómo el personaje llegó a los cómics, Hernando va a realizar una defensa a ultranza de la figura, silenciada durante décadas, de Bill Finger, colaborador fantasma de Kane, y uno de los grandes ultrajados por la historia del cómic, apartado de su propia creación y condenado a vivir rondando la pobreza mientras su creación generaba millones y millones de dólares que Kane focalizaba en su persona. 
    
    En Batman: El Resto es Silencio, pasaremos por momentos icónicos de Batman, desde su creación a las primeras apariciones de personajes tan relevantes como el Joker, Robin, Catwoman o Dos Caras, pasando por la locura de los años cincuenta, la delirante serie televisiva de los 60, la rupturista aparición de las etapas de Dennis O'Neil, Neal Adams, Steve Englehart y Marshall Rogers, la explosión de la Batmanía a causa de la película de Tim Burton en 1989, sagas como La Caída del Murciélago, Tierra de Nadie o Silencio, el giro hacia lo carnavalesco en manos de Schumacher, las series de animación, o las etapas más recientes, como la de Grant Morrison o Tom King al frente del personaje, sin dejar atrás las películas de Nolan o los videojuegos del mundo de Arkham Asylum.

    En fin, que en Batman: El Resto es Silencio, tenemos un detallado e interesante repaso por la vida (y la muerte en algunas ocasiones) del que, a día de hoy y con permiso de Superman, es el héroe más reconocible y más icónico del mundo del cómic, una lectura imprescindible para los aficionados, llena de detalles y de anécdotas, y que seguro que también sirve como punto de aproximación para aquello que quieran aproximarse al Murciélago... Realmente ha sido una gozada de lectura, y me tienta mucho acercarme a otras obras de David Hernando... 
 

jueves, 19 de junio de 2025

ÚLTIMA SALIDA


 

        Obra del neoyorquino Max Gladstone, Última Salida es el penúltimo proyecto que ha traído a España la editorial RedKey Books, y es un libro que llevaba demasiado tiempo en mi lista de pendientes hasta que finalmente he podido dedicarle el tiempo que necesitaba. Gladstone había adquirido cierto renombre por otro título, Así se pierde la guerra del tiempo, escrito a cuatro manos junto a la escritora Amal El-Mohtar, y que fue publicado por Insólita, aunque el que parece ser su trabajo más importante, la saga Bookburners ha sido publicada solo en parte por Planeta, en lo que parece que va a ser una de esas muchas sagas que se van a quedar sin terminar por aquí, al menos de momento. 

        Pero eso aquí no nos preocupa, Última Salida es una historia autoconclusiva, que podemos encajar claramente en el terreno de la fantasía urbana y el road trip, en un viaje de vértigo al corazón mágico de los Estados Unidos. La historia tiene cierto aire a lo It, con acontecimientos que se narran en dos tiempos y un grupo de amigos como protagonistas en ambos, aunque en este caso no se trata de niños, si no de universitarios, que coinciden en un momento llevados por sus intereses en los aspectos más desconcertantes de las matemáticas, y que se lanzan a la carretera llevados por un descubrimiento: la existencia de dimensiones alternativas, lo que llaman alts. Y así, el equipo formado por Sal, Zelda, Ish, Ramón y Sarah, comenzaron a viajar por las carreteras de Estados Unidos y descubrieron la presencia de una entidad malévola llamada La Putrescencia, que amenaza con devorar la realidad tal y como la conocemos. 

        O más bien, todas las realidades. Y en este viaje, mientras hacían frente a la Putrescencia, sufrieron una gran pérdida: Sal, la novia de Zelda y amiga del resto, desapareció en un enfrentamiento con esa Putrescencia, lo que llevó al grupo de amigos a dispersarse y romper su relación. Más o menos todos han rehecho su vida... hasta que Zelda vuelve a llamarlos, y reúne de nuevo al grupo, diez años después. Parece que sal va a volver... pero lo va a hacer como un heraldo de la Putrescencia, y dispuesta a poco menos que devorar el mundo. Con este planteamiento (potentísimo como tal y más aún con la cuidada prosa de Gladstone, aquí pasada por el traductor de la novela, Raúl García Campos, que hace una labor encomiable), Última Salida nos lanza sin reparos a un viaje a través del espacio (los Estados Unidos que conocemos... y los que no conocemos, esos alts distópicos en su mayoría) y el tiempo, pues lo ocurrido ahora y lo ocurrido diez años atrás se va revelando ante nosotros de forma alterna, a través de los hechos y los recuerdos de los personajes. 

