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martes, 10 de abril de 2012

WONDER WOMAN: ODISEA


                Y seguimos viendo como en DC van cerrando tramas y colecciones de cara a la limpieza y reforma general que llegará después de Flashpoint (y ya queda realmente poco, que el último número de esta serie llegará ahora en Abril), y ha llegado de el momento de comentar otra de esas series que ha estado dando bandazos hacia un lado y hacia otro desde Crisis Infinita hasta el mismo día de su cierre. Hoy, toca hablar de la más representativa heroína de DC, Diana de Themyscira, a la que todos conocemos mejor como Wonder Woman.


                Desde que Greg Rucka convirtiera a Wonder Woman en una asesina (así de crudo) en la que probablemente sea la escena más controvertida de todo lo relacionado con Crisis Infinita, y tras Un Año Después, parecía que nadie sabía muy bien qué hacer con la Amazona. Fue Allan Heinberg el encargado de hacerse con la serie de Wonder Woman, y el inconstante autor, más enredado con sus proyectos televisivos que con los escritos, quien se llevó el gato al agua, aunque lo hizo tirando balones fuera y convirtiendo a Donna Troy en Wonder Woman, de modo que no tenía que enfocar las consecuencias de las acciones de Diana. Su inconstancia haría que el paso de Heinberg fuera efímero, siendo sustituido por Gail Simone, que volvió a convertir a Diana en la protagonista de Wonder Woman, en una etapa bastante interesante pero que fue poco valorada por el público en general, y eso que los argumentos estaban bastante currados, y contó con un buen apartado gráfico. Además, los secundarios molaban. Pero como he dicho, las ventas no acompañaron, y entonces, llegó Straczynski y anunció que iba a relanzar el propio concepto de Wonder Woman.

                La verdad es que la presencia de Straczynski en DC no deja de ser curiosa. Los comentarios del propio autor y todas las noticias que circularon cuando abandonó la Casa de las Ideas, indicaban que se iba porque Quesada se inmiscuía demasiado en sus argumentos, siendo Asedio el último martillazo que recibía el ataúd del vínculo entre Marvel y el guionista. DC … bueno, no se ha caracterizado exactamente por permitir a sus autores una gran libertad, y de hecho, ya he comentado por aquí alguna vez que tengo la impresión de que muchas etapas o colecciones no han podido terminar de despegar al verse atrapadas en un crossover tras otro. Pero en fin, Strac aterrizaba en la Distinguida Competencia y lo hacía en dos series emblemáticas: Superman y Wonder Woman. Y en este segundo título… pues pasó lo que tenía que pasar. Strac, que últimamente va dejando las cosas a medias, dejó su etapa a medias, recalando la responsabilidad de concluirla en Phil Hester… y la verdad es que aun basándose en los argumentos de J.M, Hester ha tenido todo un papelón.


                Probablemente ignorante del gigantesco reboot que se acercaba por el horizonte, Straczynski planteó su propio relanzamiento desde cero de Wonder Woman, aprovechando para ello lo ocurrido durante El Día Más Brillante, en el que Maxwell Lord borra existencia de la memoria del mundo. Algo parecido parece haber ocurrido con Diana al principio de la etapa de Straczynski. Bueno, con Diana y con todo lo que la rodea. Nadie recuerda a Wonder Woman, y tanto ella como su entorno se han vuelto bruscamente más urbanos, más contemporáneos. El toque clásico de las Amazonas está ahí, pero diluido. Hay recuerdos de Themyscira, historias de su caída y de como las Amazonas se escondieron entre los humanos, y además, pronto queda claro que esto no es ninguna realidad paralela, sino nuestro mundo DC, aquel en el que Superman está con los pies en el suelo y Batman preparando su Batman Inc. Y lo cierto es que a mi, personalmente, consiguió despertarme el gusanillo de la curiosidad. ¿Qué demonios había pasado? Han sido dos tomos en España los dedicados a contarlo, uno de Planeta y otro de ECC, reuniendo los números 600 a 614, y al final… Pues al final puedo decir que la historia ha estado bastante bien. Strac se arriesgó bastante al cambiar todo lo relacionado con Wonder Woman radicalmente, y lo que creó alrededor de Diana fue un mundo muy llamativo al que los lápices de Don Kramer han sabido dar los trazos adecuados de realismo y épica. A lo largo del a historia, descubrimos que hay recuerdos de la antigua existencia de Diana repartidos por el mundo, y que una antigua triple deidad celta venida a menos, la Morrigan, parece ser el enemigo al que Diana se enfrenta (y lo veo bien, la verdad, que estaba esperando la aparición de Circe en cualquier momento y me estaba llevando ya las manos a la cabeza). Como he dicho antes, es Phil Hester quien ha tenido que poner fin a esta Odisea, y lo hace de un modo bastante apañado, recurriendo además a algo que en DC parecen estar decididos a potenciar: la imagen icónica de la trinidad, Superman, Batman y Superman.


                Pero en fin, todo esto ha quedado reducido a una historia más, barrida por el tsunami que vendrá, el reboot en el que Wonder Woman pasará a estar en manos del controvertido Brian Azzarello y el dibujante Cliff Chiang, que nos ofrecerán una Diana completamente nueva, diferente de la de Rucka, Heinberg, Simone, Strac o Hester… O eso dicen. Habrá que ver qué nos traen.

3 comentarios:

Tomás Sendarrubias dijo...

Probando, probandooooo

David G. dijo...

Pues me congratula decirte que estoy leyendo a ritmo USA la serie y que la Wonder Woman del reboot me parece excelente, la mejor de la última década publicada por DC :)

Por cierto, a ver cuando Cano y tú retomais la serie para DCtopia, jejejejeje

Tomás Sendarrubias dijo...

Joder, me alegro mucho de que Diana haya salido ganando con el reboot, que ya era hora de que se hiciera algo decente con ella... al margen de nuestra cole de Wonder Woman, claro... :)