El año 1997 sería el elegido por Loreena McKennitt para presentar el que probablemente sea el más conocido de sus trabajos. Para mí, personalmente, también es uno de sus discos más especiales, ya que con este trabajo fue con el que yo la conocí, gracias a Laura, una compañera de la facultad que me dejó el cassette para que lo oyera, enamorándome inmediatamente de la voz de la cantante canadiense. Fue The Book of Secrets el disco que me llevó a seguir la carrera de Loreena, a bucear en sus discos antiguos, a recopilar aquellos discos de los que ya he hablado y a seguir su trayectoria en los años que vendrían por delante. Book of Secrets es una nueva parada en el viaje que Loreena comenzó en The Visit y continuó en The Mask and the Mirror, un viaje desde el corazón de la música y la cultura celta a otras muchas culturas y conceptos musicales. ¿Os atrevéis a dar el primer paso conmigo?
Prologue.
Pues precisamente esta canción es eso, el prólogo y un preludio de lo que nos viene por delante. Una composición instrumental de Loreena McKennitt, acompañada por su espléndida voz, rica en matices, aunque sin letra. Prologue abre el Libro de los Secretos y lo hace con tonos que al mismo tiempo evocan grandes bosques donde el sol baila en las hojas de los árboles y desiertos de inmensas dunas que bailan con el viento. Prologue va incluso más allá, hay en ella imágenes de playas mediterráneas de tiempos antiguos, ecos de Iglesias y Mezquitas, y más allá, de tiempos en los que dioses más antiguos que el Hijo del Carpintero observaban y recorrían el mundo.
The Mummer´s Dance.
Este tema, incluido en la BSO de la película “Por Siempre Jamás”, y para componerlo, Loreena se inspiró en una canción típica del Oxfordshire. El “momero” es una figura que ya Frazier comentaba en su gran tratado sobre religiones comparadas, La Rama Dorada, hombres que se ataviaban con ramas y que participaban en danzas religiosas, rituales de fecundidad y de fertilidad. Y es precisamente esto lo que Loreena describe en este tema, la llegada de la Primavera y la danza de los Momeros, invocando la fertilidad y la fortuna para las cosechas que vendrían después. The Mummer´s Dance está cargada de sonidos celtas, como primer capítulo del libro, recuerda los primeros trabajos de Loreena, que jamás abandona sus orígenes.
Skellig.
Una de las canciones más evocadoras de Loreena McKennitt. Skellig está ambientada en los viejos monasterios irlandeses que se fundaron en las islas de Skellig, en Irlanda. Skellig narra las palabras de despedida de un anciano monje a su pupilo, John, y es fácil verlos a la luz de las velas en un viejo scriptorium, rodeados de tintas, pergaminos y libros miniados. Imágenes del Libro de Kells vienen a nuestra mente, junto a las de las celdas de los monjes en los rocosos monasterios. Skellig es otra de esas canciones en las que Loreena juega de forma magistral con sus agudos, apoyándose en una música suave que da todo el protagonismo a esa prodigiosa voz de la canadiense, y una de esas canciones que transmiten paz y calma… la paz y la calma de la legendaria vida contemplativa, lejos del mundo.
Marco Polo.
Después de dos canciones de marcado aire celta, Loreena nos sorprende con esta obra instrumental, compuesta por ella con la base de una melodía sufí. Marco Polo es la forma que tiene Loreena de homenajear la figura del famoso explorador que los tiempos de la Edad Media consiguió llegar a la China de Kublai Khan, uno de los más famosos herederos del mismísimo Genghis Khan. Marco Polo es una espléndida mezcla de sonidos orientales que de inmediato traen a nuestra mente imágenes de la Venecia de los dogos, de la ciudad comercial cuyos tentáculos se extendían por buena parte del mundo, y cuya voluntad hacía y deshacía poderes en todo el mundo conocido. Es la imagen musical del viaje a Oriente, de los caminos cercanos a la Ruta de la Seda, sonidos que traen a nuestra mente imágenes de seda y oro, nombres de leyenda, la casi mítica Samarcanda… Oriente nos llama, nos atrae, y lo hace como lo ha hecho siempre: con magia y encantamiento.
The Highwayman.
