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jueves, 9 de agosto de 2012

LA TRAMPA DORADA

Después de la ingesta masiva de fantasía épica y cómic de las últimas semanas, me apetecía volver a echar un ojo a la obra de la escritora Philippa Gregory sobre los Tudor. Bueno, más concretamente sobre las esposas de Enrique VIII, así que he dedicado algunos días a la lectura de La Trampa Dorada, como se ha traducido en España la novela The Boleyn Inheritance (algo así como "La Herencia Bolena"). Si en sus obras anteriores (La Princesa Fiel y La Otra Bolena), Gregory se había dedicado a hablarnos de Catalina de Aragón y las dos hermanas Bolena, en La Trampa Dorada nos encontramos en los momentos previos a la muerte de la tercera esposa de Enrique, Juana Seymour, y justo antes de la llegada de su cuarta esposa, Ana de Cleveris.



Si en las otras novelas Philippa Gregory había acudido a la narración en primera persona y centraba la historia en los personajes de Catalina de Aragón y María Bolena, en La Trampa Dorada vemos que la narración se divide entre tres personajes principales, tres mujeres muy diferentes y cada una con más interés que la otra. Así, nos encontramos capítulos protagonizados por Ana de Cleveris, la Cuarta Reina de Enrique VIII. Ana, hermana de Guillermo de Cleveris, uno de los más influyentes príncipes de la Liga Protestante, llegaba a Inglaterra como cúspide del sueño de la mano derecha del rey, Thomas Cromwell, en sus intentos por continuar avanzando en  la Reforma Religiosa en Inglaterra. Había sido una mujer educada en el protestantismo alemán, en la sobriedad del Imperio, y Gregory nos la plantea como la hija de un hombre enloquecido y la hermana de un príncipe dominante. Ana sería la elegida por Enrique entre varias princesas europeas, pero se encontraría con un problema con el que no contaba a su llegada a Inglaterra: le resultaría tan desagradable al rey que, poco después de su llegada, este comenzaría a preparar todo lo necesario para deshacerse de ella, mientras se enredaba en un caprichoso romance con la segunda protagonista de la novela, Catalina Howard. Philippa Gregory se esmera pare mostrarnos la paranoia que llega a envolver a Ana y la locura de Enrique, que se muestra en todo momento como un hombre caprichoso y temible, dispuesto a todo para conseguir lo que quería y que ya había sobrevivido a tres mujeres.

Catalina Howard es, como he dicho, la segunda protagonista de la novela, sobrina del Duque de Norfolk, cabeza de la poderosa casa Howard y por lo tanto, emparentada con importantes personajes de la época, como el Conde de Surrey o la propia Ana Bolena. Sin embargo, Catalina había carecido de la cuidada educación de que había disfrutado su prima Ana, y por lo que sabemos, era una niña extraordinariamente hermosa que se crió en un entorno de libertinaje. Se casó con Enrique VIII con quince años y ya había tenido dos amantes que, según todo indica, había llevado a su lecho, su profesor de música, Henry Mannox y uno de los hombres que acudían a casa de su abuela, Francis Dereham. Lejos de la imagen casi mística que de ella nos dio Ford Maddox Ford en La Quinta Reina, Catalina es aquí una muchacha caprichosa, materialista, pero de buen corazón y buenos sentimientos, enredada por su entorno en una historia que estaba condenada al fracaso desde el principio.

La tercera perspectiva sobre la historia nos la cuenta uno de esos personajes que aparecen en los márgenes de la historia, uno de esos que nunca es protagonista de lo que se nos cuenta, pero que en las manos adecuadas se convierte en protagonista absoluto de todo, y que genera auténtica curiosidad. Se trata de Juana Bolena, Lady Rochford, la que había sido esposa de Jorge Bolena y uno de los personajes más enigmáticos de la corte de Enrique VIII. De Juana Bolena (Juana Parker de soltera) sabemos que fue una de las damas de la corte de Ana Bolena, que fueron sus testimonios los que llevaron a esta y a Jorge al patíbulo, aunque ella consiguió salvarse y conservar el título y la mayor parte de la herencia de los Bolena. Luego formó parte de la corte de Juana Seymour, y asistió el lecho de muerte de la Reina tras dar a luz al joven Eduardo VII. Y por último, como remate, se vio enredada en las infidelidades de Catalina Howard con Thomas Culpepper, uno de los caballeros de la corte de Enrique, siendo juzgada junto a la propia reina.

No quiero dar muchos más detalles por si alguno se anima a leer, pese a que entiendo que algo que pasó hace cuatrocientos años no puede ser spoiler, pero simplemente, debo decir que muy pocas novelas (muy muy muy pocas) consiguen tenerme lo suficientemente enganchado como para dejar en un montón las novedades de cómics del mes y seguir con ellas...

Con La Trampa Dorada, Philippa Gregory lo ha conseguido de largo.

1 comentario:

Eduarda Altino dijo...

Gracias por el pequeño resumen, lamentablemente a mi país solo llegan las novelas de PG en ingles, hasta el momento he leído The Constant Princess, muy buena, espero poder leer las demás-