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lunes, 19 de diciembre de 2011

CANCIÓN DE HIELO Y FUEGO: TIEMPO DE IRA (III)

                Los hombres de Gregor Clegane atacaron a Oweyn y a Uther en las afueras de Septo de Piedra, y aunque ambos intentaron huir, fueron a caer casi de inmediato en garras de una de las compañías contratadas por los Lannister: la Compañía Audaz, dirigida por Vargo Hoat, al que llamaban la Cabra. La Cabra les dio la opción de rendirse o de morir, y ambos eligieron rendirse. Los hombres de la Compañía Audaz les noquearon, y cuando despertaron, se encontraban con otros prisioneros hechos por Vargo y sus hombres, siendo allí interrogados para saber cual era su nombre y posición. Vargo se sintió satisfecho al saber que tenía en sus manos a Uther Aesirk, heredero de Puertoescarcha, por el que probablemente conseguiría un buen rescate, pero cuando supo que Oweyn era simplemente un escudero, ordenó matarlo. Uther se opuso, diciendo que su familia pagaría el rescate que correspondiera a Oweyn, y Vargo quiso saber cuanto era eso. Como Uther comenzó a dar vueltas, la Cabra cortó por lo sano y amputó con su daga el pulgar izquierdo de Oweyn, lo que hizo que de inmediato Uther ofreciera cincuenta dragones de oro, cifra que sorprendió agradablemente a Hoat, ya que estaba muy por encima de lo que cualquier escudero valdría… y muy por encima de lo que simplemente muchos caballeros valdrían.

                La Compañía Audaz y sus prisioneros pusieron rumbo al gran castillo de Harrenhal, el gran castillo en la Tierra de los Ríos, que Lady Whent había ofrecido para que los partidarios de Joffrey y partidarios de Renly pudieran intercambiar prisioneros. El camino fue duro, ya que a Vargo y a sus hombres les gustaba maltratar a sus prisioneros, dejando en algunas ocasiones que creyeran que podían huir sólo para perseguirles y cazarles, y en otros casos, como hicieron con Uther, arrojándole a un foso de combate contra un lobo, al que el heredero de Puertoescarcha pudo matar. Además, descubrieron que una gran manada de lobos acechaba en el Tridente: varios de los exploradores de la Compañía Audaz aparecieron muertos y devorados, y una de las noches, el propio Oweyn pudo ver una gran hembra de huargo que se acercaba al campamento al frente de lo que parecía ser una numerosa manada, pero tras olisquear el aire, la hembra finalmente se marchó, seguida por la manada.  Finalmente, la Compañía Audaz llegó a Harrenhal, encontrándose con la sorpresa de que el propio Rey Renly Baratheon se encontraba allí, junto a Lady Whent y el Lord Consejero Varys. Renly recibió a Hoat y sus prisioneros en una de las grandes salas de Harrenhal, exigiendo saber de inmediato cuál había sido el destino de Loras Tyrell, el Caballero de las Flores y Lord Comandante de la Guardia Arco Iris. Vargo Hoat explicó que Sir Loras había sido hecho prisionero por Gregor Clegane y entregado al Rey Joffrey, de modo que cualquier negociación sobre la libertad del Caballero de las Flores se realizaría directamente entre Roca Casterly y Altojardín. Renly se mostró decepcionado, pero ordenó a Hoat que comunicara su voluntad de tratar directamente la libertad del Caballero de las Flores. Hoat aceptó llevar el mensaje a la Roca, y luego, ordenó a Varys negociar el precio por aquello prisioneros, lo que decepcionó a la Cabra, ya que pensaba tratar individualmente los precios, no como “pack”. Los rehenes de Hoat fueron liberados, y Uther y Oweyn, llevados a habitaciones dentro de la gigantesca mole de Harrenhal, donde pudieron comer, descansar, lavarse y ponerse ropas limpias. Lord Renly invitó a cenar a los liberados, una cena sencilla que se dio en uno de los salones “pequeños” del castillo, y en la que reconoció como norteños a Uther y Oweyn, norteños que además habían servido a su Mano, Lord Eddard Stark.

