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domingo, 14 de mayo de 2017

CALAVERAS Y GRILLETES: SE DESATA LA TEMPESTAD (III)

Tras recuperar el Avispal de Oro y permitir que Pirkles acabara con los seguidores raqueros de la ilusionista Vakarla, los aventureros regresaron al Maldición de Besmara, poniendo rumbo hacia Quent para devolverle la escultura al templo de Calistria. Mientras descansaban, Echidna y Vanderlay tuvieron un extraño sueño en el que Echidna se despertaba solo en el barco, y mientras trataba de recuperar el control del timón, se encontró con un mar de niebla que parecía rodear por todas partes el navío. Al frente de la niebla había figuras en las que Echidna creyó reconocer los atributos de diferentes dioses de la vida. Estos se situaron junto a él y la hablaron "Lo que es vida, es vida, y lo que no lo es, es...". Los dioses se interrumpieron, y la frase la concluyó Pirkles, que apareció tras ella diciendo: "es Árbol Charyu. Muerte para tí, vida para mi cosecha", y le arrojó una bola de fuego que hizo que Echidna despertara con un grito mientras de ella brotaba una ola de energía mágica que afectó a todos los tripulantes, causándoles un intenso dolor y arrancándoles de su sueño. Mientras el capitán Shen movilizaba a la tripulación, Vanderlay se apresuró a contarle a Evania lo que había visto en su sueño. Pirkles contactó telepáticamente con el capitán, explicando que todo parecía ser cosa de Echidna, y Shen reunió a los oficiales. Debatieron sobre lo que había ocurrido, sin terminar de entenderlo mientras Echidna afirmaba que todo era responsabilidad de la maldición y que él era inocente... aunque dudaba de Pirkles y de por qué este acababa con ella en su sueño. El hechicero mediano consiguió finalmente tranquilizar a la tripulación, y un par de días después, llegaron al puerto de Quent de nuevo. 

Venid, que os voy a contar unas cosillas...


Una vez en Quent, acudieron al Templo de los Besos Robados, donde hicieron entrega a Dindreann del Avispal de Oro. La sacerdotisa de Calistria lo agradeció dándoles la información que había prometido entregarles: en el templo conocían a un tallador semielfo de Puerto Empapado, llamado Jaymiss Ketch que afirmaba conocer a un espía de Cheliax en los Grilletes. Además, le preguntaron a Dindreann por el Banshee de Salmuera, y la sacerdotisa les dirigió hacia un hombre llamado Hieriemus Fitch, un antiguo cirujano naval que afirmaba saber dónde estaba el navío. Tras agradecer a Dindreann su información, se marcharon para dedicarse a sus asuntos (cambiar botín, conseguir infamia, buscar historias sobre maldiciones...), Echidna solicitó a Dindreann que realizara sobre él un Quitar Maldición, y después de pagar a la sacerdotisa por ese servicio, esta lanzó el hechizo... viéndose atrapada en lo que parecía ser el ataque de un rayo, cayendo después desmayada. El suelo y las paredes quedaron marcados por la quemadura de un rayo en forma de árbol, y en cuanto Dindreann despertó, ayudada por Echidna, este fue expulsado del templo, sintiendo aún el poder de la cicatriz en forma de árbol de su hombro latiendo en su interior. 

Tras solucionar los asuntos que les habían llevado a Quent, decidieron partir hacia Ollo, que estaba más cerca de Quent que Puerto Empapado, en busca del rastro del Banshee de Salmuera. En el sombrío puerto de Ollo, que vivía bajo el continuado ataque de los sahuagin, encontraron a Fitch, al que finalmente convencieron para que les ayudara en la búsqueda del Banshee de Salmuera. Fitch les mostró un trozo de la tibia de un viejo compañero al que había puesto una pata de palo, y que ahora podía guiarles hasta su cuerpo, ya que era uno de los navegantes del Banshee de Salmuera. Pero para ello, necesitaba un objeto mágico en concreto, un Anillo de Calavera, que pidió a los aventureros que le arrebataran al pirata Morton "el Gallina", que no tardaría en llegar a Ollo. Tras acordar con él las condiciones del botín del Banshee de Salmuera, los aventureros partirían siguiendo las instrucciones de Echidna para interceptar el Tumba de la Dríade, el balandro de Morton. 

Como Echidna había previsto, encontraron el Tumba de la Dríade, y el capitán Morton solicitó parlamento con ellos. Mientras él y Shen hablaban, Evania se transformó en gaviota y exploró el otro navío, sorprendiéndose al no encontrar tripulación. Finalmente, Morton desapareció, y las máquinas de asalto del Tumba de la Dríade atacaron por sí mismas al Maldición de Besmara, lanzando cuadrillos y garfios contra la tripulación, hiriendo a Echidna, mientras el mascarón de proa y el mascarón de popa, dos grandes sátiros de madera, saltaban al Maldición, atacando a sus tripulantes. Estos trataron de resistir el envite de los sátiros y los hechizos de Morton, que parecían llegar de todas partes, mientras unos garfios animados trataban de atrapar a Trufa, y un mefit de aire se enzarzaba en un ataque aéreo con Evania. Con gran esfuerzo, y después de que Evania y Sarah quedaran heridas, consiguieron destruir a los sátiros, y Shen alcanzó el Tumba de la Dríade, donde localizó a Morton, que finalmente acabó negociando con él y le entregó el Anillo de la Calavera. Unos y otros se retiraron para lamerse las heridas, volviendo los aventureros a Ollo para recoger a Fitch y partir en busca del Banshee de Salmuera. Utilizando el Anillo de la Calavera y la tibia del viejo amigo del cirujano, salieron de Ollo hacia el Ojo de Abendego, consiguiendo Echidna mantener la trayectorio del Banshee de Salmuera, y encontrando finalmente el lugar en el que según el anillo se encontraba el cuerpo. Evania lanzó sobre ellos un hechizo para respirar bajo el agua y se sumergieron en busca del pecio, que no tardaron en encontrar, ya que aquello eran aguas poco profundas. Sin embargo, no parecía que fuera a ser fácil, al parecer algo había partido por la mitad el Banshee de Salmuera, y la popa se había hundido en una sima de aspecto profundo. Mientras se preparaban para investigar la proa del barco, fueron atacados por un grupo de tiburones toro dirigidos por un tiburón blanco gigante. Centraron sus ataques en este, y consiguieron acabar con él, encontrándose entonces atacados por un sirénido, un chamán tiburón que se enfrentó a Sarah y Shen, aunque sería este quien acabara con él después de que el sirénido fuera inmovilizado por la magia de Vanderlay. Por lo que Evania pudo percibir, habían entrado en el territorio de caza del chamán, lo que había provocado su ira, ya que, como los tiburones, eran criaturas muy territoriales. 

Con el chamán muerto, los tiburones se dispersaron, y el Banshee de Salmuera se encontraba ya a su alcance... 

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