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lunes, 30 de abril de 2012

FUNDACIÓN E IMPERIO


                Tras el largo interludio que supuso La Mejor Venganza, volví a la trilogía de la Fundación, y ya he terminado su segundo volumen, Fundación e Imperio. Ya hablé del primero de los libros de Asimov que formaban parte de esta trilogía, Fundación, y bueno, comenté que quizá había esperado algo más, pero que sólo era el principio. Con Fundación e Imperio, efectivamente, me ha llegado ese “algo más”.


                Fundación e Imperio nos narra los eventos ocurridos tras el final de Fundación y como ha evolucionado la creación del psicohistoriador Hari Seldon, hasta convertirse en la mayor potencia que existe en la Galaxia. Y son dos realmente las historias que Asimov incluye en Fundación e Imperio. La primera, y quizá más flojita, nos habla del último conflicto entre la Fundación y el antiguo Imperio Galáctico; pero es la segunda parte la que realmente más he disfrutado de este libro. Y es que en esta segunda parte, Asimov introduce un nuevo factor en esta historia, y es la aparición de la criatura conocida como “El Mulo”, un mutante con poderes extraños que parece capaz de desafiar y vencer los propios preceptos en los que se basa la existencia de la Fundación y la psicohistoria de Seldon. Aunque en toda la novela Asimov mantiene su estructura de conversaciones entre dos o tres personajes, rehuyendo de la narración de grandes escenas dramáticas para centrarse en la perspectiva de los hechos a través de los ojos y pensamientos de sus personajes, en El Mulo, sí que podemos ver cierta épica en los conflictos entre la Fundación, los Mundos Comerciantes y el Mulo. Además, Asimov decide mantener a los personajes durante un “periodo largo” de narración, de modo que consigue que sintamos como más “nuestros” a los protagonistas de esta segunda parte de Fundación e Imperio que sus personajes anteriores, que aparecían y desaparecían según las necesidades narrativas (y el paso de trescientos años entre el primer capítulo de Fundación y la aparición del Mulo).

                La historia de Fundación e Imperio no es demasiado complicada, pero sí es cierto que el trasfondo que hay detrás de esta narración esté lleno de interesantes conceptos filosóficos. De hecho, el gran conflicto que subyace tras Fundación e Imperio no es otro que el conflicto entre Predestinación (la tesis psicohistórica de Seldon) y Libre Albedrío (determinado por la aparición del Mulo, una criatura imposible de predecir mediante la psicohistoria, y por lo tanto, capaz de cambiar la evolución del propio “destino”). Y todo esto, Asimov lo logra con gran maestría, utilizando a sus personajes como expositores de diferentes puntos de vista. Quizá se eche de menos una mayor individualización de los personajes, y probablemente, al menos yo, más acción “cósmica”, pero sin duda, Fundación e Imperio es un buen trabajo, que sin duda hay que contextualizar en la época en que fue escrito. Un clásico de la Ciencia Ficción.

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