Si hay un género que funciona especialmente en el campo del relato corto es, sin duda, el del terror. La mayor parte de los cuentos de terror de los últimos siglos han sido en su mayor parte procedentes del mundo anglosajón (donde se encuentran los grandes nombres del género, como Poe, Lovecraft, Hawthorne, Yeats o Irving), pero por suerte, en España, además de algunos autores que han dejado su propia marca en el mundo del terror, tenemos una editorial que se dedica específicamente a este mundo: Valdemar.
Y para celebrar los quince años de su editorial, Valdemar comenzó a editar una serie de recopilatorios con lo mejor de sus publicaciones a lo largo de su historia. El primero de estos volúmenes, Felices Pesadillas, salió muy bien valorado en la relación de libros del amigo Natán de estas navidades, y decidí seguir el consejo, echándole un ojo a esta colección de relatos de miedo y horror. Y como se empieza por el principio, pues he leído el primer volumen de Felices Pesadillas.
En este primer tomo, que a primer vistazo tiene un formato chulísimo, pequeñito pero en tapa dura, se recogen algunos de los mejores relatos de los grandes nombres de la literatura de terror, ordenados de forma cronológica: Arthur Conan Doyle, Richard Matheson, H.P Lovecraft, Robert E. Howard, Balzac, Stoker, Le Fanu... son sólo un puñado de los autores que Valdemar ha recuperado en este libro, con historias que siempre se mueven en el ámbito de lo fantástico y lo sobrenatural. Fantasmas, demonios, criaturas avernales o celestiales, vampiros, maleficios, encantamientos...
Lo malo de una antología tan amplia es que son libros que terminan estando un tanto desequilibrados. Hay historias muy buenas, pero también hay algunas que, para mi gusto, aportan poco o nada, y en muchos casos, se hacen realmente difíciles de leer. Por supuesto, eso significa que también hay pequeñas joyas que destacan entre el resto, En este sentido, se me ha hecho especialmente difícil leer El Elixir de la Larga Vida, de Honoré de Balzac; y aún no he terminado de entender El Comerciante de Ataudes, de Richard Matheson. Y en el extremo opuesto, he descubierto encantado El Guardavías, de Charles Dickens, o el Síncope Blanco, de Horacio Quiroga.
En fin, un libro con altos y bajos, interesante en algunos momentos, algo difícil en otros... pero que contiene una buena muestra de la literatura clásica de terror.
2 comentarios:
No me acuerdo ni vagamente de ninguno de los dos relatos que mencionas así que tampoco debieron gustarme XD
El problema de la literatura de horror clásica es que muchas veces no da miedo, ni mal rollo ni nada, supongo que en el siglo XIX lo pasarían fatal con algunos de esos relatos pero hoy en día...
Lo mejor de estas antologías es que así puedes descartar escritores a los que no acercarte a menos de dos metros de sus libros y te descubre otros (yo tengo que ponerme las pilas con Bierce, Matheson y Machen)
A ver que tal el segundo libro, que ese yo no lo he leido.
Estoy convencido de que en el XVIII y el XIX se subían por las paredes con estas cosas. A día de hoy, aquello de que la doncella del final sea el demonio, les debía sorprender, ahora te huele a azufre antes de que pueda decir hola. A día de hoy, la cosa creo que es encontrar argumentos chulos, buenas ideas, etc; más que en sí el que te puedan dar miedo, que va a ser que no.
Ahora, de los que comentas, en otras cosas que he leído, a mi Machen me ha gustado mucho. :)
Publicar un comentario