No es la crónica de un mundo... es la historia de muchos.

viernes, 10 de diciembre de 2021

LA ESTACIÓN DE LA CALLE PERDIDO

 

La estación de la calle PerdidoLa estación de la calle Perdido by China Miéville
My rating: 4 of 5 stars

Bueno, pues por fin he terminado La estación de la calle Perdido, y viendo las fechas me da un poco de agobio, que me ha costado en el tiempo, aunque es verdad que hice pausa para leer la Historia triste de un hombre justo, así que supongo que al final no se me ha dado tan mal.

He ido dejando por aquí en su momento las cosas que he ido leyendo de Miéville: cogí Los últimos días de Nueva París con mucho interés y me decepcionó bastante; luego leí La ciudad y la ciudad por aquello de darle una segunda oportunidad al escritor y me gustó mucho; y ahora he terminado leyendo este primer volumen de la Trilogía Bas-Lag por el club de lectura de Red Key Podcast, y mira por donde... me ha gustado mucho también.

La Estación de la Calle Perdido nos presenta la ciudad de Nueva Crobuzón, una especie de gran urbe de fantasía contemporánea con toques steampunk y una serie de razas extremadamente curiosas y muy alejadas de los típicos elfos, enanos y medianos. Así, en Nueva Crobuzón, además de humanos, hay khepri (mujeres con la cabeza de escarabajo), cactos (humanoides con aspecto de cactus como su nombre indica), vodyanoi (criaturas acuáticas), dracos (una especie de gárgolas), garudas (hombres pájaro) y sospecho que más adelante saldrán más... En fin, dentro de este mundo vamos a encontrar numerosas historias que confluyen en la ciudad. Por un lado, veremos a Lin, una escultora khepri que recibe un encargo particular por parte de un extraño y peligroso mecenas, y por otro lado, tenemos a su pareja, un humano, Isaac dan der Grimnebulin, una especie de físico que recibe una petición de ayuda por parte de Yagharek, un garuda que ha perdido sus alas como castigo por un misterioso crimen y que ansía volver a volar. Con este motor de la historia, Miéville nos adentra en los mil rincones de Nueva Crobuzón, y le sirve de excusa para lanzar la que va a ser la verdadera trama de La estación de la calle Perdido: la amenaza que para Nueva Crobuzón supone la llegada de una nueva especie, una serie de polillas gigantes asesinas que se alimentan de sueños. Sí, así dicho suena extraño, pero dentro de la narrativa de Miéville tiene sentido. Pero ojo, incluso esta trama se entrelaza con otras muchas que hacen que Nueva Crobuzón se convierta en un personaje más de la historia: tenemos los conflictos políticos de la ciudad, las huelgas de los estibadores vodyanoi, el separatismo de los cactos, el surgimiento de la inteligencia artificial de los constructos, la misteriosa Tejedora, el desarrollo de las Matemáticas de Crisis, el enigmático Jack Mediamisa...

A pesar de formar parte de una trilogía, hasta donde he podido ver La estación de la calle Perdido es una lectura completamente independiente, Miéville es un escritor rico en lenguaje y en imágenes, y aunque es cierto que en algunos momentos quizá se alarga mucho en algunos pasajes, lo cierto es que es un gustazo leerle. Y si no se lleva las cinco estrellas, es porque me parece que la historia de las polillas opaca historias mucho más interesantes, como la del MecaDios de los constructos, que me parece un auténtico bombazo. Y el final... pues bueno... no voy a decir nada sobre la resolución del tema Yagharek... porque me ha escocido mucho.

Una gran lectura, la verdad.

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