Continuamos con los regalos de Reyes para leer, y en este caso, uno que ha venido por duplicado: el libro Objetos Malditos, de Javier Arriés. Este profesor de informática, que se mueve habitualmente en el entorno de Año Cero, Iker Jiménez y los fenómenos paranormales, nos trae en Objetos Malditos un libro que habla precisamente de eso, de objetos o lugares que parecen haber sido maldecidos, que han traído la desgracia, el miedo o incluso la muerte a sus propietarios, a sus portadores o la gente cercana. Y el caso es que el planteamiento mola. A ver, que en este blog no se cree en las meigas (aunque haberlas, haylas), pero que esto tiene un puntito friki la mar de chulo.
Javier Arriés se convierte en nuestro guía (no demasiado animado, por cierto) de un mundo lleno de sombras y oscuridad, donde nos encontramos con muñecos que son el recipiente de criaturas demoníacas, bosques que incitan al suicidio, cuadros que provocan miedo y fenómenos extraños, o joyas que han provocado la caída de Imperios (así, como suena). A través de los diversos capítulos del libro, Javier Arriés recurre a algunos objetos clásicos del género, pero también elementos que normalmente no están "en la primera línea del terror", por así decirlo. Así, junto a la ya archiconocida muñeca Annabelle (daba mucho más miedo en la película), nos encontramos otros muñecos no menos inquietantes, como Robert o Amanda, que también las han liado pardas si debemos hacer caso a lo que se cuenta de ellos. Junto a diamantes malditos tan famosos como el Hope o el Koh-i-Noor (que ahora se encuentra en la corona de la monarquía británica), encontramos un anillo de ópalo que pudo estar involucrado en el sombrío destino que corrieron las esposas y amantes de Alfonso XII aquí en España. Junto a la mansión "mas encantada" de Estados Unidos, tenemos también un inmueble de tortuosa historia situado en la mucho más cercana Valencia; tenemos cajas que esconden demonios judíos, maldiciones de faraones, cuadros cuyas imágenes abandonan los marcos para causar terror...
El tema está curioso (como un programa un poco largo de Cuarto Milenio), y la verdad es que creo que daba algo más de sí, y es donde falla la narrativa (por decirlo de alguna manera) del autor, que resulta en ocasiones un tanto "rara", o al menos esa ha sido mi percepción.
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