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La Loba Capitolina, símbolo de la fundación de Roma. |
La Loba aceptó la visita de Ashai y Quéreas junto a Pértinax, y se mostró contrariada ante las noticias de la muerte de Astiánax, al que tenía en gran estima, aunque conocía el odio que sentía por él la actual Censor Toreador, Cecilia Albina, la Sire de Tíbulo. Sin embargo, la Loba no compartía con su chiquillo Zóster su interés por los objetos sobrenaturales, así que en poco podía ayudarles acerca del Puño o el Libro, aunque les dio permiso para adentrarse en la guarida de Bruto, arrancándoles el juramento de no hacerle daño. La Nosferatu guió Pértinax, Asha y Quéreas hasta el comienzo de la zona que Bruto consideraba su refugio, alejándose luego de allí. Mientras tanto, en la superficie, Licas tenía una extraña sensación de calor y sequedad en la biblioteca, mientras estudiaban los libros que contenían antiguos precedentes e historias del Senado. Sorprendido, Licas consiguió encontrar rastros de arena y unos hilos de lino sobre los que utilizó Auspex, teniendo una visión sobre lo que parecía ser Egipto y la Diosa de las Mil Caras, Kemintiri. Aunque no encontró nada más, ni con la ayuda de Gálico, posteriormente y mientras volvían a sus refugios, volvieron a notar el aire caliente que, por la historia de la muerte de Astiánax relacionaban con la momia que Kemintiri había enviado a la mansión del Toreador. Gálico encontró un extraño jaspe con un sol negro grabado, sobre el que Licas utilizó Auspex para averiguar más, teniendo extrañas sensaciones, además de nuevas visiones sobre Kemintiri.
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Marco Tulio Cicerón, uno de los oradores que los personajes planean utilizar como referencia. |
Tras seguir a la Loba al interior de Sub-Roma, Pértinax, Ashai y Quéreas se adentraron en el refugio de Bruto. Una pared medio derrumbada atrajo su interés, aunque parecía a punto de derrumbarse del todo. Pértinax consiguió despejar lo suficiente el camino como para que Ashai, utilizando sus poderes serpentinos cruzara al otro lado, encontrándose un panorama dantesco de pequeños esqueletos y un profundo hedor a podredumbre, para encontrarse derecho con que había ido a dar con el estanque de cría de Bruto, donde el Nosferatu alimentaba a sus mascotas, docenas de ratas albinas y ciegas que atacaron de inmediato a Ashai, provocándole el Frenesí. El Setita volvió atrás con tanta prisa que provocó el derrumbamiento de la pared, que hirió a sus dos compañeros y a él le dejó sin sentido, aunque Quéreas y Pértinax pudieron rescatarle sin mayor dificultad, salvo que el Sol salía en el exterior...
Y tras despertar, Licas se dio cuenta de que algo extraño estaba ocurriendo. Sus manos estaban manchadas de pintura, se sentía agotado, y había un extraño mural en la habitación de su refugio en la Suburra: la silueta de la Diosa de los Mil Rostros y las palabras "Os estoy vigilando".
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