Bueno, llevamos unas semanas con un poco de parón en el Iconocronos, y aunque esto tardará un poco en recuperar el ritmo normal diario, sí que es hora de ir dejando algunos posts por aquí, que hay libros y películas que comentar. Y para empezar, segunda parte de la Trilogía de las Guerras Husitas, Guerreros de Dios, del escritor polaco Andrzej Sapkowski, ya de sobra conocido en este blog por ser el autor de La Saga de Geralt de Rivia y de la primera parte de este libro, Narrenturm; y que fue regalo de Marco para Reyes.
En Guerreros de Dios, Sapkowski continúa la trama iniciada en Narrenturm, recordemos: la historia se desarrolla en Silesia, entre Polonia, Alemania y Bohemia, en la época final de la Edad Media, momento en el que se desarrolló en esa región la llamada Herejía Husita, debido a su defensor principal, Juan Hus, asesinado (no se puede decir de otra manera) durante el Concilio de Constanza en 1415. El protagonista de la narración de Sapkowski es Reinmar de Bielau, al que llaman Reynevan, un joven estudiante conocedor de muchas cosas que probablemente le hubiera sido mejor desconocer, y desconocedor de otras muchas que le hubieran dado una vida larga y apacible. Movido por un asunto de faldas, Reynevan se ve obligado a recorrer Silesia, primero huyendo y luego buscando venganza, ya que el "asunto de faldas" no es más que el detonante que lleva a Reynevan a tener que implicarse mucho más de lo que le hubiera gustado en el conflicto entre la Inquisición, la Iglesia Católica y los Husitas (y sí, es a tres bandas, ya que en muchos momentos la Inquisición lleva su propia agenda). Durante su camino, se unen a él personajes como el demérito Scharley, o el monje "poseído" al que conocen como Sansón Mieles.
En Guerreros de Dios, continúa la historia de Reynevan un par de años después del final de Narrenturm. Reynevan y los suyos se encuentran en Praga (genial el arranque del libro, "Y mientras tanto... ¿qué pasaba en Praga? Praga apestaba a sangre"), en pleno corazón de la Herejía Husita, que trasciende de la religión y llega a convertirse en una revolución política, donde muchos ven la llegada de los Husitas como la liberación de las viejas tradiciones y el orden arcaico. Y como Reynevan es (como todos los personajes de Sapkowski) un culo inquieto, se ve envuelto en problemas casi desde que arranca la novela, pues se espera de él que actúe como espía para los Husitas, y para ello, parece que debe volver a Silesia, donde aún se le busca. Con genial maestría narrativa, Sapkowski nos convierte en los compañeros de viaje de Reinmar de Bielau, nos convertimos en sus compañeros en la paz, pero también en la guerra, porque los Husitas han preparado una gran ofensiva contra Silesia, y los Guerreros de Dios están dispuestos a todo para derrocar a sus enemigos.
Sapkowski continúa en su estilo, mezclando los detalles históricos con momentos de fantasía, o al menos con tintes fantásticos, pues en los encuentros de Reynevan, podemos tener de igual forma sacerdotes y prostitutas que cambiaformas y brujos o criaturas que no son de todo de este mundo, y que sin embargo pertenecen a él por completo. Y es que realmente, Sapkowski tiene su propio estilo, no se parece a nadie y sigue su propio camino narrativo y temático.
A ver si en Alamut se dan prisa, que Sapkowski ya tiene escrito el libro... no como otros.
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