Hay películas a las que llegas habiendo leído el libro, y hay libros a los que llegas después de haber visto la película. Y eso es lo que me ha pasado con Los Juegos del Hambre, que me decidí a leerlos después de no hace mucho, haber visto las dos películas que de momento conforman la saga cinematográfica. Y me impresionó tanto En Llamas que decidí de inmediato que no iba a esperar a ver Sinsajo para saber cómo acababa la historia. Así que, me puse a leer en cuanto acabé El Juego de Ender (la cosa va de juegos), y hoy mismo he terminado el primero de los volúmenes, el que da nombre a la saga.
Los Juegos del Hambre es una obra de la escritora estadounidense Suzanne Collins, que alcanzó la fama precisamente con este trabajo. A través de una versión moderna del mito de Teseo y de una revisión del clásico contemporáneo Battle Royale, Suzanne Collins construye un mundo distópico futuro en el que lo que hoy es Norteamérica ha pasado a convertirse en la nación conocida como Panem. Esta nación está dirigida por una ciudad, el Capitolio, y se divide en trece distritos... o más bien se dividía, pues después de una guerra interna, el Capitolio aplastó a los distritos y destruyó el Distrito Trece, instaurando a través de llamado Tratado de la Traición lo llamados Juegos del Hambre. A partir de ese momento, y durante los último setenta y cuatro años, cada uno de los distritos ha enviado a dos jóvenes, un chico y una chica para competir hasta la muerte, como sacrificios a ese moderno minotauro que es el Capitolio. Y todos estos juegos son televisados y de visión obligatoria en todo Panem, una forma más de mantener el yugo mediático de la clase dirigente sobre los Doce Distritos.
La protagonista de Los Juegos del Hambre es Katniss Everdeen, que se convierte en tributo de su distrito para salvar a su hermana Prim. Evidentemente, la vida de Katniss cambia cuando tiene que abandonar su vida de cazadora furtiva, a su familia y a su mejor amigo Gale, para viajar al Capitolio junto a uno de sus vecinos, Peeta Mellark, y se encuentra que los Juegos del Hambre van mucho más allá de la propia lucha. Porque los tributos competirán por conseguir un poder que va más allá del poder físico, sino que deben hacerse con el poder mediático, y para ello, Katniss se convierte en la Chica en Llamas. Mientras Katniss va descubriendo poco a poco como hacerse con el público, se encontrará con que no es sólo su vida lo que corre peligro, sino su propia voluntad, y poniéndonos cursis, incluso su alma. Para sobrevivir a los Juegos del Hambre, hay que hacer mucho más que matar a los enemigos.
Con esta trama, Suzanne Collins nos trae una historia adictiva, escrita de forma ligera y ágil; y con un formato bastante original, al utilizar para la narración el tiempo presente y la primera persona (creo que es la primera vez que me encuentro esto en una novela larga), lo que le da al juego una dinámica muy rápida. Los Juegos del Hambre son una lectura divertida, y con muchos más niveles de lo que podría parecer al principio en una novela "de corte juvenil", como es el caso.
Más vale tarde que nunca, y a los Juegos del Hambre he llegado tarde... pero con muchas ganas.
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