No es la crónica de un mundo... es la historia de muchos.

martes, 17 de mayo de 2011

VIAJE A LONDRES

Terminado ya el período de “descanso” que me di al volver de Londres, como ya veríais ayer, ya que se publicó en el blog la crónica habitual de las partidas de rol de los domingos, recuperamos la normalidad en el Iconocronos, y tras la crónica rolera, creo que lo mejor es, precisamente, hablar del viaje a Londres de la semana pasada.


            Fue un viaje cortito, tres días, salíamos el sábado por la mañana y volvíamos el lunes por la tarde, pero eso sí, nos cundió. Bueno, nos fuimos tres amigos, Rober, Santi y yo, empezando muy madrugadores el sábado por la mañana. El vuelo salía de la T1 de Barajas a las 7:30, y la verdad es que todo fue muy bien, sin retrasos en el aeropuerto ni contratiempos durante el vuelo (con lo que a mi me gustan unas buenas turbulencias… je, je ,je). Llegamos a Gatwick quince minutos antes de lo previsto, y nada, enseguida cogimos la lanzadera hasta Victoria Station, y tras dejar allí las maletas, nos lanzamos directamente a recorrer la ciudad en su sentido más turístico. Bajamos por la Catedral de Westminster hasta la Abadía del mismo nombre, paseamos por el Parlamento bajo el Big Ben, vimos Whitehall (la antigua residencia de los reyes de Inglaterra, en tiempos de mi admirado Enrique VIII), y comenzamos a pasear por la orilla del Támesis, hacia Millenium Eye y el County Hall, donde siguiendo una tradición particular creada en mi anterior viaje a Londres con Rober, aplacamos un poco el hambre a base de unos perritos calientes estupendos que hacen en una tiendecita al lado del centro comercial de County Hall. Volvimos a cruzar el Támesis, y nos dirigimos hacia la City, hacia Fleet Street, donde se encuentran algunas de las entidades financieras más antiguas de Europa, y por lo tanto, del mundo, como el Lloyd´s Bank. Comimos en un típico Pub, el Jorge... bueno, "The George", mientras veíamos un partido de fútbol ("Soccer", por supuesto). Fish and Chips, un Pub... fue un momento típicamente inglés, el equivalente a irse a Australia y cazar koalas con un boomerang subido en un canguro. Lo más típico, vaya. Hasta nos hicimos hinchas del equipo de fútbol al que animaban los de la mesa de al lado, el QPR o Queen Park Rangers, un equipo galés que, por lo que vimos, ha subido ahora a Premier League... ¡y al que apoyaremos siempre! ¡QPR! ¡QPR! ¡QPR!


Je, je ,je. En fin, después de comer y tras dar una vuelta por la iglesia de Saint Paul, centro de la iglesia anglicana, volvimos hacia el Támesis, para subir hacia el Puente de Londres y echar una ojeada al exterior de la Torre de Londres y sus beefeaters. No entramos, y debo reconocer que algún día me gustaría hacerlo, pero es que el precio de la entrada es realmente alto, veintitantas libras... Aunque algún día entraré y me encontraré de frente con el fantasma de Ana Bolena. Bueno, tampoco hace falta que esto ocurra literalmente, pero seguro que me entendéis. Después, cambiamos el espíritu turístico, y tras bajar hacia Trafalgar Square y St.James, recorrimos Park Lane Avenue para ver los concesionarios de los coches de lujo londinenses (es lo que tiene viajar con Santi, que acabas viendo coches), antes de dirigirnos hacia Victoria Station, recoger nuestras maletas y coger un autobús para ir finalmente al hotel, el Gower Hotel, en Sussex Gardens, un hotel pequeñito, muy mono, cerca de la zona de Paddington y Kensington. Y la verdad es que tardamos poco, más o menos lo que fue dejar las maletas en la habitación y salir corriendo hacia Knightbridge, donde está Harrod´s. Pero no creáis que íbamos a ver los grandes almacenes más importantes del mundo, no. Buscábamos Cheval Place. (Nos perdimos, claro, pero terminamos encontrándolo). ¿Y qué hay en Cheval Place? Un concesionario de Tesla. ¿Y que es Tesla? Pues una marca de coches eléctricos que ha conseguido que estos sean competitivos en cuanto a velocidad y autonomía respecto a los coches de gasolina de toda la vida. Y además, muy llamativos estéticamente. No puedo decir mucho más, que para mi, un Lamborghini Murciélago no dejará nunca de ser "un coche amarillo", pero en fin, cumplimos el objetivo. Desde allí, fuimos a Picadilly Circus ya para dar una vuelta, recorrer el SoHo y Chinatown, y cuando llegó la hora de cenar, tratamos de encontrar un Nando´s en el que Rober y yo habíamos estado hace dos años... pero se nos perdió. Vamos, que lo movieron de sitio... o que nos cegaron, porque pasamos por la puerta prácticamente y no lo vimos. Así que terminamos yendo a Victoria Station de nuevo, para cenar en el Nando´s que había allí. ¿Que qué es Nando´s? Pues una franquicia que se puede encontrar en Londres y Belfast, y cuyo plato estrella es el pollo asado con salsa Peri-Peri, una salsa portuguesa que se puede parecer al Mojo Picón aunque algo más picante (o bastante más picante, o mucho más picante, depende de la salsa que elijas) y que tiene probablemente la mejor relación calidad-cantidad-precio de todo Londres. Después de cenar, volvimos al hotel y a dormir prontito, que las siete de la mañana estaban muy cerca.