                Renly les comunicará que un par de semanas atrás se produjo su matrimonio con Lady Sansa, que ya es reina de Poniente, y que Lord Eddard había derrotado a Stannis Baratheon en el Aguasnegras, obligándole a replegarse a Rocadragón, lo que había permitido a Renly ponerse directamente al frente de un ejército para hacer frente a los Lannister. Además, Renly consideraba que Harrenhal era el lugar adecuado para poder dirigir la lucha de Poniente contra los Lannister, contra los salvajes que habían cruzado el Muro y contra los Hombres del Hierro que habían asaltado el Norte. Ya que los personajes desconocían este hecho, Renly les pudo contar lo ocurrido con el ataque de los Greyjoy, que ya habían tomado Ciudadela de Torrhen, luchaban en Bosquespeso, y habían arrasado Torreblanca. Renly le dijo a Oweyn que se decía que la propia Lady Eld había abierto las puertas de la ciudad a los Hombres del Hierro, aunque quizá fuera sólo un rumor. Oweyn afirmó que quizá su madre no estuviera en sus cabales, y aquella opción fuera posible. Finalmente, Renly les invitó a ir al día siguiente con él y sus hombres a revisar algunas fortalezas cercanas a Harrenhal, quería verificar el estado de las defensas de aquella zona de los Ríos, y además, comprobar los daños causados por la manada de lobos.

                Al día siguiente, Oweyn y Uther marcharon junto a Renly y sus hombres, dirigidos por Brienne de Tarth. Además de revisar las fortalezas, Renly parecía enfocar aquel día como una fiesta campestre: comida, sidra, música… Renly escuchó las “aventuras” de Uther y Oweyn, y señaló lo apropiado de que Oweyn se convirtiera ya en caballero. Uther estuvo de acuerdo, pues ya barajaba esa posibilidad desde tiempo atrás, y a Renly le pareció divertido hacer el nombramiento aquel mismo día. Brienne protestó, los nombramientos de caballero requerían una ceremonia, unos testigos, un septon… pero Renly consideraba que todo aquello no era necesario, tiempo atrás, para ser caballero sólo hacía falta que otro caballero te nombrara. Renly envió a Brienne a buscar al resto de los participantes del grupo, mientras hablaba con Oweyn y Uther… y entonces, Oweyn vio como las sombras parecían moverse detrás del Rey Renly. Este se giró al ver la extrañeza en el rostro del escudero, y en ese momento, la sombra, armada con un cuchillo de sombras, cortó el cuello de Renly, para luego desaparecer. Uther intentó salvar la vida del Rey, pero fue imposible. Renly Baratheon murió allí, en las colinas cercanas a Harrenhal. De pronto, escucharon los gritos enloquecidos de Brienne de Tarth, que había visto desde lejos el cadáver de Renly, y les acusaba de haberlo matado. Sabiendo que probablemente todos creyeran que eso era lo que había ocurrido, Oweyn y Uther decidieron huir.

                Las noticias procedentes del Norte sobre el ataque de los Hombres del Hierro alteraron profundamente Varamar, y Robb envió cuervos a Desembarco del Rey para solicitar permiso a su padre para abandonar la tierra de los Ríos (incluyendo las negociaciones con lo Frey, a los que Robb se negó a recibir más), y volver al Norte, para asegurarse de que Foso Cailin no caía en manos de los Hombres del Hierro. Mientras, Robb comenzó a preparar el viaje junto a sus lugartenientes (Ulryk Aesirk, Maege Mormont, Roose Bolton, los Glover y los Manderley, y Erwyn Aesirk, el más cercano a su edad), pero la orden de Lord Stark fue negativa. Robb debía permanecer en Varamar y colaborar con los ejércitos de Renly, que se dirigían hacia Harrenhal, para retomar Aguasdulces y expulsar a los Lannister de los Ríos. Empujado por Erwyn, Robb decidió desobedecer la orden, y de inmediato, se dirigieron hacia el norte, abandonando Varamar. Sin embargo, en el camino, se encontraron con Walder Ríos, que dirigía un pequeño ejército, enviado desde los Gemelos. Ya que Robb había roto su pacto con ellos al abandonar los Ríos, parecían haber decidido ponerse del lado de los Lannister. El ejército de Robb consiguió romper las líneas de los Frey y capturar al propio Walder Ríos, al que se llevarían como rehén.