        Estos están en su mayoría muy bien tratados, quizá un poco previsibles en algunos momentos (Ish, un personaje muy potente con esa cita que le caracteriza de Hay una serpiente royendo la realidad, aparece como prácticamente marcado para lo que va a hacer en el final de la novela desde que se presenta), y de hecho, los capítulos en los que se nos presentan sus vidas previas a la convocatoria de Zelda, me parecen de los más interesantes del libro, que en ese sentido quizá sí es un poco irregular, en tanto que el primer tercio, con la presentación del mundo, los personajes y parte de la historia (y el adversario, un vaquero con un sombrero blanco que pone los pelos de punta en algunos momentos), me parece bastante más interesante que el resto del libro, cuando ya se lanzan a viajar por los alts. 

          Una de las cosas que más me ha llamado la atención es el sistema de magia que utiliza el libro (sí, es fantasía urbana, y hay magia, la que permite a los protagonistas viajar entre dimensiones y además llevar acabo sus poderes especiales, tienen un toque Patrulla-X, con sus poderes únicos cada uno de ellos, mucho más sutiles que prenderse en llamas, pero interesantes aún así), y que se basa en lo que ellos llaman espín, y que realmente es la incertidumbre sobre lo que puedes encontrarte en una ciudad o una carretera, y cuanto menos conozcas un lugar, más espín generarás, pues mayor incertidumbre habrá. Al final, normalmente no hay dragones al final de una calle de Nueva York... pero si no has estado nunca allí, ¿puedes realmente asegurarlo? Esa incertidumbre es lo que permite a los protagonistas deslizarse por los diferentes alts, algunos de los cuales tienen nombres tan llamativos y a la vez clásicos como Elsinore o la Ciudad de Cristal Verde. 

        En resumen, estamos ante un libro al que merece la pena dedicar el tiempo que requiere, con algunos pasajes especialmente brillantes, cuidado y que presenta un mundo (o varios) atractivo y dinámico, con una amenaza insólita y algunas escenas que obligan a contener el aliento. 

        Volveremos a hablar de Gladstone por aquí... 

sábado, 24 de mayo de 2025

DE PRÍNCIPE DE NADA A LA SAGA DEL EMPERADOR ASPECTO: LA FANTASÍA OSCURA DE R. SCOTT BAKKER



    Pues... lo primero, bienvenidos de vuelta al Iconocronos. Hacía mucho tiempo que no publicaba nada por aquí, y mucho más tiempo desde que no me sentaba a escribir algo específico para esta página. Supongo que es lo que tiene la vida, que si te descuidas un poco, el tiempo que tienes detrás se come al tiempo que te queda por delante, y se hace cada vez más complicado sacar momentos y ganas que dedicar a los aspectos más periféricos de nuestra vida. Pero estos días he estado dándole vueltas a volver al blog, a volver a hablar de libros y de cómics, a hacerlo a mi ritmo, sin prisa, sin agobios, y escribiendo solo sobre aquello que me apetezca escribir, sobre aquello que quiera comentar. 
    ¿Y qué mejor forma que hacerlo que para hablar de una saga que empecé a leer hace años, y que no he terminado hasta esta misma semana? 
    Acababa de empezar el año 2012, el 19 de enero concretamente, cuando hablaba en este blog de la primera parte de la trilogía Príncipe de Nada. Y han pasado más de trece años de ese momento. Trece años, que se dice pronto. Por supuesto, la traba ha sido editorial, ni más ni menos. Príncipe de Nada no fue exactamente un éxito de ventas, y después de esta primera trilogía (que a día de hoy está descatalogada), nadie se decidió a traer su continuación, la tetralogía de El Emperador-Aspecto. Y yo no leo en inglés. Bueno, con esta saga incluso lo he intentado, me leí en inglés el primero de los libros de la tetralogía, The Judging Eye, pero fue un suplicio y creo que no entendí la mitad de lo que leía. Así que he tenido que leerlo en una traducción fanmade. Muy bien hecha, ojo. Pero no voy a empezar esta nueva época mintiendo, no tendría ningún sentido. Me encantaría poder haber leído los libros oficiales de la tetralogía del Emperador-Aspecto, pero ha sido imposible. Y con este preámbulo, empezamos. 

El primer libro de la serie: En el Principio fue la Oscuridad.


