Si durante mucho tiempo los
autores de novela de ficción fantástica han sido “esos grandes desconocidos”,
fagocitados sus propios estilos y nombres por las grandes sagas en las que sus
obras se incluían (Dragonlance, Reinos Olvidados…), en estos momentos estamos
viviendo un brote de grandes nombres en los nuevos mundos, que ya no están
asociados a las empresas si no a estos mismos autores, que además, se hacen
cada vez más mediáticos. A los más que famosos Tolkien o LeGuin de antaño, se
unen por méritos propios Martin, Rothfuss, Sanderson… o el autor que nos ocupa
hoy, el británico Joe Abercrombie. Con sus novelas insertadas en la llamada grim fantasy, es decir, fantasía oscura,
dura o adulta, depende de cómo se quiera enfocar, Abercrombie saltó a la fama
con su primera novela, La Voz de las Espadas, que formaba parte de su primera
trilogía, La Primera Ley.
El rápido ascenso a la fama de
Abercrombie ha venido acompañado, precisamente, de una gran influencia en el
mundo de la fantasía actual, y por eso, resultó llamativo que aproximadamente a
principios del año pasado llegara la noticia de que el nuevo proyecto del
escritor iba a ser una trilogía de Young
fantasy. Personalmente, de Abercrombie sólo había leído un libro ubicado en
el mismo mundo de La Primera Ley pero ajeno a la trilogía principal, una novela
llamada La Mejor Venganza, que narra la historia de Monzarro Murcatto, una
mujer dedicada a negocios más que oscuros apodada “La Carnicera”, y donde en
cada capítulo el autor consigue arrancar como poco un escalofrío ante el
carácter de los personajes, que harían temer por la vida de los pobres hobbits
de la Comarca si estos hubieran sido sus compañeros en el camino a Mordor. En
un momento en el que la literatura juvenil está marcada por proyectos como Los
Juegos del Hambre o Divergente, que Abercrombie se dejara caer por estos lares,
era algo que llamaba la atención.
Con el primer libro de la
trilogía leído, Medio Rey, las cosas han quedado mucho más claras, y es que
resulta que Abercrombie es tan grim
en Young como en Adult. Relaja mucho el vocabulario, las escenas de sexo o incluso
las de violencia son más limpias, sí, pero el poso final es igual de agrio que
en La Mejor Venganza, cuyo argumento es incluso semejante. En este caso,
Abercrombie nos cuenta la historia de Yarvi, el hijo pequeño de un rey,
apartado de la corte y los guerreros que la forman debido a una deformidad en
una mano que le impide sostener un hacha correctamente o embrazar un escudo.
Yarvi comienza así a prepararse para ser clérigo, ya que en la política del Mar
Quebrado, todo rey debe estar asesorado por un clérigo que piensa siempre en
“El Bien Mayor y el Mal Menor”. Cuando su padre y su hermano mueren asesinados,
sin embargo, Yarvi se encuentra convertido en rey, pero por poco tiempo: un
complot aparta a Yarvi del trono, y se encuentra convertido en esclavo de remos
en una galera, bajo el mando de la sádica capitana Shadikshirram. Sin embargo,
en el momento en que Yarvi es apartado del trono, pronuncia un juramento: se
vengará de lo que le han traicionado, y así, en pos de ese juramento, se
desarrolla la historia de Medio Rey, donde el escritor nos presenta su nuevo
mundo (El Mar Quebrado) y nos da algunas pinceladas de lo que debió ser su
historia, aunque estoy convencido de que profundizará en ello más en la segunda
y la tercera parte de la saga (ya publicadas, las tres novelas han visto la luz
en menos de un año).
Aunque la historia es muy
sencilla y no demasiado original en su planteamiento (esta trama se lleva
repitiendo como motivo literario desde Edipo), lo verdaderamente interesante es
el trabajo de personajes que hace Abercrombie, con esa capacidad que quita un
poco el aliento de generar personalidades tan reales que resultan inquietantes:
desde el meditabundo Yarvi al enigmático Nada, pasando por la Reina Dorada
Laithlain, el repugnante Trigg, la sombría Madre Scaer, la peligrosa
Shadikshirram o la “delicada” Isrium, cada uno de los personajes encaja en la
historia perfectamente, siendo cada uno de ellos una auténtica demostración de
lo que se puede hacer con palabras.
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