Tras
el largo interludio que supuso La Mejor
Venganza, volví a la trilogía de la Fundación, y ya he terminado su segundo
volumen, Fundación e Imperio. Ya
hablé del primero de los libros de Asimov que formaban parte de esta trilogía, Fundación, y bueno, comenté que quizá
había esperado algo más, pero que sólo era el principio. Con Fundación e Imperio, efectivamente, me
ha llegado ese “algo más”.
Fundación e Imperio nos narra los eventos
ocurridos tras el final de Fundación
y como ha evolucionado la creación del psicohistoriador Hari Seldon, hasta
convertirse en la mayor potencia que existe en la Galaxia. Y son dos realmente
las historias que Asimov incluye en Fundación
e Imperio. La primera, y quizá más flojita, nos habla del último conflicto
entre la Fundación y el antiguo Imperio Galáctico; pero es la segunda parte la
que realmente más he disfrutado de este libro. Y es que en esta segunda parte,
Asimov introduce un nuevo factor en esta historia, y es la aparición de la
criatura conocida como “El Mulo”, un mutante con poderes extraños que parece
capaz de desafiar y vencer los propios preceptos en los que se basa la
existencia de la Fundación y la psicohistoria de Seldon. Aunque en toda la
novela Asimov mantiene su estructura de conversaciones entre dos o tres
personajes, rehuyendo de la narración de grandes escenas dramáticas para
centrarse en la perspectiva de los hechos a través de los ojos y pensamientos
de sus personajes, en El Mulo, sí que
podemos ver cierta épica en los conflictos entre la Fundación, los Mundos
Comerciantes y el Mulo. Además, Asimov decide mantener a los personajes durante
un “periodo largo” de narración, de modo que consigue que sintamos como más “nuestros”
a los protagonistas de esta segunda parte de Fundación e Imperio que sus personajes anteriores, que aparecían y
desaparecían según las necesidades narrativas (y el paso de trescientos años
entre el primer capítulo de Fundación
y la aparición del Mulo).
La
historia de Fundación e Imperio no es
demasiado complicada, pero sí es cierto que el trasfondo que hay detrás de esta
narración esté lleno de interesantes conceptos filosóficos. De hecho, el gran
conflicto que subyace tras Fundación e
Imperio no es otro que el conflicto entre Predestinación (la tesis
psicohistórica de Seldon) y Libre Albedrío (determinado por la aparición del
Mulo, una criatura imposible de predecir mediante la psicohistoria, y por lo
tanto, capaz de cambiar la evolución del propio “destino”). Y todo esto, Asimov
lo logra con gran maestría, utilizando a sus personajes como expositores de
diferentes puntos de vista. Quizá se eche de menos una mayor individualización
de los personajes, y probablemente, al menos yo, más acción “cósmica”, pero sin
duda, Fundación e Imperio es un buen
trabajo, que sin duda hay que contextualizar en la época en que fue escrito. Un
clásico de la Ciencia Ficción.
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