                El pequeño ejército de Robb se internó en los pantanos del Cuello, donde fueron localizados por los lacustres enviados por Lord Howland Reed para guiarles en aquellos siniestros pantanos, y llevarles a la Atalaya de Aguasgrises. La presencia de los lacustes facilitó el camino de Robb, Erwyn y los demás, que fueron acogidos por el Señor de Aguasgrises en su pequeña fortaleza, que las leyendas decían que se movía entre los pantanos, aunque Erwyn pudo ver que lo que realmente se movían eran los caminos que conducían a ella, por los cambios de las aguas del pantano. Lord Reed recibió al Joven Lobo y sus acompañantes, dispuesto a facilitar su llegada a Foso Cailin, ya que prefería por vecinos a los Norteños que a los Hombres del Hierro, a los que dirige Asha Greyjoy. Además, Howland Reed les dio finalmente los detalles de lo ocurrido en Torreblanca, como Lady Eld había abierto las puertas de Torreblanca a los Hombres del Hierro, que habían demostrado un salvajismo que no habían mostrado en ningún otro sitio. Torreblanca había ardido, todos los hijos y familiares de Lord Eld habían sido ejecutados, y Lady Eld se había ahorcado entre los restos. Howland confesó que su hijo, Jojen, que tenía el don del Verdevidente, había soñado con la caída de Torreblanca y había dicho que “una Sombra navegaba junto a los Hombres del Hierro, un hombre de Negro que sostenía un Corazón  Negro que incitaba a la locura”. Erwyn quiso ver a Jojen, pero Howland le dijo que su hijo, junto a su hija Meera, se habían dirigido algún tiempo atrás a Invernalia para atender al joven señor, Bran Stark, pero que Jojen también había soñado con su llegada, y había dejado algo para él. Howland Reed le dio a Erwyn una pequeña nota, en la que sólo había dos palabras “Oh, Discordia”.

                A la mañana siguiente, el pequeño ejército de Robb inició una carrera contrarreloj hacia Foso Cailin, cabalgando hasta la extenuación, hasta que finalmente, alcanzaron la fortaleza, donde los hombres enviados días antes por Robb habían comenzado a reconstruir las murallas. Los Hombres del Hierro se acercaban a Foso Cailin… y llegó un cuervo blanco, enviado por la Ciudadela. El Verano había acabado, el Otoño llegaba.