    R. Scott Bakker es un escritor canadiense que cursó estudios de filología y filosofía, siendo esto último muy evidente en sus novelas, y cuya limitada producción literaria comprende las siete novelas de la serie del Segundo Apocalipsis (las ya mencionadas trilogía del Príncipe de Nada y la tetralogía del Emperador-Aspecto) y una novela de ciencia-ficción, Neuropath, que por supuesto, tampoco está traducida a nuestro idioma. Estas novelas del Segundo Apocalipsis nos trasladan a un mundo de ficción fantástica, Eärwä, y en concreto, a una región conocida como Los Tres Mares, que aproximadamente podría corresponderse con el entorno del Mar Mediterráneo en la época de las Cruzadas... aunque (y esto es solo una percepción), leyendo las novelas las imágenes que me vienen a la cabeza no son de fantasía medieval, sino con una inspiración más relacionada con el mundo antiguo, con Roma e incluso con tiempos anteriores, como los asirios o los hititas. A lo largo de En el Principio fue la Oscuridad, El Profeta Guerrero y El Pensamiento de las Mil Caras, vamos a asistir a la formación de una Guerra Santa, en la que lo que sería el equivalente a nuestro Papa, desde la ciudad de Sumna (un equivalente a Roma), el Sumo Sacerdote de los Mil Templos, Maithanet, reúne una hueste sagrada para recuperar la Santa Shimeh, la ciudad en la que había nacido el profeta de su religión principal, Inri Sejenus (ya el nombre de Inri recuerda poderosamente a la imagen de Jesucristo), y que en esos momentos estaba dominado por los heréticos fanim (que se corresponderían con los reinos musulmanes de los tiempos de las Cruzadas). Y entre Sumna y Shimeh se encuentra la ciudad de Momemn (Constantinopla), dominada por los emperadores Nansur. Pero el presente de la Guerra Santa, va a estar íntimamente ligado a un pasado misterioso y legendario, pues las leyendas de Eärwä hablan de los tiempos del Apocalipsis, cuando en el lejano norte, desde la oscuridad del dominio de Golgotterath (de nuevo una alusión al Evangelio, similar al Monte Gólgota), los reinos kuniuricos habían tenido que hacer frente al alzamiendo del No-Dios, Mog-Pharau, una entidad apocalíptica y ajena, que había conseguido pervertir a los inmortales no-hombres, creando la raza salvaje de los Sranc, y destruyendo los antiguos imperios antes de ser derrotado por un mago, Seswatha, cuya memoria vive una y otra vez en los sueños de uno de los grupos de hechiceros que viven en Eärwä, el Mandato, los únicos que aún creen en el antiguo Apocalipsis y en la amenaza que, desde Golgotterath, plantean los servidores del No-Dios, el Consulto. 


El Profeta Guerrero, segundo libro. 



    Y es que ya desde el principio, para el protagonista de la historia, el hechicero del Mandato, Drusas Achamian, hay algo extraño y provocador en la forma en la que Maithanet convoca la Guerra Santa, y se une a ella como emisario del Mandato. Hay más escuelas mágicas en los Tres Mares: los Chapiteles Escarlatas, el Colegio Imperial o los cismáticos Cishaurim (llamados también Portadores del Agua), los hechiceros de los fanim, y todas ellas envidian al Mandato, pues son los únicos custodios del saber de la antigua magia, la Gnosis, magia pura, mientras que el resto de las Escuelas utilizan magia anagógica, que requiere símbolos e intermediaros para mostrar su poder, por lo que las envidias entre las Escuelas, y las tensiones entre los señores de la Guerra Santa (incluyendo a Nersei Proyas, Príncipe-Coronado de Corinya, fiel del Colmillo y antiguo discípulo de Achamian) van a ir filtrándose en la Guerra Santa... que además, observa con desconfianza a todos los hechiceros, pues todos y cada uno de ellos son una mácula en la creación, y sus almas han sido condenadas desde el primer uso de la magia. De hecho, existen unos objetos, las Baratijas (o Chorae) cuyo mínimo roce mata al hechicero, convirtiéndolo en sal. A todo este conflicto se suma la aparición de lo que parece ser un heredero de los imperios kuniuricos, un guerrero llamado Anasurimbor Kellhus, que llega a la Guerra Santa de mano de un scylvendio, un guerrero profano llamado Cnaiur urs Skiotha, que en el pasado fue apartado de su tribu después de haber sido seducido de alguna manera por el padre de Kellhus, Anasurimbor Moënghus, a quien ahora Kellhus busca, pues cree que se encuentra entre los Fanim. 
    Así, con Achamian, Cnaiur y Esmenet (una prostituta de Sumna que se une a la Guerra Santa y que había sido amante del hechicero en el pasado) como protagonistas de la historia, acompañaremos a la Guerra Santa a través de su viaje, descubriendo que, como no podía ser de otra manera, el Consulto está más presente de lo que podía esperarse, pues al estilo de los cylon o los skrulls, el Consulto había infiltrado a sus Espías-Piel (capaces de cambiar de rostro) en diferentes puntos de los Tres Mares, dominando la política y los ejércitos... y parece que solo Kellhus es capaz de descubrirlos. 