Nos levantamos progresivamente entre las siete y las ocho, para bajar a desayunar (English Breakfast, con su bacon y sus salchichas... la dieta a tomar por saco...) y luego, dar una vuelta por Kensington Gardens y bajar hacia Buckingham Palace para poder ver el cambio de guardia, que la otra vez que estuve, se suspendió por la lluvia. Este año ha sido diferente el tiempo, hasta el punto de que cuando el martes volví al curro, me dijeron que había cogido hasta color. Y debió ser en este momento, estuvimos casi dos horas en las puertas de Buckingham Palace, por aquello de coger sitio, y finalmente, pudimos ver el cambio de guardia completo. Sorpresón, eso sí, cuando de pronto la Guardia Real comenzó a tocar Bad, de Michael Jackson o I can´t stop loving you. Se nos quedó a todos cara de bobos. Bueno, tras ver el cambio de guardia, paseo por el Mall y autobús hasta Camden, para disfrutar del mercado más alternativo-underground del mundo. Allí echamos la tarde, comimos pizza y crepes, hicimos algunas compras, y finalmente, volvimos al hotel para dejar las cosas y dedicamos el resto del día a pasear hasta Marble Arch, Oxford Street y Tottenham Road, buscando alguna librería... pero fue imposible. Se ve que en aquella zona de Londres no se lee mucho. Eso sí... tres tiendas de Swarosky, como cuatro de Zara, Benetton, etc. Tomamos una sidra en otro pub, encontramos Comicrama (una tienda pequeñita... y además estaba cerrada), y desde Oxford Street sí conseguimos encontrar el Nando´s del SoHo, así que nada... ¡a cenar y a la cama pronto, que al día siguiente volvíamos a madrugar!


Amaneció el lunes, con calorcito, recogimos la habitación, hicimos las maletas, desayunamos, y a cruzar Kensington Gardens para ir a ver Royal Albert Hall y bajar hacia el Museo de Historia Natural, que este año decidimos que queríamos ver dinosaurios. Tuvimos que hacer cola un ratito, pero entramos enseguida después de vivir uno de esos momentos "Tierra trágame" tras hacer un comentario jocoso sobre una pareja que teníamos delante... y que debían ser aproximadamente de Cuenca... porque hablaban español perfectamente... y estuvimos viendo tiranosaurios y ballenas azules hasta que llegó la hora de marcharnos hacia la que para mi era la visita más importante del fin de semana: la Iglesia del Temple en Fleet Street. Aunque a día de hoy la Iglesia en sí no tiene mucho que ver con lo que fue en su día, Fleet Street fue el lugar donde estuvo la encomienda londinense de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y el Templo de Salomón, o sea, los ya míticos Caballeros Templarios, orden que, cualquiera que me conoce, sabe que es una de mis pasiones. Durante mucho tiempo, tras la destrucción de la Orden en manos del Rey de Francia, Felipe IV el Hermoso y del Papa Clemente V, la iglesia del Temple estuvo vacía, pero finalmente, más de trescientos años más tarde, los Estuardo entregarían la antigua encomienda a dos congregaciones religiosas, Middle Temple e Inner Temple, que son quienes aún la gestionan a día de hoy. La mayor parte de la Iglesia ha tenido que ser reconstruida, ya que fue destruida durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Poco queda de los Templarios originales, salvo algunos sepulcros en la Rotonda, la zona original de la Iglesia. Pero para mí, era una visita muy importante. Supongo que la forma de tener un pequeño "Síndrome de Jerusalén" en miniatura, me pude imaginar a los Caballeros, pude ver la imagen de los dos caballeros sobre un solo caballo, el sello clásico de los Templarios. Para mi, un auténtico placer, y no puedo menos que agradecer a Rober y Santi que tuvieran la pacienciade acompañarme para poder verla.


Y nada, después de ver Temple Church, nos dirigimos a Victoria Station, donde comimos antes de coger de nuevo la lanzadera a Gatwick, y el vuelo que nos traería, de nuevo sin retrasos y de la forma más apacible, a nuestra Piel de Toro, donde mis amigos Dani y Raquel nos esperaban en el aeropuerto para devolvernos, agotados pero satisfechos, a nuestros cómodos y confortables hogares.

En fin, ese fue nuestro viaje, y aquí queda reflejado para la posteridad.

4 comentarios:

Alarico dijo...

"el equivalente a irse a Australia y cazar koalas con un boomerang subido en un canguro"

Vale, te dejo usar mi frase, pero porque eres tú... si algún día te lanza al estrellato espero que te acuerdes de mí al menos ¬¬

Tomás Sendarrubias dijo...

¿Peeerdona?

Esa frase la acuñamos nosotros (y por nosotros me refiero a Santi y a mi) la primera noche que fuimos a cenar solomillo de canguro... No vengas ahora de usurpador creativo... Jenízaro.

Angel Guerrero dijo...

Londres, mi asignatura pendiente. Me corroe la envidia al leer este texto. Y envidia cochina, nada de sana y majaderías por el estilo.

Rocio dijo...

Si bien fui varias veces a Europa, nunca pude ir a Inglaterra, por eso estaba buscando datos para ir allí. Me han dicho que si quiero ir a Londres, es importante la movilidad propia dentro de la ciudad, y por eso Le ofrecemos la mejor variedad de autos en alquiler