                Mientras tanto, en el Nido de Águilas, Fusk Aesirk se encontraba con una extraña e increíble sorpresa. Su esposa, Rayra Bolton, parecía haber escapado de su celda, escalando por las paredes del Nido hasta llegar a la de su esposo. Como arrastrada por una extraña obsesión, Lady Rayra hizo el amor con Fusk allí mismo, y luego, mientras se volvía a vestir, le entregó un puñal de acero valyrio que había escondido entre sus ropas. Después, hizo venir al guardia, al que Fusk mató para luego comenzar a buscar una salida de la fortaleza. En esos momentos, Rhoynar se encontraba con Tyrion Lannister, tratando de averiguar como iba el Gnomo a intentar que se hiciera frente a los Salvajes del Norte. Tyrion haría que “Yohn Bronce” pidiera una tregua en la guerra, y él mismo enviaría carta a su padre para intentar conseguir hombres para reforzar a la Guardia de la Noche. Poniéndolo en duda, y consiguiendo que Tyrion se planteara arrojarlo por la Puerta de la Luna Rhoynar volvió a la habitación en la que Brynden aún agonizaba. Rhoynar trató de identificar de nuevo la enfermedad de Brynden, pero nunca había visto nada así. Tyrion acudió para ver si había avances, y en ese momento, el Pez Negro murió, vomitando sangre negra. Tyrion ordenó a Rhoynar que preparase el cuerpo de Brynden Tully para ser entregado a las Hermanas Silenciosas, y el Maestre comenzó a estudiar el cadáver, en el momento en que oyó ruidos en el pasillo. Salió y se encontró con Fusk y Rayra… aunque había algo raro en ella. Entraron en la habitación, y estaban comenzando a hablar de preparar un plan de fuga cuando el cuerpo de Brynden Tully se alzó, y sus tripas cayeron al suelo por el corte que Rhoynar le había realizado para estudiarle. Rhoynar y Rayra consiguieron escapar por la puerta, pero el espectro atrapó a Fusk, al que mordió, mientras que Fusk trataba de apuñalarle con el acero valyrio. Rayra intentó ayudarle, pero sería Rhoynar, reconociendo la naturaleza espectral del redivivo Brynden, quien tomaría una antorcha del pasillo y se la arrojaría al espectro, incendiando las ropas de cama. Fusk y Rayra arrojaron a Brynden al fuego, viendo como se consumía el espectro. Y en ese momento, ruidos de batalla parecieron llegar desde fuera. Fusk y Rayra siguieron buscando un sitio al que huir, pero Rhoynar buscó a Tyrion, al que encontró preparándose para escapar a través de un pasadizo junto a Bronn, una de las salvajes y el pequeño Robert Arryn. Al parecer, un maestre vestido de negro había revelado las artimañas de Tyrion a las gentes del Valle, y ahora luchaban por tomar el Nido de las Águilas. Rhoynar le contó lo que había ocurrido con el cuerpo de Brynden, y Tyrion admitió que esa mañana habían encontrado a dos enfermos más… pero que no podía hacer nada mientras las gentes del Valle intentaran cortarle el cuello. Tyrion se marchó a través del pasadizo, y Rhoynar, tras encontrar a Fusk y Rayra, les siguió. Pronto, Fusk, Rayra (que no era Rayra, sino Blaise), y Rhoynar, alcanzaron al grupo de Tyrion, llevando a cabo un difícil viaje a través del interior de la montaña que les llevaría prácticamente veinticuatro horas, hasta salir finalmente cerca de la base de la montaña, donde los hombres del Valle habían montado su campamento. Rhoynar vio salir a Gwyddion de una tienda de seda negra. El maestre convenció a los demás para explorar la tienda del maestre negro, y encontró allí, escondida bajo el suelo en un rincón, una caja de madera de arciano, con rostros tallados en cada lado de la caja con savia roja. Rhoynar abrió un poco la caja, viendo una esfera negra en su interior, y escucharon un sonido de campanillas que les hizo llorar, como si un cuchillo les trasladara el cerebro. Blaise se volvió a convertir en Rayra, y Rhoynar decidió cerrar la caja. Rayra les dijo que debían huir de inmediato, algo se acercaba. La seda de la tienda dejó de moverse, la madera del interior se cubrió de una fina capa de escarcha… Bronn rompió uno de los laterales, de la tienda, siguiendo las instrucciones de Rhoynar, y escaparon de la tienda de Gwyddion antes de que este volviera.

                Un grito terrible les siguió, cuando Gwyddion descubrió lo que le habían robado.

                Rhoynar, Fusk, Rayra, Tyrion, Bronn, Robert Arryn y la salvaje Tara se alejaron del Nido de Águilas, y Bronn encontró un refugio rocoso donde pudieron pasar la noche. Lo que había dentro de la caja parecía llamarles, y finalmente, Rhoynar decidió abrir la caja. Dentro había una esfera de cristal macizo de treinta centímetros de diámetro, negra, y con vetas oscuras que parecían bailar en su interior. Las campanillas volvieron a taladrar sus mentes, mientras cada uno de ellos tenía visiones de sus más oscuros deseos, retorcidos y llevados a la oscuridad, en los que eran causas de grandes males. Poco a poco, todos fueron liberándose del trance inducido por el orbe, con abundantes hemorragias nasales, salvo Rayra, que no pudo evitar tocar el cristal, conectado con lo que había en su interior, y comenzando a hablar. “Un rey muere, una sombra se alza, el camino de las buenas intenciones nos lleva al desastre final. Oh, Discordia. La Sombra del Norte despierta, Azor Ahai aún está pedido, ¿quién dará fuego a su espada? Oh, Discordia. Ya viene la Sombra, ya viene la Nada, ya viene la Noche ante la que la Guardia nos guarda, ¡oh, Discordia! Perdido el guerrero, perdida la espada,  perdido el camino, la Sombra se alza, se alza, se alza .Oh, Discordia. Guerra en la mano, pestilencia en el alma, hambruna en sus pasos, el Otro se alza. Oh, Discordia. Oh, Discordia. Oh, Discordia…”. Rayra cayó al suelo, con una gran hemorragia, y sus palabras, parecieron detenerse en el aire, como un oscuro y dañino presagio…

1 comentario:

Thanos_Malkav dijo...

Lo que se avecina promete ser sin duda alguna MUY DIVERTIDO :)