El Pensamiento de las Mil Caras, fin de la primera trilogía.


    
    Con todos estos mimbres, Bakker lanza una historia de fantasía oscura, desgarradora, desesperante y dura, en la que se habla sin pudor de violaciones, abusos, violencia y destrucción de todo tipo, y con una profunda carga de filosofía y psicología de la fe y las religiones, y en cuyo corazón está el camino que lleva a transformar a un hombre en un dios... y a que todo, absolutamente todo lo que está pasando, sea un plan y una manipulación de una sola persona, el recién llegado Anasurimbor Kellhus, capaz de asumir el papel de Profeta-Guerrero de la Guerra Santa, y que vendría de una antigua raza, los dunyainos, capaces de manipular a los hombres como los hombres manipulan a los niños. En estos tres primeros libros, asistimos a la transformación de Kellhus de un hombre en un dios, a como la Guerra Santa pasa a enarbolar la bandera de su propio profeta, y lo hace a través de batallas que no son menores cuando provocan miles de muertos que cuando se producen en el interior de un alma traicionada. 
    Y tras alcanzar Shimeh y descubrir la verdad sobre la Guerra Santa, tras descubrir la verdad (o parte de ella) sobre Kellhus, sobre Maithanet, sobre Moënghus... La historia quedó inconclusa. 
    Es decir. La historia de la Guerra Santa acaba. Pero no lo hace la historia de los dunyainos, el conflicto con el Consulto, el Segundo Apocalipsis y los protagonistas de la historia. Así que vamos a pasar a comentar la tetralogía del Emperador-Aspecto. 

The Judging Eye, la aventura continúa.


    Cuando comienza la tetralogía del Emperador-Aspecto, han pasado veinte años desde el final de Príncipe de Nada. Anasurimbor Kellhus es el Emperador-Aspecto, señor de los Tres Mares, y la sagrada Esmenet es su esposa. Dominando el poder político, el espiritual e incluso la magia (pues aprendió de Achamian Drusas los misterios de la Gnosis), el Emperador-Aspecto, su esposa y sus hijos, gobiernan con puño de hierro divino los Tres Mares... y Kellhus está dispuesto a una nueva guerra sagrada, una guerra que llevará a los Reyes-Creyentes del sur, ante el mismo Golgotterath para destruir al Consulto y evitar El Segundo Apocalipsis. Además de recuperar a personajes como Kellhus, Esmenet, Achamian Drusas (convertido en un renegado, un Mago sin escuela) o Nersei Proyas, para esta tetralogía Bakker presenta un buen puñado de nuevos personajes, como Mimara (la primera hija de Esmenet, que busca a Achamian para que le enseñe la Gnosis), los hijos de Kellhus y Esmenet (Moënghus, Theliopa, Kayûtas, Inrilatas, Serwa y los gemelos Kelmomas y Samarmas), o el príncipe Sorweel, rehén de un reino destruido por los primeros pasos de la Ordalía del Emperador-Aspecto en su camino hacia el norte. 
    Si la trilogía anterior se había centrado en los Tres Mares, aunque esta tetralogía no deja de lado los Tres Mares (parte de la familia imperial permanece en Momemn, y tendrán que hacer frente a la amenaza de un resurgir de los fanim), abre ante nosotros las inmensidades del Norte, y vamos a acercarnos a los salvajes Sranc, la auténtica horda (cuyos miembros son exáctamente idénticos todos entre sí... y a los poderosos no-hombres) que domina el norte, y a los no menos salvajes Escalpadores, que se dedican a cazarlos. Mientras Achamian busca Ishual, el lugar de origen de los dunyainos, Sorweel hace de nuestros ojos en el camino de la Gran Ordalía y el tiránico dominio del Emperador-Aspecto...

The White-Luck Warrior, uno de los grandes misterios. 