Y antes de hablar de esta canción, no tengo más remedio que quitarme el sombrero (imaginario, no penséis que ando por casa con bombín… siempre me ha quedado mejor el sombrero de copa…) y detenerme de nuevo a escuchar. Porque con The Highwayman alcanzamos un terreno ignoto, un terreno sorprendente, el de la épica en la música. Sobre un poema del poeta inglés Alfres Noyes, Loreena compone un tema que nos recuerda a The Lady of Shalott por su duración y por su carga poética. En The Highwayman, Loreena pone música y voz al más famoso de los temas de Noyes, un poema en el que narra las desventuras de un salteador durante la Guerra de Independencia de las Colonias Británicas en la Costa Este Norteamericana. La historia, cargada de drama y tensión, nos cuenta como un grupo de Casacas Rojas que buscan al bandolero llegan a la posada en la que se encuentra Bess, la amada del bandolero innominado, planeando utilizarla para detenerle… hasta que ella se quita la vida con uno de los rifles de los Casacas Rojas para que el bandolero escuche el ruido y escape… aunque él vuelve más tarde para vengarse, y es ejecutado por los ingleses. Esta canción tiene momentos realmente impresionantes, como aquel en el que la música casi desaparece para que Loreena simule el acercamiento de los caballos a la posada, la tensión mientras los ingleses esperan y Bess se desespera pensando en como avisarle… Y unos versos míticos. “Búscame a la Luz de la Luna, Mírame a la Luz de la Luna, Yo Vendré a la Luz de la Luna…”
Simplemente, inmensa.
La Serenissima.
Después de la epopeya narrada en The Highwayman, Loreena, con ese perfecto equilibrio que ha sabido mantener en sus discos, nos trae un nuevo tema instrumental, compuesto por ella, magistralmente arrancado con el arpa y seguido por una serie de instrumentos, violín, flauta... Al igual que en Marco Polo, en La Serenissima, Loreena vuelve a Venecia, a la República Serenísima que dominó el Mediterráneo en los siglos XV y XVI, una canción de sonidos suaves, no tan exóticos como los de Marco Polo, pero sí con cierta carga oriental. Un tema para relajarte y disfrutar, para descansar tras la tensión vivida, un tema que trae góndolas decoradas con oro deslizándose sinuosas por los canales de la hermosa Venecia…
Night Ride Across the Caucassus.
Y el viaje que hemos comenzado en Venecia, continúa. Continúa hacia oriente, hacia Turquía, el Imperio Otomano y las inmensas montañas del Cáucaso. Inspirada en la filosofía sufí y fascinada por algunos conceptos alquímicos, Loreena nos narra una cabalgada por las cumbres del Cáucaso, una cabalgada movida por determinadas visiones, un viaje místico en busca de respuestas… respuestas a preguntas que aún tenemos que encontrar. El enigma de la alquimia, la pregunta que el caballero perfecto debe hacer al Rey Pescador para descubrir el misterio del Grial… son conceptos que se encuentran en esta canción, en las imágenes de un cielo cuajado de estrellas, un cielo que sugiere preguntas sobre lo divino y lo humano.
Dante´s Prayer.
Recorriendo Rusia en el legendario Transiberiano, Loreena McKennitt leyó La Divina Comedia, y se inspiró para componer la música y la letra de esta canción, de este último capítulo de nuestro Libro de los Secretos. Una letra de despedida, una oración. Volvemos a la Loreena McKennitt tocada por el misticismo que ya se presentó ante nosotros en The Mask and the Mirror. Dante´s Prayer es un canto a la esperanza, una canción íntima, sosegada, con cierto toque de religiosidad. Y con uno de esos versos que toca el corazón, que hace que te enamores de una canción, de una voz, de una situación, de una persona, un verso que expresa un deseo con el que todos nos identificamos, creamos o no, ya que puede dirigirse a un dios, a un amigo, al amor de una vida… Cuando la noche oscura parezca interminable, por favor, recuerdame…
Por favor, recuerdame…
1 comentario:
Agradecer sobre manera la descripcion que realizas de cada tema de este magnifico trabajo de Loreena. Gracias por dar sentido a la musica, la pena de no saber ingles y que tu me ayudas a descubrir lo que cada cancion encierra.
Sebastian Castellar.
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