Hoy presentamos:
El Momento de la Verdad.
Por motivos diversos, la realidad
reflejada en esta crónica, ha sufrido un cambio de retrocontinuidad. El
personaje de Eärwen se mantendrá al margen de momento, y Tharkas se ha
convertido en el druida de un grupo que ahora estará formado por Tharkas el
Druida, Hank el Explorador y Alexiel la Maga…
Desde los túneles del
templo de las Serpientes, Hank, Tharkas y Alexiel ascendieron hasta la bodega
de la mansión del Consejero Verlaine. Sorprendidos y tensos, los personajes
subieron a la mansión, sorprendidos por encontrarse la residencia del consejero
vacía y sin los guardias que deberían estar allí. Hank escuchó quejidos
procedentes de la planta superior, y hacia allí se dirigieron. Leo, el leopardo
de Tharkas les avisó de que había presencia de personas en dos de las habitaciones,
y Alexiel decidió entrar a una de ellas, encontrándose en el dormitorio
principal de la casa, donde yacían muertos los guardias de Verlaine. Mientras
examinaban el lugar, sufrieron una emboscada por parte de uno asesino, Slaam,
que se había escondido en un armario. Tharkas consiguió evitar el ataque de
Slaam, y Alexiel le hizo dormir con uno de sus hechizos, pero antes de que
pudieran reaccionar, el compañero de Slaam, McNeill, hizo su aparición
procedente de la sala contigua, arrojando al interior de la sala un frasco de
fuego de alquimista, que prendió de inmediato. Hank consiguió acabar con
McNeill con un certero disparo de su arco, pero la sala ya había comenzado a
arder, y el fuego se extendía por la casa. Alexiel utilizó el Disco Flotante de
Tenser para salir del edificio por la ventana, llevándose consigo a Slaam,
mientras Tharkas y Hank corrían por otro acceso, llevándose el cuerpo de
McNeill y a Elgin. Tharkas sufrió algunas heridas en la huída, pero finalmente
salieron del edificio y se reunieron después de saquear a Slaam y McNeill.
Tras encontrar un
sitio más discreto mientras la casa de Verlaine ardía hasta las cenizas,
despertaron a Slaam, encontrando además entre sus papeles y los de McNeill
documentación que indicaba que la Hermandad planeaba un ataque contra el Templo
del Dios del Conocimiento, y que Verlaine era otro de los objetivos de la
Hermandad. Alexiel, Hank y Tharkas se dirigieron al Templo del Conocimiento,
dispuestos a averiguar la verdad sobre lo que escondían sus muros, y allí,
Elgin consiguió que se reunieran con el Sumo Sacerdote Thuron. La reunión fue
tensa, y finalmente, Hank no dudó al cortar a Thuron para comprobar si se
trataba de un Hombre Serpiente. Y así resultó ser, aunque el ataque de la
Hermandad comenzó en ese momento, y Thuron les suplicó ayuda, además de una
próxima explicación. Decididos a ayudar a los sacerdotes, Tharkas, Alexiel y
Hank se dispusieron a enfrentarse a los miembros de la Hermandad, que se habían
camuflado entre los Sacerdotes. Los Cultistas, dirigidos por una sacerdotisa
serpiente, K´Ral, y acompañados de Slaam, realizaron su ataque en dos frentes,
y mientras Alexiel, protegiendo a Thuron, desafiaba a los cultistas que
asaltaban el flanco este del templo, Tharkas y Hank intentaban bloquear la
puerta oeste, donde se encontraban K´Ral y Slaam.
El combate fue épico.
Los hechizos de Alexiel, los precisos disparos de Hank, las criaturas invocadas
por Tharkas… Los cultistas más débiles fueron segados, pero Slaam consiguió
acabar con el leopardo de Tharkas y el lobo de Hank, mientras K ´Ral conseguía
mantener en jaque al Explorador y el Druida. Sería finalmente la magia de
Alexiel la que derrotara a K´Ral, lo que hizo que Slaam se rindiera, y pondría
fin al ataque de la Hermandad.
Sería entonces cuando
Thuron, reunido con los personajes, reconocería ser un Hombre Serpiente, pero
no una de las criaturas malévolas del Innombrable, sino uno de los sabios y
viejos seguidores de Yig del tiempo de Valossa, que se había infiltrado en el
tiempo para comprender el saber reunido por Lucius en sus viajes, y que había
terminado ocupando el puesto del Sumo Sacerdote, muerto de manera natural. Todo
indicaba que Milton Drac y su Faro tenían un siniestro designio… y aún quedaba
averiguar cuál era.
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