    Pero además, en esta tetralogía vamos a ver cómo los propios dioses reaccionan ante la Gran Ordalía y el Emperador-Aspecto, a quien al parecer, desean muerto. La historia de la Gran Ordalía va a mezclarse con la del Guerrero de la Blanca Suerte, una manifestación de la voluntad de los dioses, y que quizá sea encarnado en el rehén Sorweel... o tal vez no, pues otro asesino, el Narindar, recorre los pasillos y las calles de Momemn, acechando... Por supuesto, en la historia de la Gran Ordalía nada brillante. No hay nada que sea un remanso de calma. De nuevo, nos encontramos con una exploración sin paliativos del lado más oscuro del ser humano, y en estos cuatro libros, vamos a asistir de nuevo a violaciones, necrofilia, canibalismo, incesto, asesinatos y todo tipo de sufrimientos. La fe es fanatismo, y bajo ese fanatismo, cada hombre esconde una bestia, cuya máxima expresión son los propios hijos del Emperador-Aspecto, pues cada uno de ellos manifiesta una parte oscura de la personalidad de su padre. El barbárico Moënghus, la aséptica Theliopa, el orgulloso Kayûtas, el perturbado Inrilatas (encerrado lejos del contacto de todo el mundo), la manipuladora Serwa, el débil Samarmas,  o el más cruel de todos, el pequeño Kelmomas, capaz de todo para ser el único objeto del amor de su madre, un asesino de ocho años con un destino extremadamente oscuro y siniestro. 

The Great Ordeal, la parte más dura del viaje. 


    Y sin dejarnos tomar aliento, sin darnos un respiro, Bakker nos arrastra de un trauma a otro, desde la ciudad no-hombre de Isterebinth a las puertas de Golgotterath, desde las murallas de Momemn al tráfico drama de la Escaldadura. Y todo esto lo hace lanzando pistas de que hay algo que no estamos viendo, algo que asoma, y es que en este mundo de magia, donde los hechiceros cantan cantos gnósticos que crean geometrías perfectas de destrucción, luz y muerte, hay elementos más propios de la ciencia-ficción, pero que queda soterrado, que queda pendiente, que se cierne sobre nosotros incluso en el cuarto y último libro de la saga, The Unholy Consult, un libro que prácticamente se centra en la última batalla entre la Gran Ordalía y el Consulto, la lucha en las torres de Golgotterath y la verdad sobre el Consulto y Mog-Pharau, el No-Dios... Y de nuevo, nos encontramos con que la historia no acaba. 
    Sí, al igual que al final de Príncipe de Nada, asistimos al final de la Gran Ordalía y el asalto a Golgotterath. Pero de nuevo, es un final que no cierra del todo la historia. Es un final que no es tal. Y es que parece ser que Bakker tendría una nueva saga que continuaría esta, la Saga del No-Dios... pero de esta aún no sabemos nada. 

The Unholy Consult... ¿el final?

    El final... No, no es un final, pero en perspectiva, creo que ha merecido la pena. Porque el final no ha sido satisfactorio en absoluto. Pero el camino ha sido un auténtico delirio. No apto para todos los paladares, por supuesto, esta Saga del Segundo Apocalipsis no es fantasía oscura... está más allá de la oscuridad. Como dice el primer libro, Al Principio fue la Oscuridad, pero durante seis libros siguientes, hemos profundizado cada vez más en la oscuridad y la desesperación. Es evidente que Bakker tiene sus fuentes en la historia medieval (las Cruzadas) y en la literatura de fantasía clásica. El mapa de Golgotterath es Mordor, las torres en las que se refugia el Consulto, es Barad-dûr. Los perturbadores no-hombres, sin tener las orejas de punta, son poderosos magos inmortales, son el lado absolutamente sombrío y desquiciado de los elfos de Tolkien, e incluso al igual que, en la Tierra Media, Morgoth crea a los orcos desde los Elfos, en estas novelas, el Consulto crea a los Sranc desde los no-hombres. Y sí, a día de hoy hablamos de grimdark, y disfrutamos de las historias crudas de Abercrombie o Martin (bueno, de este más bien disfrutábamos...). Pero tanto en Abercrombie, como en Martin (como en Erikson o Sapkowski), esa visión oscura de la fantasía está regada de humor, de cinismo. Incluso cuentan con personajes con los que, más o menos, podemos hasta identificarnos. 
    Bakker no nos da reposo. No hay lugar para el descanso. Cada giro es una tragedia. Cada palabra está escrita para asfixiar la esperanza, para hundirnos más y más abajo en un barro existencial cargado del sentido de la filosofía y la religión, donde aspectos tan intrínsecos al ser humano como la fe, son descarnadamente expuestos, cuidadosamente desollados, despellejados para mostrar su aspecto más crudo, para transformar las creencias en una violación del alma... e incluso del cuerpo. 
    La Saga del Segundo Apocalipsis es desesperanzadora. 
    Es una mirada al abismo.
    ...
    Ojalá algún día... 
    Llegue el verdadero fin.